¿Merece una oportunidad el nuevo late-show de Cuatro?
No lo tiene tan dificil como parece Santi Millán para hacerse un hueco en las noches de la parrilla televisiva. Todos señalan a Buenafuente como su principal rival dadas las características de ambos programas, pero no hay que olvidar que el show de Andreu rara vez supera el 10% de cuota de pantalla, mientras que por ejemplo Mira quien mira de Telecinco en la misma franja horaria es capaz de anotar un 19%. En Cuatro tienen mucho share por arañar y en su corta historia han sido los únicos capaces de mantener un late-show rivalizando con el lider (hablamos de Noche Hache). Con esos antecentes, el carisma de Millán y Pilar Rubio como primera invitada las expectativas eran altas. ¿Ha estado el estreno a la altura? Por desgracia no.
El aspecto del programa.
No se si será por la emoción del bautizo o por la línea joven y dinámica que está tomando Cuatro con sus últimos estrenos (me refiero al concurso Justo a tiempo con Iñaki López), pero a este debut de UAU! le ha sobrado energía, un torrente surgido de ese generador todoterreno que es Santi Millán al que se le suma el componente epiléptico de un plató con demasiadas luces y colores.
Y es que al decorado le falta una identidad propia (aunque sea importada de USA como en el caso de BNF) que invite al espectador a prolongar su salón en la televisión a esas horas en las que todos estamos medio dormidos. Esa imitación de un teatro-casino de Las Vegas es bastante chirriante y encima se queda desaprovechada por una realización a la que le falta una grandilocuencia acorde a las pretensiones. Todo ello sumados a los contados problemas de sonido que ha tenido la emisión no hacen de UAU! un programa agradable de ver.
Santi Millán.
Tras alcanzar la fama a nivel nacional como actor de televisión en series como 7 vidas o la injustamente tratada LEX, Millán retoma la faceta de presentador que le ha dado más alegrías en la televisión catalana que en la general. El showman que interpreta se podría definir como un fiestero salido y verborréico, una actitud que podría funcionar en un colaborador pero que no impone como cabeza visible de todo el cotarro.
Y no es por qué a sus 41 años ya huela un poco esa actitud de rompecorazones en celo -que un poco si que huele-, sino por que se ha notado que tanto positivismo y cachondeo estaba muy forzado. Siendo el primer programa es lógico que el presentador quiera definir perfectamente el tono, pero es que durante los 5 primeros minutos parecia que Millán se había esnifado todo el alijo del Jonan de Baraka. También se le ha notado preocupado por la efectividad de los chistes repitiéndolos al ver que ni siquiera causaban efecto en el público. Y eso que al comienzo les ha regalado un viaje en crucero a cada uno en un baño de masas que hubiera quedado mucho mas honesto al final de la emisión.
Como entrevistador tampoco se ha lucido excesivamente, aunque teniendo como invitada a la siempre correctísima Pilar Rubio todo se ha basado en el tira y afloja entre ambos mientras Millán le realizaba las preguntas de rigor y ella no se salía un ápice de guión. Los chistes sexuales estaban cantados y como era de esperar la mitad sobraban. Por no hablar ya del gag "mira quién baila en una barra" donde una striper que parecía una atleta olímpica se ha puesto a calentar al personal con una serpiente.
Con un acertado y sobrio traje negro (que no ha dudado en quitarse), Millán apunta maneras pero no aprueba como conductor dejándonos a la espera de que se acomode a un formato que exige el 100x100 del protagonista (tampoco hace falta llegar a los momentos surrealistas de Berto y Andreu los jueves a última hora). También ayudaría que desviara un poco su canalla tipo Stifler a algo más parecido a George Clooney.
Secciones y colaboradores.
Tras el decorado posiblemente sea el aspecto más flojo de todo el programa. Los principales son 4 que salen en grupo y se hacen llamar Los especialistas secundarios. Deben de ser conocidos pero yo me acabo de enterar de su existencia y vienen a representar el lado más modernoso y juvenil del programa comentando los videos mil veces vistos en Internet entre golpes de humor propios de bufones. Eso sí, junto a Santi Millán la química era evidente y han logrado que el catalán realmente se luzca.
David Broncano viene a ser una versión con más ingenio del soso por excelencia Alberto de SLQH, y también se dedica a comentar videos chorras en la mejor colaboración del programa. Sería injusto enfocar la crítica en que el chaval está verde porque por algún lado hay que empezar y al final lo que importa es si el público se rie. Y yo con él me he reido.
En el caso de Susana Bergés o le ha tocado la parte mala del guión o simplemente no tiene demasiada gracia. Su sección sacando las entrevistas más ridículas del invitado se ha quedado en una buena idea mal explotada. Pero de nuevo la química con Millán hace que el conjunto gane enteros demostrando que es mejor tener al presentador un poco atado.
Como espectáculo nos han ofrecido la labor de un mentalista que parecía más bien el narrador de la casa de los horrores de la feria del barrio. El truco no ha estado mal pero las formas de manipularlo eran tantas y tan obvias que no ha llegado al nivel de asombro del genial Maglari.
Veredito final.
Como un tiburón UAU! sigue la premisa de que sin movimiento no hay vida, pero en su empeño de no aburrir y animar al personal acaba siendo excesivo y cargante. Tampoco presenta ninguna novedad en su planteamiento y viene a parecer la versión japonesa de BNF, con mucha menos gracia y una personalidad menos atractiva. Esperemos que en Cuatro se atrevan a pulir todos los defectos y que en el programa de esta noche demuestren que el trabajo realizado merece mantenerse más de dos semanas en antena.