Vettel saluda en el podio del Circuit de Catalunya - EFE.
La Fórmula 1 se escribe al dictado de Sebastian Vettel (Heppenheim, Alemania, 1987), el actual campeón y el vencedor de cinco de las últimas seis carreras contando el tramo final de la temporada pasada. El icono de Red Bull ha reciclado su carácter y no tiene actitudes temerias como antes. Vettel es más preciso sin perder agresividad: no perdió el norte en una salida fantástica de Fernando Alonso, fue el primero en cambiar las gomas (superando después con cierto riesgo a Jenson Button y a Felipe Massa) y supo colocarse primero definitivamente después de que Hamilton, su gran rival en la carrera, y hasta ahora en el Mundial, hiciese la cuarta y última parada en boxes. El británico fue segundo en el GP de España y su compañero Button, con estrategia diferente (cambió neumáticos tres veces) fue tercero. McLaren es la gran alternativa de Red Bull, feliz por la 14ª victoria de Vettel, que tras su primer triunfo en la élite en el Circuit de Catalunya de Montmeló ya acecha la marca de Hamilton (15), al que ya arrebató el registro de piloto más precoz en ganar el título. En Ferrari, donde había cierto optimismo, se vivió una gran tragedia: Alonso acabó 5º y doblado por los cuatro primeros (tiene 51 por los 118 de Vettel), y Massa, lastrado por un problema del cambio de marchas, abandonó a cinco vueltas.Hamilton persiguió la victoria -"la carga aerodinácia hacía que se me escapase y luego era imposible alcanzarle con el DRS"-, pero no pudo superar a Vettel, que no se puso nervioso y supo cerrar la puerta al único piloto que le ha ganado en las últimas citas: el británico lo hizo en China. A seis décimas del ganador quedó Hamilton, elogiado por Vettel: "Al final he tenido que estirar lo máximo porque podía utilizar el DRS. Los McLaren me lo han puesto muy díficil. Me he sentido muy liberado". A todo un mundo, a una vuelta se quedó Alonso, lastrado por el ínfimo rendimiento de su primer juego de duros (sólo le duraron diez vueltas) y perjudicado por sus mecánicos, pues perdió medio segundo en el primer pit stop con resto a Vettel y tres décimas. Cuando salió de su segunda parada Alonso perdió lo ganado en una salida memorable en la que pasó del cuarto al primer lugar, que ocupaba Mark Webber, cuarto en la línea de meta. Y de ser líder cayó a la tercera posición. Todavía le faltaba al asturiano ceder otros dos puestos más a favor de Button, nefasto en la salida y brillante después, y Webber. Aunque para remontadas la de Heidfeld: el alemán partió último, 24º, y finalizó 8º, mientras que Alguersuari fue 16º.
El abrazo con Schumacher
El comienzo fue un espejismo para Ferrari y para, Alonso, que recuperó su antigua fiabilidad en la salida, la de sus tiempos triunfales en Renault. El bicampeón volvió a hacer de las suyas -"fue emocionante, un pequeño milagro"- aprovechando los 800 metros de recta para superar por el interior a Hamilton y a los dos Red Bull para ponerse líder de la prueba. Había prometido que iba a ser agresivo y cumplió lo anunciado. Notable fue también el inicio de Michael Schumacher, que pasó del 10º al sexto lugar. El puesto que el heptacampeón ocupó en el GP de España, donde atesora los mejores números: seis triunfos, siete poles y 12 podios. Schumacher fue uno de los primeros en felicitar al que tiene toda la pinta de ser su sucesor y al que le une una buena amistad.
Las últimas vueltas fueron un martirio para Ferrari. En la 46ª vuelta Massa era doblado por primera vez y en la 61º el brasileño tuvo que retirarse. Massa estaba muy enfadado. Más sonriente (y realista) fue el discurso de Alonso. Señaló que de haber salido quintos o sextos no se hubiesen visto tanto las diferencias entre su coche y los dos equipos dominadores. Y acabó con una frase que resume el presente de la Fórmula 1, por mucho que la escudería de Il Cavallino Rampante recortase distancias en Turquía: "Hay dos equipos que doblan a los demás".