Revista En Masculino

Vestida para escribir

Por Hatter @LaSombrereria

Me imagino a Karen Blixen, autora de Memorias de África, vestida así para escribir. Un pantalón ancho, con pinzas, de corte masculino y muy cómodo. Una chaqueta de punto, suave y ligera, entallada al cuerpo con un fino cinturón, lo justo para aportar un toque femenino pero sin oprimir. Y en los pies, unos zapatos de cordones, de corte inglés, y con tacón. Y la veo frente a una vieja máquina de escribir con la mirada perdida, de vez en cuando, hacia el paisaje que se divisa desde esa enorme ventana que le proporciona una luz impagable. Mientras trabaja, su atuendo le aporta sencillez, elegancia y, sobre todo, comodidad.

Vestida para escribir

Pero también visualizo así vestidas a Agatha Christie, Muriel Spark, Ivy Compton-Burnett, Stella Gibbons o cualquier otra mujer escritora de principios del siglo XX, Un look para sentarse a escribir o para pasar muchas horas en la biblioteca, buceando en los archivos en busca de la documentación de sus novelas. O sentadas con una pierna cruzada sobre la otra a la altura del tobillo, fumando un cigarrillo con boquilla y debatiendo con vehemencia en alguna tertulia literaria.

Vestida para escribir

Nosotros hemos aprovechado la fantástica galería de Sombrerería Albiñana de la calle Magdalena para emular esa escena de Karen y presentaros el look de este mes de Vestidos y Sombreros. Un lugar acorde a un atuendo. Llevamos un pantalón gris de Humility1949, una chaqueta rosa de punto Lolitas&L, un cinturón de La Fée Maraboutée y zapatos estilo Oxford de Pons Quintana. Un look que podría encajar no sólo entre escritoras, sino entre las working girls, por ejemplo aquellas mujeres que cuando estalló la Primera Guerra Mundial, sustituyeron a los hombres en las fábricas y tuvieron que adapta su vestuario a las circunstancias (vistiendo pantalones y chaquetas en vez de vestidos y encajes) o entre las flappers, esa tendencia femenina surgida de Estados Unidos en los años 20 entre las chicas modernas e independientes que pretendía la equidad con el sexo masculino expresada vistiendo prendas holgadas y cómodas, llevando sombreros, monóculos o bastones, cortándose el pelo a lo chico y, ¡algo inaudito! fumando en público. Mujeres que acceden a puestos de trabajo y adquieren responsabilidades políticas.

Vestida para escribir

Como tocado, un maravillosos cloche en fieltro burdeos. Este sombrero que basa su éxito en la sencillez de líneas (en forma de campana cloche, sin apenas ala y cuerpo cilíndrico) fue diseñado por Caroline Reboux a comienzos de los 20 y supuso una pequeña revolución en la moda femenina, donde se impuso hasta mediados de los 30. El cloche quedaba encajado en la cabeza con lo que no se podía llevar con pelo largo y fomentaba así más el corte a lo garconne. La mujer debía de levantar el mentón y mirar hacia abajo, lo que reforzaba la idea de seguridad en si misma. Todo un símbolo, en suma, de empoderamiento femenino que hoy vuelve con fuerza.

Por Sandra Solís

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Por Sandra Solís

Visto en: El antiguo Iriarte y Sombrerería Albiñana

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