Revista Opinión

Verdades absolutas (IV)

Publicado el 05 septiembre 2014 por Romanas
Verdades absolutas (IV) El sadismo como justificación de la vida. En qué consiste el placer que proporciona el poder. ¿Cómo y por qué se disfruta del poder? Hoy es, sin duda, el día más triste de mi vida, tanto que podría muy bien justificar mi suicidio. Porque he descubierto, creo, qué es esto que hemos dado en llamar “vida”. Tengo una fuerte anemia, además de mi bradicardia de siempre, estoy recientemente operado de un cáncer grado 4 y me siento fatal constantemente, desfallecido, no tengo fuerzas para nada y me he desmayado ya 6 veces. Entonces, tengo que echarme en la cama continuamente y quedarme allí, quieto, hasta que me repongo un poco, lo suficiente para seguir viviendo de alguna manera. Y aprovecho estos momentos para hablar con mi hija Aurora que sufre desde hace mucho una depresión maior crónica. Decía la pobre de mi madre, que Dios la tenga en su gloria, que yo era muy docilico, seguramente quería decir que soy irremediablemente una buena persona. El caso es que pienso muy bien de los demás y los alabo continuamente, lo que disgusta sobremanera a mi hija Aurora, Llolly,  familiarmente. De modo que cuando yo comencé a decir que mi hermano Jesús es el mejor de todos nosotros, ella protestó airadamente diciendo “¿pero cómo puedes decir eso si la última vez que hablé con él me dijo que tú eras un canalla, que habías intentado robarle a tu otro hermano, Rafael, que murió en una asilo el pasado 10 de diciembre, lo último que al pobre le quedaba, su piso?”. ¿Por qué mi hermano Jesús, que siguió paso a paso todo el proceso por el que yo evité que le subastara el piso la caja de ahorros por su hipoteca, que me vio llorar de rabia porque me veía obligado a invertir todos los ahorros de mi vida, quedandome indefenso prácticamente, que contempló la bronca que le eché a mi hermana porque me obligó a ello contándome lo que pasaba a Rafael, era capaz de olvidar todo esto que vivió tan en 1ª persona como yo y se cebaba a mis espaldas conmigo criticándome lo más duramente que podía sólo porque me había visto obligado a invertir mis ahorros en impedir que mi otro hermano perdiera todo lo que había en su piso? Se puede ser una buena persona como yo lo soy, en realidad un perfecto imbécil, un ingenuo, que no sólo no se esconde cuando lo buscan para que le resuelva un problema terrible a un hermano, cuando el otro hermano está en mejor situación que yo y hace como que no se entera de nada y, luego, cuando ve que el hipotecado muere y el piso acaba siendo mío contra mi voluntad, se dedica a ir por todo el pueblo diciendo que qué canalla que soy, que engañé a mi hermano pagándole a su banco el importe íntegro de la hipoteca que no es sino el importe total del piso. O sea que el de Aquino tenía, tiene razón, que el asqueroso ser humano no es más que un canallesco animal que él, que no en balde es llamado el Doctor Seráfico, llama benévolamente “desfalleciente”, pero que el otro genio filosófico no tan seráfico, Hobbes, en lugar de desfalleciente lo denomina mucho más justamente “lobo para el otro hombre” y que ese tío tan cojonudo que, cuando le dieron el jodido premio Nobel, tuvo los santos cojones de rechazarlo, Jean Paul Sartre, padre de toda la filosofía moderna, dijo ni más ni menos que todos nosotros, los canallescos hombres no somo sino el mismo y puñetero, puto infierno, para los demás, en esa maravilla que es “Huis Closs”, La alcantarilla. Entonces, ¿qué coño es lo que pasa aquí? Que el jodido Sartre tiene toda la razón del mundo, que le sobra, que nosotros, todos, no somos sino los demonios entripaos que le hacemos la vida imposible a todos los demás, que mi hermano Jesús, al que he dedicado toda mi vida a ensalzarlo continuamente, diciendo de él que no sólo es el más inteligente del mundo, sino la mejor persona que he conocido, mientras que él se dedica a sacarme la piel diciendo a los 4 vientos que yo le he robado su piso a mi otro hermano, algo que él, qué jodido también pudo hacer pero no hizo, porque el negocio fue, es y ha sido absolutamente calamitoso ya que he perdido no sólo mi buena fama como persona sino el dinero, o sea que sigo con mi cantinela de siempre, no somos más que una puñetera mierda seca pinchada en un palo, el jodido y puñetero fango o barro aunque nos llamemos miguel, y que el odio y la envidia a los demás es lo único que, a nuestro juicio, justifica nuestras canallescas vidas por eso vamos como locos detrás del poder que no es sino la única manera de joder pero bien a los demás a los que odiamos y envidiamos a muerte. Porque ¿en qué consiste el placer que proporciona el poder? En destrozar con nuestras propias manos a los otros, coño. Es el puto sadismo lo que justifica nuestras vidas, porque el hombre carece de la capacidad positiva de gozar de nada pero sí que disfruta y cómo, negativamente de todo el dolor que inflige. Qué otra explicación tiene si no, el formidable placer que Blatter obtiene del calvario a que ha sometido a Luis Suárez y el todavía más orgiástico que el presidente del Real Madrid ha obtenido arruinando y matando consecuentemente del disgusto a ese hombre que decía adorar, Di Stefano, según testifica la enamorada de éste.

Volver a la Portada de Logo Paperblog