Un artículo reciente en Science comenta cómo el equipo asesor de Trump está dominado por partidarios de la defensa de la vida, y aporta un comentario sobre la necesidad de que fuera un grupo más abierto a otras opciones.
Es una buena muestra de cómo la bioética estadounidense prefiere el consenso a la verdad. Ante este dilema: verdad o consenso, muchos -entre los que me incluyo- optamos por la verdad.
