Cuando se tiene una visión integral de las cosas, cuando se mira al mundo con la necesaria, suficiente perspectiva, uno descubre, por ejemplo, que Aristóteles y Marx, cuando miraban la realidad política, veían lo mismo sólo que el lenguaje lo manejaban de distinta manera.
Me fastidia extrarodinariamente tener que admitir que no hay verdades absolutas que ni siquiera es absoluta ésta verdad que afirma que ni siquiera ella es absoluta.
Porque, entonces, ¿a qué coño de juego estamos jugando?
Porque el jodido estagirita nos dejó escrito aquello tan bonito de la evolución cuasi fatal de las formas de gobierno y luego vino el más jodido aún tipo de las barbas arborescentes y nos dijo que sí, que todo aquello estaba muy bien pero de lo que realmente se trataba es de que todo lleva en sí mismo el germen de su propia evolución porque todo no es sino lo que era sólo un poco antes porque había evolucionado, acababa de evolucionar por aquello del canallesco materialismo histórico.
Y para eso se había pasado toda su puñetera vida en las jodidas bibliotecas no sólo estudiando a fondo a Hegel sino también la historia de las concreciones económicas.
De modo que no hay más huevos que partir de lo que ahora mismo tenemos porque no hay tiempo para más si no queremos pasarnos toda la puta vida probando.
Y todo esto por lo que acaban de hacer y de decir Willy Toledo y Joaquín Sabina que a mi, por lo menos, no me cabe la menor duda de que ambos son dos tíos de izquierdas.
Ambos han dicho que no ven muy claro de qué coño va Podemos.
Y la cuestión está tan clara que da vergüenza incluso ponerse a discutir sobre ello.
Podemos va de lo que puede lo que además de una jodida tautología es también una verdad como la copa de un pino.
Si Aristóteles anduviera ahora por aquí, qué más quisiéramos, nos diría que esta jodida demagogia con la que ahora andamos es una de las formas más asquerosas de gobierno posibles.
Porque ni siquiera es ya el reinado de lo posible sino el dominio de la sinvergonzonería.
Toda esta gentuza de los populares, hay que ver el valor que tenía el cabeza cuadrada para llamar a su canallesco invento “popular”, ha visto con la mayor claridad que el cinismo no es que sea el valor de cambio de los peores sino una cualidad imprescindible no sólo en los ladrones sino también en los asesinos.
Si tú tienes el valor suficiente, el descaro, el cinismo suficiente para decir sin que se te caiga la cara de vergüenza al suelo y rebote que lo que tú buscas cuando te estás enriqueciendo vertiginosamente a expensas de la miseria y el hambre de todos los demás que este asqueroso crimen lo cometes precisamente por el bien del pueblo ya puedes llamarte popular de aquí a la eternidad, a esa eternidad a la que espiran toda esa gentuza bien vestida que llena los templos.
Precisamente por eso es por lo que no pueden venir ahora Willy y Sabina a decirnos como unos ortegas cualquiera" no, no es eso", porque lo que desde luego no es es lo que hacen ellos.
Y es que claro, ellos son artistas, o sea, por definición gente ajena al campo de la realidad, si vivieran dentro de ella, sabrían que no es dividiendo a la gente sino uniéndola como se puede vencer a estos 11 millones de canallas que han secuestrado al país tan obscenamente que nos roban cada día más y dicen que ya se está viendo la luz al final del túnel.
O sea que no podemos consentir que al cinismo de éstos se una la soberbia de aquéllos, porque no es diciendo "qué listos y qué guapos somos nosotros que nos hemos dado cuenta de que sólo somo nosotros los que estamos en posesión de toda la verdad, de la única verdad", porque las batallas no se ganan nunca si no se plantean y que plantar batalla es algo más que subirse a un escenario y cantar un poco, sino hacer grupo, unir voluntades prescindiendo de lo que nos separa y buscando sobre todo lo que nos une.