La apertura de la legislatura en el Congreso y el Senado el martes 21 fue un desastre de estupidez y franquismo de tal magnitud que a los españoles nos tendría que dar un ataque de inmensa vergüenza por ser ciudadanos de un país donde suceden montones de actos y situaciones vomitivas en un solo acto importante.
Solo mencionaré tres de las barbaridades vergonzosas que se dieron en Congreso y Senado, que en mi opinión son las que colman el vaso y las que más contribuyen a que desde el martes 21 se debería contestar con inmensas y sonoras carcajadas a la afirmación que España es una democracia.
En primer lugar, los presos políticos electos fueron acompañados por policías de paisano hasta la misma puerta del hemiciclo, ya dentro del Congreso, y si salían del hemiciclo los acompañaban incluso para ir al lavabo. En los países donde la democracia no es solo una gran mentira existe el buen habito de que ningún policía o miembro de cuerpo armado en servicio puede entrar en el edificio del parlamento, pero claro, esto ocurre en países democráticos no en países-estafa como España.
Por Facebook corre un video en que una diputada kurda del parlamento turco toma la palabra mientras muchos otros diputados hacen ruido para que no se le oiga. Exactamente igual que ocurrió el martes en el Congreso, pero si se compara la no democracia española con la no democracia turca se ofenden.
En el Senado cuando Raúl Romeva efectuaba el juramento en catalán, el senador Rafael Hernando del PP le insulto antes, durante, y después. El señor Hernando es presidente del Comité de Derechos y Garantías del Partido Popular, lo que da una idea del valor que el PP le da a derechos y garantías.
En varias ocasiones he mencionado la contradicción entre el Parlamento de Westminster donde los MP se atacan entre ellos con suma dureza, pero mantienen la cortesía una vez fuera del hemiciclo y el Congreso en Madrid donde a diputados como Rufián se les critica que cumplan con su obligación porque incomprensiblemente en el hemiciclo deben mantenerse las formas, pero una vez fuera se pueden insultar y llamar de todo. El martes 21 se rompió este esquema, se perdieron las formas por la histeria con que la extrema derecha acogió a los presos políticos electos. Debo aclarar que a pesar de la dureza con que se debate en el Parlamento británico nunca aparecen los insultos y las actitudes soeces como las que lucieron Rivera, Abascal, Casado y el resto de impresentables miembros de la siniestra extrema derecha española.
España es un país peculiar y diferente, y una de las muchas evidencias de esta peculiaridad es que no hay una derecha radical sino tres, PP, Ciudadanos y Vox, que además compiten entre ellos para demostrar que son los más fascistas, mientras que la derecha moderada está representada nada menos que por el partido socialista.
¿Como puede alguien ofenderse porque se niegue que España sea una democracia cuando las evidencias de que no lo es son multitud?, cuando se está desarrollando un juicio a los presos políticos en el que diariamente queda sobradamente demostrado que el único objetivo es mandar a los presos a la cárcel un montón de años aunque para ello deban saltarse todas la leyes procesales y se acepten perjurios y pruebas claramente falsas, cuando los presos políticos llevan más de año y medio en la cárcel sin juicio y sin que a pesar de inventos y falsedades se haya podido probar ni tan solo mínimamente uno solo de los delitos que se les imputan, cuando al acceder los presos políticos electos a Congreso toda la derecha agarra un ataque de histeria y Rivera demuestra que la democracia solo le interesa como arma arrojadiza en sus vomitivos discursos, cuando la Junta Electoral Central prohíbe lazos amarillos y las expresiones “presos políticos” y “exilados” en Catalunya pero no abre la boca cuando los partidos del régimen del 78 condenan ya a los presos políticos sin haber terminado el juicio y sin una sola prueba calificándolos de golpistas y la indecente Rocío Monasterio y otros miembros también indecentes de VOX los califican nada menos que de criminales, y cuando podría llenar varias páginas de ejemplos similares que suponen una inmensa contradicción con la afirmación que España es una democracia. En demasiados aspectos el franquismo sigue vivo como si el dictador no hubiese muerto, con la única diferencia que hoy los franquistas son los que más hablan de democracia y libertad, hasta el extremo de decidir quien es demócrata y quién no.
Para acabar, ¿a nadie le extraña que no se haya denunciado que se ha tratado de forma muchísimo más agresiva y franquista al independentismo catalán, pacífico y democrático, que a la misma ETA?. Por si no hubiese multitud de pruebas de esta contradicción, cuando etarras encarcelados resultaron electos tuvieron muchas más facilidades para acudir al acto de su nombramiento, y ninguna pareja de policías de paisano los controlaban de cerca mientras meaban en los lavabos del Congreso.
Como en la España totalitaria camuflada de democracia las barbaridades van como mínimo por pares, la siguiente ya se ha producido: la suspensión de los presos políticos a pesar que son muchos los juristas de prestigio que afirman que la vicepresidenta Carmen Calvo mintió o se equivocó cuando afirmó que la Ley obliga a hacerlo, aunque se trate de imputados no condenados todavía. Los que usáis tweeter podéis ver en la página del catedrático Joan Queralt https://twitter.com/JoanQueralt, una explicación comprensible de porque esta es otra barbaridad de la ultraderecha que exige a los demás el cumplimiento de la Ley cuando ellos no la cumplen sino que la utilizan aplicando criterios e interpretaciones que sirven a sus intereses, se ajusten a la Ley o la contradigan.