Revista Cultura y Ocio
Sorprende la película de Paco Plaza por su valentía a la hora elegir un tono para una narración que, en apariencia, pertenece a un género muy concreto como el terror. De hecho, Verónica se acerca más a una peli de fantasía juvenil sobre fenómenos paranormales que a una cinta de género. En otras palabras: está más cerca de Stranger Things que de El Exorcista. Paco Plaza emplea un tono realista que envuelve al espectador con una atmósfera que recrea muy bien el Madrid de barrio de los años 90. Vallecas: con sus torres de viviendas humildes y sus plazas; con la música de Héroes del Silencio sonando en los walkman; con su estética postochentera de ropas anchas y telas vaqueras. Y es que, al final, el director no pretende tanto aterrar como contarnos la historia de Estefanía Gutiérrez (el poltergeist de Vallecas); único expediente español en el que el inspector a cargo del caso declara que se han producido "fenómenos de todo punto inexplicables". No obstante, a posteriori se ha sabido, tras esta entrevista de El Mundo a dos de los hermanos de Estefanía, que la sugestión y la manipulación por parte de su madre provocaron estos sucesos y su explicación. Verónica no es pues, ni mucho menos, una película construida a base de sustos, sino una forma de contar las vivencias extrasensoriales que sufrió la joven, tanto desde su punto de vista como desde uno externo. Pero también es un canto a la ficción, entendida esta como la capacidad de fantasear o imaginar. Pues Verónica es presa de la sugestión a partir de una sesión de güija que coincide con un eclipse solar.Esta escena del eclipse representa la primera pinza del guion, el primer giro dramático, y está cargada de estética y significado, con un montaje paralelo entre la sesión de güija y el eclipse; el lado oscuro imponiendo su poder sobre la luz. Una gran metáfora. Un festival de romanticismo aderezado con un Bécquer diegético en la clase de literatura. Una película con ritmo y empaque que demuestra el buen momento del cine español gracias a un puñado de jóvenes directores que han traído consigo una nueva manera de hacer las cosas. Algo que no ha pasado desapercibido para Netflix, que ofrece una buena oferta de productos nacionales.