La sexta reunión de los libris se presentaba como ese bote de bayonesa que te niegas a tirar pero que sabes que jamás consumirás: una fuerza invisible lo mantiene siempre frente a tus ojos cada mañana cuando abres la nevera: día tras día, hoy y mañana, hoy y mañana… así mismo la reunión se postergaba ad infinitum, inexorablemente, con la inestimable ayuda de un cada vez más desquiciado Mesié de Condemor. El interfecto quería churros, por lo que, y esto debo decirlo, tras convocarnos a las puertas de su casa, nos hizo trasladar a la churrería situada en la Plaza Mayor, en el otro extremo de la ciudad, anexa al portal del que esto escribe, para sorpresa y estupor de un desconcertado SCL.
[Churrería Maylu 11:18 aprox. Torrejón de Ardoz]
Una churrería de las que ya no quedan solo podía ser marco del éxito de “Las noches del Buen Retiro” de Pío Baroja, aunque, con toda seguridad, para Don Florestán del Rayo Vallecano, joven tenebroso antes que viejo siniestro y cadavérico, sala higiénica poco atractiva en comparación con lo que se estilaba en aquellos lejanos tiempos enmarcados por la bandera de la Primera República. El Duque de la Teruélida se hacía con su tercer Libri de Oro en la más reñida de las votaciones que se recuerdan.
Pues “Una vida llena de agujeros”, de Chardri Al-Wasabi, se revelaba en una mayor profundidad que el reflejo soleado de una cagarruta de perro en un callejón polvoriento. El gran Paul Bowles fue recordado por el bello SCL, mientras apuntaba a las culturas orales ajenas al Libri. También el “Primer viaje alrededor del Globo”, de Antonio Pigafetta. transportaba a los leyendos a otras latitudes ( y longitudes, a ver si estudiamos…) de la mano de aquellos intrépidos viajeros que, como el propio Mesié de Condemor si no fuera por sus débiles canillas, eran capaces de pasar mil calamidades por una quimera… Por su parte, “Mientras agonizo”, de William Faulkner daba lo prometido a un sufriente y sufrido Condeamour, pero destilaba placeres ocultos en las neuronas de un Lord Pascualín entregado al vanguardismo de la mano de una pálida Dewey Dell (prometo que no logré enterarme de lo de las tortitas…).
En definitiva, una reunión que se nos hizo corta y que nos dejó con más ganas de tertulias y libros. Que conste que el Duque de la Teruelida, como Tesorero, se halla en posesión de 80 euros, los cuales pertenecen a Mundolibro.
En Torrejón de Ardoz, a 31 de octubre del 2018.