Clausurado ya el encuentro Aerodays 2011, referente en Europa para descubrir las tendencias de referencia en investigación y desarrollo, resulta muy interesante leer el documento Flightpath 2050, toda una declaración de intenciones sobre lo que será el sector aeronáutico dentro de unos 40 años.
El V-22, podría ser la inspiración para las aeronaves civiles que operen en vertipuertos
En dicho estudio, quizá el apartado que más me ha llamado la atención es el relacionado con las infraestructuras, que hace referencia a los ya comúnmente denominadosVertipuertos. ¿Y qué es un Vertipuerto? Se trata de un pequeño aeropuerto preparado para acoger únicamente a aeronaves VTOL (Vertical Take Off and Landing). Seguro que han pensado lo mismo que yo, ¿no teníamos helipuertos ya para eso?.
Parece ser que el término se ha acuñado precisamente para diferenciar el concepto del de un helipuerto tradicional. Si bien los helicópteros son aeronaves lentas, ruidosas y de escasa capacidad para el transporte de pasajeros y equipaje, el Vertipuerto viene acompañado de un tipo de aeronave que conceptualmente viene a revolucionar el transporte aéreo de corta distancia.
Se trata de aeronaves con turbinas vectoriales (permiten el despegue en vertical, para luego reorientar la salida de gases y volar como un reactor convencional), o bien con un ala rotatoria y otra fija (la primera para despegue y aterrizaje, la segunda para el vuelo de crucero), o un sinfín de conceptos híbridos, teniendo todos ellos en común un elevado respeto por el medio ambiente, incluyendo un bajísimo nivel de ruidos.
De conseguir llevar a cabo en los próximos años el diseño de aeronaves así (ya existen, salvo que de momento no cumplen los requisitos de bajo ruido y bajo consumo), el Vertipuerto podría llegar a ser una realidad. En un espacio similar al de un campo de fútbol o un centro de comercial de medio/gran tamaño, tendríamos un zona de despegue y aterrizaje de aeronaves con capacidad de hasta 100 pasajeros con una autonomía de 700/800km, que podría situarse en el centro de una gran ciudad, y por tanto dotarse de todas las ventajas en cuanto a comunicaciones y cercanía a los centros residenciales, comerciales y financieros que actualmente está reservada a las estaciones de ferrocarril.
Con conexiones directas al metro, tren, otros transportes de cercanías e incluso un hilo directo con los aeropuertos tradicionales, el Vertipuerto se convertiría en la herramienta definitiva para que el transporte aéreo se decidiera por el modelo hub-and-spoke. Los aeropuertos tradicionales se verían descongestionados y usados prácticamente en exclusiva por aeronaves de gran tamaño que realizarían sólo vuelos internacionales de largo recorrido.
El Vertipuerto se convertiría así en un centro de transportes dotado de últimas tecnologías, zonas comerciales y de ocio, inserto en el corazón de las ciudades sin perjuicio para los vecinos cercanos, dinamizando el tráfico de personas entre distintos núcleos de población. Sería algo así como el contraataque del sector aéreo al tren de alta velocidad.
¿Es posible? ¿Es de verdad el futuro hacia el que tiende el transporte aéreo? Se necesitará para ello una gestión del tráfico aéreo más eficaz y de mayor capacidad, dotar a las operaciones en tierra de una agilidad que hoy no tienen, reducir emisiones y ruidos, regular precios y hacerlos más independientes del precio del petróleo, y en general, todo aquello que signifique acercar el transporte aéreo al ciudadano de a pie.
Desde luego es una iniciativa interesante porque implica a fabricantes de aeronaves, creadores de infraestructuras y ciudadanos, en lugar de ser una iniciativa unilateral de alguna empresa que nos promete el nuevo avión del futuro.