Las verrugas genitales son también conocidas como verrugas venéreas o condilomas, se adquieren a través de un virus denominado Papiloma Humano por contagio sexual. Consiste en verrugas blandas que generalmente no producen síntomas en muchas ocasiones, pero no por ello deben dejar de tratarse, no sólo para evitar posibles complicaciones sino también para impedir el contagio hacia otras personas.
Se distinguen más de setenta tipos de verrugas diversas; clasificándose en dos grupos: las de bajo riesgo y las de alto riesgo; siendo estas últimas detectadas por el examen de la citología. Su desarrollo puede llevar hasta seis meses y este es un motivo más para pasar desapercibido un contagio reciente. Para estudiar más a fondo el tipo de verruga se toma una muestra del tejido verrugoso, en otras palabras se realiza una biopsia.
Esta clase de verrugas se localizan en la parte interna de la vagina, el cuello uterino, la vulva, el ano o en el pene. Suelen crecer en ramillete como si fuera una coliflor o de forma individual. Usualmente, presentan una coloración rojiza o marrón aunque en la mayoría de las veces son de color carne por lo que pasan desapercibidas fácilmente. Aunque su tamaño difiere según el tipo, generalmente son demasiado pequeñas.
Si bien se dice que el uso del condón no evita ni previene en un 100% el contagio de las verrugas, te recomendamos que lo utilices igualmente. Los dos estarán protegidos no sólo del contagio de verrugas si no de enfermedades de transmisión sexual.
Los tratamientos que se llevan a cabo para combatir esta clase de verrugas, son mediante soluciones farmacológicas, ácidos o cremas. Otras opciones son la extracción por intervención quirúrgica, la crioterapia que se realiza con nitrógeno líquido, por medio de la aplicación de interferón intralesional o el láser.