Revista Cultura y Ocio
Vetusta Morla, la banda madrileña, comienza su andadura en 2002, y es en 2005 cuando editan su primer EP titulado Mira, hacen conciertos en salas pequeñas de la capital, tocando un repertorio ya muy currado, para darse a conocer, y no es hasta 2008 cuando se autoeditan en su propio sello "Pequeño salto mortal" creado para la ocasión, su primer largo bajo el título de Un día en el mundo. Un buen amigo me dijo que los escuchó en la fnac y que les prestara escuchas ya que acababan de editar este trabajo, y no fue a la primera escucha cuando me enamoré de su música, sino a partir de la segunda, y caí redondo.La formación era (y es) Pucho (Juan Pedro Martín) a la voz, Guillermo Galván y Juanma Latorre a las guitarras, David "El Indio" a la batería, Jorge González a las percusiones y Álvaro G. Blagietto al bajo.Muchos años de trabajo musical condensados en este disco en el que se busca asimilar textos cuidados en castellano, dentro de estructuras de la música popular anglosajona muy influyente en el sexteto (Radiohead para mi la máxima). En todo ese tiempo construyeron una identidad sonora usando la instrumentación de un grupo clásico de rock, pero introduciendo como novedad un nuevo lenguaje nada convencional del género, y me refiero a una estructura sin estribillos definidos claros, pero donde se te cuentan unas historias plagadas de metáforas. Pero por si fuera poco, aquí hay melodías excelsas, medios tiempos preciosos, y sobre todo canciones que emocionan todavía a día de hoy, después de haberlas oído muchas veces, algo que les da mucho valor.El disco trataba de reflejar las emociones de su directo, sin excesivos trucos de producción, hablamos de temas muy machacados y cuidados al máximo, que se ordenaron de manera sublime para concebir la obra maestra.
Comienza el álbum con Autocrítica que viene de menos a más con unos tambores que abren paso a la voz de Pucho magistral que desgrana una letra profunda y tintes oscuros, donde los cambios de ritmo son bestiales y suben la intensidad hasta acabar con un fraseo repetido que pone la carne de gallina. Sálvese quien pueda sigue en la línea altísima con la que ha comenzado el disco, y con la voz doblada de Pucho y la guitarra acústica inician la canción con una gran letra hasta que entra la sección rítmica a saco, otra joya de tema con un estribillo que llega al final de las estrofas. Un día en el mundo, tema que da título al álbum, es una delicia compositiva que empieza con el riff de guitarra tremendo y desarrolla una sublime letra con una memorable melodía donde todos los miembros del grupo lo bordan. Copenhague ya con su piano y la percusión del inicio dejan claro que nos encontramos ante un tema grande, una balada desbordante, de esos temas que da gusto oír una y mil veces con cambios de ritmo bestiales para meter la estrofa del estribillo y una melodía sugerente al máximo y un excelente sólo de guitarra, además de los remates orquestales como detalle enorme. Valiente es un single perfecto, con una robusta y trepidante melodía, una letra encajada de manera gloriosa, demostrando que también tienen temas marchosos y rotundos. La marea es un tema lento, de tono acústico, con una deliciosa letra que se puede trasladar a muchas situaciones de la vida y donde el trabajo de las percusiones es muy acertado, dotando a la canción de ese tono marítimo. Pequeño desastre animal con un gran inicio de riff de guitarra es una canción de letra brutal, con un estribillo adictivo y unos cambios de ritmo muy adecuados. La cuadratura del círculo es un tema rockero, con una furiosa voz de Pucho, quizás de los temas más movidos de la banda de los que mejores sensaciones dejaba en directo, y me refiero en el sentido de identificar al grupo por ella. Año nuevo es quizás el tema más lento del trabajo, con presencia de piano y una letra algo triste que habla del fin de un año y el comienzo del otro. Rey sol era el tema con el que solían comenzar los conciertos de la gira, una pasada de canción que te enfila con la guitarra y la base rítmica desde el principio, hasta que entra la voz que desgrana a la perfección la letra. Saharabbey Road por contra solía cerrar los directos, un tema festivo a más no poder, animoso y alegre de tono acústico y folk con una letra también reivindicativa. Al respirar termina de manera abrumadora el álbum, que comienza despacio con la letra y los arpegios de guitarra para poco a poco ir sumándose los instrumentos, y dentro de un increscendo increíble convertir la canción en una obra maestra en si misma, donde todo está ejecutado con una precisión quirúrjica incluidos esos coros de época.
En definitiva un disco para mi imprescendible, de los mejores hechos en castellano en este país, lleno de temas antológicos, lógico si consideramos que era el fruto de muchos años de trabajo y esfuerzo, que tuvo su reflejo en una exitosa gira y en el reconocimiento del grupo.Os dejo con el tema Rey Sol interpretado en Durango (Bilbao) en 2009.