Antes, pudimos ver la buena relación entre ambas aficiones en los prolegómenos del partido. Durante, se vio un estadio lleno hasta la bandera que apoyaba a su equipo en todo momento y que disfrutaba al ver como embotellaban a los visitantes en su área. El ascenso se tocaba con nueve dedos… Pero faltó el décimo.
A falta de cinco minutos para el final se abrieron las puertas del estadio y entraron cerca de 1.000 personas que invadieron el terreno de juego. Un acto ilegal que con el tiempo se ha visto justificado cuando hay algo que celebrar. Si, cuando hay algo que celebrar. Pero en el minuto 90 (añadió tres más) aún no había nada que festejar. Entonces se produjo la invasión de campo y algunos “retrasados”, como calificó el central de la UD, Deivid, provocaron que el árbitro detuviera el partido durante varios minutos. Minutos en los que los amarillos perdieron la tensión del choque y en los que los cordobeses aprovecharon para respirar, coger fuerza y dar un último empujón. El final ya lo conocemos todos. Gol del Córdoba y ascenso amarillo frustrado.
¿Y ya está? No amigo. Resulta que los que provocaron el parón en el que la UD Las Palmas perdió la concentración, volvieron al campo apoderados de la ira y la violencia arrasando con todo lo que vieron a su paso. Vallas publicitarias, banquillos… y jugadores. Imágenes horribles la de esos vándalos golpeando a Valerón y a los jugadores del Córdoba. ¿¡Que culpa tienen los jugadores del Córdoba!? ¿¡Y Valerón!? Yo he sentido vergüenza. Vergüenza que tu propia gente, no por ello aficionados, te haya robado algo que tenías en la mano. Y lo que es peor, la mala imagen que España, y el mundo (Argentina y Portugal entre otros se hacen eco), se llevan de nosotros.
“En las pistas hay que poner un lago lleno de cocodrilos hambrientos”
Y ojo, la afición quiere acercar las gradas al terreno de juego. ¿Para qué? ¿Para qué quieres quitar las pistas? “Para que el jugador sienta más de cerca al aficionado y para crear más presión”, dirán muchos. Pues después de lo ocurrido solo veo una explicación, dar más facilidades a esos locos a los que no les gusta el deporte.
Fuera del marco deportivo, por culpa de esos locos, Gran Canaria pierde muchísimo dinero. Estudios que calculaban que el ascenso del equipo traería consigo 100.000.000 de euros de beneficio en concepto de puestos de trabajo y demás. Y por la mala imagen que hemos dado, el sector terciario, el del turismo, del que Canarias se sustenta, se verá mermado. Por culpa de esa panda de indocumentados.
Pero no toda la culpa la tienen estos vándalos. Y es que de haber ascendido, todo hubiese quedado en una anécdota. “Otra invasión de campo en el fútbol español para celebrar un ascenso” se diría. Pero hay que ver quienes son los otros culpables. Abrir las puertas del estadio a falta de diez minutos es una medida de seguridad para dejar salir a todo aquel que quiera. Salir. Si, estás leyendo bien. Salir. No entrar. ¿Quién se queda en la puerta y en los tornos para negar el acceso a los que no han pagado su entrada? Se ve que nadie. Otra es el dispositivo de seguridad de la Policía Nacional. Lamentable. Muy pocos efectivos en todo el estadio. Se habla de 100 de la Unidad de Intervención Policial más otros tantos de seguridad privada. Y es que 200 policías para 31.000 personas… Desnivelado, ¿no? A lo pocos que eran, hay que añadir que estaban mal situados, estando la mayoría centrados en sitiar un solo sector del estadio, donde 'casualmente' no pasó nada, en lugar de en el resto, que era por dónde llegaban los delincuentes. Esos que atentan contra la seguridad pública.
Hay un baile de culpas. La UD Las Palmas se responsabiliza de lo sucedido pero culpa a la Policía Nacional, la Policía Nacional culpa a través de la Delegación del Gobierno al club, la afición culpa a la policía y a los invasores, la Peña Ultranaciente culpa al responsable de montar el dispositivo de seguridad… En fin.
Los aficionados de verdad, esos que recordarán el 22 de Junio como un día negro en la historia de la UD, se han movilizado en las redes sociales. Desde crear páginas en Facebook para identificar a todos los que saltaron al campo, a reunir firmas para identificar y prohibir la entrada al Estadio de Gran Canaria de por vida a aquellos que saltaron al terreno de juego.
En la mañana del lunes, la Fiscalía Provincial de Las Palmas abrió una investigación por la presunta comisión de un delito de perturbación del orden público y otros de lesiones, daños y hurto. Todo este revuelo traerá, seguro, una multa astronómica para Las Palmas y el más que posible cierre del estadio durante algunos partidos. Todo ello supondrá perdidas de dinero que se suma a la deuda que tiene esta institución con Hacienda, el Deportivo de la Coruña y compañía.
El fútbol es el único deporte que promueve la violencia en las gradas. ¿No te lo parece? ¿Alguna vez has visto peleas en un partido de tenis? ¿Avalanchas en un partido de baloncesto? En caso de haberlas habido, son hechos aislados. Creo que hay que buscar a los culpables de todo lo sucedido, imponer sanciones ejemplares a los que invadieron el césped y prohibirles la entrada a un recinto deportivo para siempre. Luego será momento de valorar que estamos haciendo mal. Pero hay que invertir en educación para amaestrar a estos animales convirtiéndolos en personas. Luego pensaremos en el fútbol. Hoy no importa.
Por Jaime Ojeda, @JaiimeOjeda en Twitter.