La memoria es bastante aficionada a hacerme feos. A veces por defecto, como cuando doy por hecho que en la portada del disco Vs. de Pearl Jam aparece la cabeza de un camello. Y todos, incluido yo después de una rápida búsqueda en Google, saben que es claramente una oveja (dos, en realidad) . Otras veces por exceso: esa misma memoria me impide jactarme de haber sido siempre un fan incondicional del disco. Recuerdo perfectamente l a primera vez que lo oí, en bucle en un radiocassette de un apartamento del sur de Gran Canaria repleto de adolescentes, latas de sardinas y alcohol. L legué a pedir que por favor apagaran esa mierda.
Las certezas también tienden a dejarme en mal lugar. Por ejemplo, esas que claman que nada bueno sale de una aglomeración humana, que nadie sobrevive al grunge, que no se pueden tener diez discos buenos o que pasados los cincuenta es imposible que aporrees la batería, que tu chorro de voz emocione o claves un solo de guitarra. No como antes. Imposible. Y de repente te encuentras entre otras 20000 personas, sudando el vello de punta y formando parte de un acojonante Disfrut en lo botado. State of Love and Trust.
Sucede que uno se vuelve en ocasiones inmune al ridículo, olvida la necesidad de tener razón o al menos un mínimo de coherencia. Porque qué puede importar mi opinión, mis recuerdos, mi libro de estilo, cuando suenan, sin solución de continuidad, en veinte minutos insoportablemente emocionantes. Y un rato después se encadenan Elderly Woman Behind the Counter in a Small Town (Vs.), Corduroy (Vitalogy), Hail Hail (No Code), Mind Your Manners (Lightning Bolt), Do the Evolution (Yield) y Daughter (Vs.), Jeremy (Ten) . Y entre medias, cuando puedes, te da por pensar que esa masa humana que siempre te asusta ahora rebosa Go (Vs.) tu misma satisfacción. Que es muy probable que el Palau Sant Jordi salga en este instante en todos los radares de felicidad (existen, instalados en búnkeres secretos) marcado en rojo intenso. Entonces, suena Rearviewmirror (Vs.).
S ucede, sí, que el martes disfruté de tres horas de concierto de Pearl Jam y aún no lo he superado (con suerte, no lo lograré nunca). Me gustaría poder explicarlo mejor pero... thoughts arrive like butterflies...