Revista Opinión

Verdades absolutas (II)

Publicado el 03 septiembre 2014 por Romanas
Verdades absolutas (II) Los artistas son otra gente, quiero decir que no piensan como nosotros, en realidad ni siquiera piensan, sólo sienten.
A no ser que, realmente, no sean artistas.
No debería de extrañarnos, pues, que una serie de artistas que sí que lo son de verdad, hayan hecho ahora con motivo de Podemos rancho  aparte y se hayan dedicado a criticar al jodido Pablo Iglesias et alteri.
Porque ellos, realmente, después de tantos años de llorar encima de los escenarios, ahora, no entienden nada, coño, pues no dice el jodido Pablo éste que va a aceptar en parte las reglas del juego y va a participar en la pantomima por muchas trampas que le estén preparando estos hijosdeputas de siempre.
Pablo Iglesias no es tonto, además creo que se ha pasado toda su puñetera vida estudiando y aunque no sea un genio que parece evidente que no lo es algunas cosas no ha tenido más remedio que aprenderlas por ejemplo, ésa de que el jodido, el muy jodido, el supercanallesco Tío Sam no les va a permitir que monten un chiringuito decididamente comunista aquí, en la misma puerta del Mediterráneo.
Ésta, por lo menos, sí que parece una de esas verdades absolutas de las que hablábamos ayer.
Pero, para que ellos mismos no incurran en lo que filosóficamente se ha llamado siempre contradictio in terminis, en ese eterno simulacro que son siempre lo que llamamos elecciones libres, que no son claro está elecciones puesto que no se elige a nadie nunca que no haya sido designado antes por el gran dedo ni mucho menos libres porque está todo tan decidido que los votantes se aburren porque saben ya previamente quiénes son los que van a ganar.
Pero para que todo no parezca ya tan amañado los tíos jodidos van e incluyen un poco de posibilidades de sorpresa.
Es por eso que Pablo Iglesias, o sea, Podemos puede incluso ganar.
Como hace tanto tiempo ya que ganaron aquellos primeros comunistas, la Comuna francesa, a los que les sonó la flauta más por sorpresa que por cualquier otra causa.
Es casi lo mismo que puede ocurrir ahora a pesar de que los directores de escena llevan ya no sé cuánto tiempo estudiando la cosa para que la historia, la puñetera, la jodida, la puta historia no vuelva a repetirse nunca más.
Pero la vida, coño, la perra vida, no puede, por mucho que se intente, petrificarse o sea que siempre cabe un margen, por muy pequeño que sea, de improvisación.
De modo que este puñetero tío que a mí, a veces, me recuerda a aquel otro genial aventurero cristiano, puede dar el gran golpe filtrándose  por entre los dedos de los que se creen que todo lo controlan.
Porque el muy jodido no es que tenga el puñetero el suficiente glamour, es que le sobra y en unas elecciones para que no se les vyan realmente d elas manos y se conviertan aún más en una asquerosa pantomima tiene que haber un margen por muy pequeño que sea de improvisación.
O sea que cualesquiera elecciones puede ganarlas un Chávez cualquiera y de esto los jodidos de Podemos creo que saben algo, por su propia experiencia.
De modo que todos esos desgraciados seres humanos que todos los días, sin excepción, mueren o se suicidan a lo mejor no lo hacen tan inútilmente como se espera y la canallesca hija de puta y de Fabra a lo peor tiene de alguna manera que comerse su propio vómito, aquél en el que deseaba que los ofendidos y humillados del gran Dostoiewski, se jodieran, coño, se jodieran de una puñetera vez.
Y es que esto de joderse, como esa gran prostituta que es la Historia nos enseña, va por tiempos y por barrios y, si no, que se lo pregunten a la Zarina o a Maria Antonieta.

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