El vértigo es una sensación subjetiva de movimiento de los objetos que se encuentran alrededor, así como de uno mismo; también puede presentarse una sensación de precipitación al vacío. Se suele acompañar de otros indicios como náuseas, mareo y pérdida de control.
En un gran número de casos, los episodios de vértigo guardan alguna relación con el sistema vestibular, el cual se encuentra en el interior del oído interno, y cuya función principal es la de coordinar el mantenimiendo del equilibrio. El vértigo puede afectar a personas de todas las edades; no obstante, en el caso de los niños tiene lugar en forma de crisis espontánea, mientras que en ancianos puede darse como un trastorno crónico.
No se debe confundir con el mareo ya que en este caso la sensación es de inestabilidad, pero no existe la percepción de que los objetos giran.
Causas del vértigo
Las causas que pueden dar lugar a un cuadro vertiginoso pueden ser muchas. Aunque por lo general se relaciona con alguna alteración en el oído, también puede aparecer después de un golpe en la cabeza, un tumor… A continuación señalamos cuáles son las principales causas de esta afección.
Tumores localizados en la fosa posterior del encéfalo
Una de las posibles causas de un episodio de vértigo es un tumor, maligno o benigno, que se sitúe en la fosa posterior del encéfalo. Cabe destacar que no es una de las causas más habituales de este trastorno.
Esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple una enfermedad crónica del sistema nerviosos que afecta al cerebro y a la médula espinal; aunque puede afectar a todo el mundo, se da especialmente en personas de entre 20 y 30 años. Uno de los principales síntomas que acompañan a la esclerosis múltiples son los vértigos; además, se dan otros como fatiga, falta de equilibrio, dolor, alteraciones visuales, dificultades a la hora de hablar, temblor…
En la gran mayoría de los casos se trata de una afección leve; no obstante, algunos pacientes pierden por completo la capacidad para realizar actividades básicas como hablar o caminar. A día de hoy no existe cura alguna para la esclerosis múltiple; no obstante, la medicina ralentiza el proceso y, además, minimiza la intensidad de los síntomas.
Traumatismo craneoencefálico
Otra de las posibles causas de un cuadro vertiginoso es un traumatismo craneal. En estos casos, suele deberse a daños de diversa condieración en las estructuras del laberinto, así como sangrados que surgen a raíz del golpe.
Un traumatismo craneoencefálico requiere de asistencia médica de manera urgente; de lo contrario, las complicaciones a medio y largo plazo pueden ser graves.
Estrés
Un estado de ansiedad y estrés muy elevado también puede dar lugar a la aparición de vértigo de diversa intensidad. En ocasiones se acompañan de otros síntomas como temblor en las manos, agitación y dificultad para respirar.
Enfermedad de Meniérè
La enfermedad de Ménière es una enfermedad que afecta al oído interno. Además del vértigo, se dan otros síntomas como un sonido de rugido muy intenso en el oído, así como pérdida de la audición de manera espirádica, y una gran sensación de presión y/o dolor. Por lo general afecta únicamente a un oído.
Infección de oído
Se estima que cerca del 90% de los pacientes que sufren de vértigo lo hacen por una infección de oído; se trata por tanto de la causa más común de esta enfermedad, y afecta generalmente al laberinto del oído interno o al nervio vestibular. Es habitual que este tipo de infecciones den lugar a un cuadro clínico con diversos indicios, como los vértigos, las náuseas y los vómitos.
Síntomas del vértigo
Los síntomas del vértigo varían en función de su tipología.
- Periférico: se denomina como tal a aquel en el que el sistema vestibular se encuentra dañado de alguna manera. El vértigo se manifiesta de una forma muy intensa, aunque esporádica; hay momentos en los que el paciente se encuentra bien, mientras que hay otros en los que no. El movimiento rápido e involuntario de los ojos se da en dirección horizontal; generalmente, se acompaña de sudoración, náuseas, vómitos, y fotosensibilidad.
- Central: surge como consecuencia de diversas lesiones que tienen lugar en el encéfalo. El vértigo no es tan intenso como en el caso anterior, aunque se da de manera continua. El movimiento rápido e involuntario de los ojos puede darse tanto en dirección horizontal como vertical. Uno de los principales indicios que acompañan al vértigo es la inestabilidad, lo cual complica de forma considerable el simple hecho de caminar, o incluso de mantenerse en pie. El paciente también presenta cefalea, vómitos, e insmonnio.
En líneas generales, los síntomas más frecuentes son los siguientes: dificultad para enfocar los ojos, mareo, pérdida de audición en un oído, pérdida del equilibrio, y zumbido en los oídos. Si el vértigo se da por un problema en el cerebro, puede acompañarse de otros indicios como visión doble, parálisis facial, problemas para articular las palabras, y debilidad en brazos y piernas.
Vértigo: diagnóstico
Ante la más mínima sospecha de que un paciente puede sufrir vértigo, es recomendable acudir al médico para que establezca el diagnóstico y tratamiento adecuado. En primer lugar se realiza una historia del paciente, en función de los síntomas que presenta, la forma en la que se ha iniciado el cuadro, los antedecentes familiares, y si sufre o no algún tipo de enfermedad de carácter crónico.
Una vez establecido el historial, se comprueba la motilidad ocular; si el resultado es anómalo, implica que existe algún tipo de disfunción en el oído interno, o en las conexiones nerviosas entre el propio oído y el cerebro. El nistagmo, tal y como se conoce al movimiento voluntario e incontrolable de los ojos, es el que determina el cuadro vertigionoso; si se da en dirección horizontal corresponde al vértigo periférico, mientras que la dirección vertical se vincula con el vértigo central.
Otra prueba diagnóstica habitual es el reflejo vestíbulo-ocular; para ello, el médico gira la cabeza del paciente mientras éste tiene la mirada fija en un determinado punto.
Tal y como hemos señalado, la gran mayoría de casos de vértigo se dan a consecuencia de un problema en el oído. Por lo tanto, el médico también realiza un examen del conducto auditivo del pacoente con el otoscopio.
En caso de que el médico lo considere necesario, puede solicitar la realización de pruebas de imagen, como una radiografía o un TAC; estas permiten detectar determinadas enfermedades, como un traumatismo craneoencefálico o un tumor del nervio vestibular. Cuando el vértigo se acompaña de indicios como cefaleas frecuentes y de gran intensidad, visión doble, falta de coordinación en los movimientos e incapacidad para hablar, puede ser un indicio de la existencia de algún tipo de anomalía neurológica.
Tratamiento del vértigo
El tratamiento de esta afección va enfocado a tratar la sintomatología de la misma. Una vez establecido el diagnóstico y la causa que ha dado lugar al cuadro vertiginoso, el médico determina cuál es el tratamiento más adecuado.
Los medicamente más utilizadas para controlar los mareos, las náuseas, y los vómitos son Prometazina y Meclicina. En algunos casos también se les recomienda a los pacientes la administración de Diacepam; un medicamente muy útil cuando se dan casos graves de vértigo, pero que causa una gran somnolencia.
¿Qué hacer ante un episodio de vértigo?
Ante un episodio de vértigo que ocurre de manera repentina, hay una serie de puntos a tener en cuenta. En primer lugar, es esencial mantenerse quieto; el vértigo se acompaña de una gran inestabilidad y sensación de pérdida de equilibrio, por lo que es importante no caminar ni realizar ningún tipo de movimiento por el riesgo de caída.
A medida que el episodio de vértigo vaya remitiendo, se debe recuperar la actividad habitual de forma gradual, sin realizar cambios súbitos de posición. Y, por último, es recomendable evitar las luces brillantes.
Complicaciones
Si los episodios de vértigo se repiten con relativa frecuencia, pueden interferir de manera negativa con el estilo de vida del paciente. Así, se recomienda no conducir vehículos ni realizar trabajos con maquinaria pesada.
En lo relativo a las complicaciones, una de las más habituales es la fractura de cadera debido a la caída, lo cual se da especialmente en personas mayores. Se trata de una lesión grave, que puede dar lugar a una serie de complicaciones potencialmente mortales.
¿En qué se diferencian el vértigo y el mareo?
Muchísimo se oye hablar de los vértigos y los mareos. Aunque ambos comparten síntomas comunes, son dos trastornos médicos completamente diferentes. A continuación señalamos cuáles son las principales diferencias entre ambos.
Vértigo
El vértigo, en la gran mayoría de los casos, se da acompañado de náuseas, sudores y falta de equilibrio. Su causa más frecuente es un problema en el oído; es por ello que muchos pacientes también presentan zumbidos o pitidos. Es lo que se conoce como vértigo periférico.
El vértigo central resulta muchísimo menos frecuente, y su causa se encuentra en el cerebro. Puede darse a raíz de una gran selección de patologías, como la esclerosis múltiple. Si no se trata de forma adecuada la causa que produce el cuadro vertiginoso, se puede experimentar episodios varias veces al día, o incluso durante varios días o semanas seguidos.
Mareo
El mareo es un trastorno ocasional que se caracteriza porque los pacientes sienten que se les nubla la vista, así como una debilidad generalizada. En prácticamente el 100% de los casos está relacionado con una alteración de la circulación sanguínea puntual: bajada de tensión, lesión en las cervicales… El mareo apenas dura unos segundos o minutos.
En el momento en el que los pacientes sienten que les sobreviene un mareo, deben actuar de la siguiente forma: colocarse en una zona segura y sentarse con la cabeza entre las piernas, o bien tumbarse con las piernas estiradas y alzadas. Son dos movimientos que ayudan de forma notable a reactivar la circulación sanguínea.