Revista Diario

Verdadero arte, verdaderos artistas

Por Covadongamora

Verdadero arte, verdaderos artistasDurante estos días de vacaciones, aprovechamos una de las tardes para acercarnos al mar, dar un paseo por la playa y jugar en la arena.
Además de la tarde tan especial que disfrutamos en ese entorno, cerca había un mercado medieval con puestos de venta y diversas actividades. Una de ellas, la pintura de cara, nos llamó la atención enseguida a todos, pues los modelos entre los que se podía elegir, eran realmente bonitos y diferentes a otros maquillajes que habíamos visto en ferias similares (sin desmerecerlos, por supuesto, pero no eran el típico gato, león, mariposa...).


Verdadero arte, verdaderos artistasAsí que allá fuimos. Alejandro lo tuvo claro desde el principio: quería que le hicieran el nº 18, el del dragón verde que le cubriría casi toda la cara. Se subió a la silla y con el resto de la familia a un lado, la mujer empezó a "trabajar". Yo miraba la foto que le servía de guía, miraba los pinceles y los colores, y no imaginaba cómo podría hacerlo (¡poca gracia e imaginación que tiene una!). Y así, como el verdadero arte, como los verdaderos artistas, en pocos minutos y con los recursos estrictamente necesarios, mi niño lucía un dragón precioso que no paraba de mirar en el espejo que le prestaron.
Puede que sea el desconocimiento por mi parte, mi poca destreza con las artes plásticas o simplemente que es realmente así, pero a mí me maravilló y me hizo pensar en la cantidad de artistas con los que nos cruzamos en el día a día, que nunca aparecerán en medios de comunicación ni en galerías famosas, pero que con sus habilidades ofrecen belleza a las personas que las contemplan.
Verdadero arte, verdaderos artistasEn cuanto Alejandro se había transformado en un dragón (que enseñaba los dientes como un león), Íver dijo que también quería y además, el mismo que su hermano. Hubo cambio de planes sobre la marcha pues no cerraba los ojitos para que le pintaran allí y decidimos que lo importante era que sintiera que lo habían pintado y no tanto los pequeños detalles. Al final salió la mar de estupendo (para mí, ¡qué va a decir su madre!) con las alas del dragón en los laterales de la cara y una araña que ha sido su orgullo.
Agua y jabón han sido suficientes para borrar tan preciadas obras, pero con el recuerdo de que "el arte es la expresión del alma que desea ser escuchada".
Al irnos, vi alrededor de la carpa correteando a los tres niños de las fotografías que servían como modelo a la mujer que los realizaba y como ésta nos pedía un minuto de espera para atender a sus hijos. Mientras, pensaba (como me sucedió hace un mes con un músico): ¿cómo será su vida?, ¿cómo será su día a día?, ¿cuáles serán sus prioridades?, ¿qué será lo que le/les haga más feliz?... Tantas personas, tantas formas de vida, tantas historias...  

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