No tengo por costumbre hablar en este blog de las cosas que me producen repugnancia pues intento centrarme en lo que me motiva más que en lo que me desanima, pero la lectura ayer de las últimas declaraciones de un energúmeno llamado André-Joseph Leonard (en la foto), me produjeron enorme vergüenza y un profundo sentimiento de pena. No por lo que este señor es, sino por la influencia que gente como él, ejerce en personas a las que quiero.
Cuando un impresentable hace una afirmación, es mejor hacer oídos sordos, pero cuando son pronunciadas por un alto cargo de la Iglesia Católica, recientemente ascendido por Benedicto XVI (18 de enero de 2010), hay que tener mucho cuidado:
Para el arzobispo de Bruselas y jefe de la Iglesia católica de Bélgica, el sida “es un forma de justicia consustancial que ocurre cuando se maltrata el amor. Esta epidemia es una forma de hacer justicia, no un castigo. … Cuando se maltrata al medio ambiente, este nos maltrata a nosotros. Cuando maltratamos al amor entre los hombres, es se puede vengar”.
Primero: Qué manía la de confundir el amor con el sexo.
Segundo: Qué manía la de considerar el sexo como el peor de los pecados.
La iglesia belga tiene que responder ante la ley por 475 casos denunciados de pederastia. No parecen las sotanas alejadas pues de los asuntos carnales. Pero en este caso, obviando la edad de la victimas, el abuso de autoridad de los religiosos y el daño inmenso cometido, con una desfachatez que asusta, ante las cámaras de la televisión belga (27 de octubre de 2010), el arzobispo no ha tenido pudor en afirmar que “la justicia es que las víctimas han sido escuchadas”
- ¿Eso implica llevar a juicio a todos los violadores pederastas?, preguntó después el periodista.
- No –defiende el prelado- Eso sería una venganza llevada hasta el límite que no tendría ningún resultado concreto. ¿Es que las víctimas quieren que un sacerdote de 85 años sea ahora ridiculizado, despreciado públicamente?¿Es esto una solución humana?
Sí, señor obispo, sí. Esa es una solución humana. Porque ya va siendo hora de que ustedes entiendan, de una vez por todas, que una cosa es el pecado y otra la Ley (no la de Dios, sino la de los hombres).
Dios, a los pecadores, les manda el SIDA (según usted, claro) y eso a usted le parece bien, pero los hombres, a los delincuentes les mandamos a la cárcel (con los atenuantes que la edad o la salud impliquen) y les ponemos en la picota y eso a usted, le parece mal.
Y se les manda a la cárcel para que otros reclusos les enseñen, entre otras cosas, que a los niños no se les mete la polla en la boca, por muchos libros de religión que hayan estudiado o leído los violadores y por muy lozanos, juveniles e ingenuos que sean los oprimidos.
Mientras tanto y mientras Benedicto XVI apoye a personas como usted, entienda que yo me bajo de esta religión en la que mis padres me inscribieron, cuando tenía 3 días de edad.
Y por supuesto, en la medida de lo posible, espero que comprenda que a mis hijos (2 años, 6 años, 9 años) los voy a mantener lejos de sus secuaces. Por lo que pueda pasar.
Luis Cercós (LC-Architects)
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