Letras en suspensión
Dice el maestro:
Escribe. Aunque sea una carta, un diario, o cuatro notas mientras hablas por teléfono -pero escribe.
Escribir nos acerca a Dios y al prójimo.
Si quieres comprender más bien tu papel en el mundo, escribe. Intenta poner tu alma por escrito, aunque no lo lea nadie, o aún peor, que alguien llegue a leer aquello que tú no querías que leyeran. El simple hecho de escribir nos ayuda a organizar el pensamiento y ver con claridad lo que nos rodea.
Un papel y un bolígrafo obran milagros -curan dolores, consolidan sueños, se llevan y te devuelven la esperanza perdida. La palabra tiene poder.
(Extracto de Maktub, Paulo Coelho)
Las palabras vuelan, lo escrito queda
La locución latina que da título a esta entrada nos empuja a dejar constancia de nuestros pensamientos, sentimientos y emociones por escrito, pues sólo las palabras escritas perduran. Como diría aquel otro: las palabras lanzadas al aire pueden ser llevadas por el viento a algún lugar de difícil regreso.
La lectura del posterior extracto de Maktub, me dejó maravillado. Contiene la pura esencia del blog que ahora mismo leéis. Otra vez, Paulo Coelho acierta con su dardo en el mismo centro de mi alma.
También es cierto que las ideas y las palabras más decididas tienen como objetivo último la acción. Por tanto, si permanecen en algún soporte que nos permita su posterior referencia, el compromiso con la acción será mucho más robusto. El propósito final de toda palabra debería ser cambiar el mundo, manifestar todo su poder.
La idea que no trata de convertirse en palabra es una mala idea, y la palabra que no trata de convertirse en acción es una mala palabra. (Gilbert Keith Chesterton)
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