Revista Política

Verificadores

Publicado el 28 febrero 2014 por Alejandropumarino

Verificadores

Yo quiero ser verificador. No sé muy bien en qué consiste esa digna profesión, pero son señores que viajan mucho, están bien pagados, son conocidos en los medios de comunicación y realizan un trabajo que no parece entrañar ni excesiva responsabilidad ni denodado esfuerzo. Ignoro qué estudios, formación o experiencia resultan necesarios para dedicarse a “verificar”; por ejemplo, los notarios son fedatarios públicos, pero precisan unos estudios previos en Derecho y una oposición que solo los más preparados son capaces de superar; sin embargo, no me constan los obstáculos académicos o no, que estos sesudos individuos hubieron de vencer para alcanzar tal condición.

Recuerdo que en una de las últimas treguas trampa de la banda terrorista, se pagó una cantidad indecente de dinero a ciertos sujetos que actuaron en calidad de “verificadores internacionales”; no tenco conocimiento actualmente que esa extensión más allá del suelo patrio, caracterice a quienes sonríen con D. Iñigo en la fotografía que ilustra nuestra entrada. Yo trataría también de ser como ellos, aunque no llegase a “verificar” fuera de mi Asturias natal y redujese la condición a “verificador” local o regional. Esta región, olvidada de propios y extraños, maltratada por sus propios dirigentes, no ofrecería otra posibilidad que controlar el número de parados que aumenta cada día o la calidad de las reses en los mercados de ganado, que cada vez escasean más en los pueblos, pero para ese viaje no hacen falta tantas alforjas. Prefiero ofrecer un semblante circunspecto, una sonrisa conciliadora desde mi propia superioridad intelectual y moral, vistiendo un traje de Hugo Boss para no caer en el clasicismo de Armani; entonces ya puedo hacerme una fotografía junto a encapuchados porque, en vez de ser un miserable asesino como ellos, soy un verificador internacional que olvidaré un asunto que jamás supe excesivamente bien de que se trataba, mientras cuento los billetes en el viaje de vuelta a ninguna parte.


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