Revista Cultura y Ocio
Que la idílica imágen del Rey está en entredicho es evidente, a la par que obvio, para una partes muy sustancial de la ciudadanía, aún y a pesar de los esfuerzos de algunos medios y de bastantes políticos poniendo en marcha toda una estrategia, falsa y aduladora, para salvaguardar la honorabilidad de la institución monárquica.
El caso es que la popularidad de la Corona cae en picado y pasa por su peor momento. Un largo via crucis real. De ahí, que los 50 años de la boda de los monarcas pasen sin pena ni glorias y con muchas tensiones dentro de la familia real.
La aparición en escena, aquí y en medio mundo, de la Princesa Corinna aviva la crisis por la que atraviesan los Reyes. Y es que la famosa cacería de elefantes en Botswana ha reabierto una herida, largamente ocultada, cuya cicatrización parece imposible.
Esos medios aduladores a los que antes me refería han intentado vender este hecho como un hecho excepcional dentro de la trayectoria del Rey y por la que pidió disculpas, por cierto disculpas bastante prefabricadas y poco creibles. Un viaje, este de la cacería nada excepcional ya que cada vez se tienen más datos de los viajes del Rey a Oriente Medio para negociar con aquellas monarquías petroleras que han supuesto pingües beneficios al Rey Juan Carlos, beneficios que ya hace tiempo estimo la revista Forbes en una fortuna personal de 2.000 millones de euros. Supongo que ampliada en los últimos años.
Ese viaje a Bostwana fue supuestamente pagado por Mohamed Eyad Kayali, rico empresario sirio y mano derecha del ministro de Defensa de Arabia Saudí, quién negocio el contrato de 6.700 millones de euros para construir el AVE entre La Meca y Medina. ¿Cuáles y cuántas comisiones habrá habido? me pregunto.
A todo esto, la muerte del padre de Urdangarín ha puesto en evidencia la tensión fabulosa entre los miembros de la familia real, motivo de la ausencia en dicho entierro del Rey y de los Príncipes de Asturias. Dicen que la Casa del Rey, al menos los miembros ausentes en dicho entierro, está furiosa por el intento de Urdangarín y su exsocio Diego Torres para negociar una salida que les evite la carcel. Pacto que según sostiene el afamado yerno evitaría afectar a la ya deteriorada imagen real. Aunque la realidad es que ya poco puede hacer por enmendar la caída libre de la imagen de la Corona cada vez más desintegrada.
Me pregunto que pasará el próximo viernes 25, fecha del final de la Copa del Rey que enfrentará al Barça y al Athletic de Bilbao, en el estadio Vicente Calderón. Quizás el Rey no vaya y se "coma el marrón" el heredero porque a ninguno se nos olvida lo corrudio en 2009 cuando ambos equipos se enfrentaron y durante el himno se oyeron sonoras pitadas que por cierto TVE censuró.
Así es que los Reyes pasan sus bodas de oro con la crisis más grave por la que pasa la Corona desde sus comienzos. Cuánto tiempo seguirán algunos medios y muchos políticos intentando "limpiar" la imagen de una institución en auténtica decadencia.
Muchos republicanos nos lo preguntamos a diario y esperamos un cambio de modelo de Estado que traiga la III República.
El caso es que la popularidad de la Corona cae en picado y pasa por su peor momento. Un largo via crucis real. De ahí, que los 50 años de la boda de los monarcas pasen sin pena ni glorias y con muchas tensiones dentro de la familia real.
La aparición en escena, aquí y en medio mundo, de la Princesa Corinna aviva la crisis por la que atraviesan los Reyes. Y es que la famosa cacería de elefantes en Botswana ha reabierto una herida, largamente ocultada, cuya cicatrización parece imposible.
Esos medios aduladores a los que antes me refería han intentado vender este hecho como un hecho excepcional dentro de la trayectoria del Rey y por la que pidió disculpas, por cierto disculpas bastante prefabricadas y poco creibles. Un viaje, este de la cacería nada excepcional ya que cada vez se tienen más datos de los viajes del Rey a Oriente Medio para negociar con aquellas monarquías petroleras que han supuesto pingües beneficios al Rey Juan Carlos, beneficios que ya hace tiempo estimo la revista Forbes en una fortuna personal de 2.000 millones de euros. Supongo que ampliada en los últimos años.
Ese viaje a Bostwana fue supuestamente pagado por Mohamed Eyad Kayali, rico empresario sirio y mano derecha del ministro de Defensa de Arabia Saudí, quién negocio el contrato de 6.700 millones de euros para construir el AVE entre La Meca y Medina. ¿Cuáles y cuántas comisiones habrá habido? me pregunto.
A todo esto, la muerte del padre de Urdangarín ha puesto en evidencia la tensión fabulosa entre los miembros de la familia real, motivo de la ausencia en dicho entierro del Rey y de los Príncipes de Asturias. Dicen que la Casa del Rey, al menos los miembros ausentes en dicho entierro, está furiosa por el intento de Urdangarín y su exsocio Diego Torres para negociar una salida que les evite la carcel. Pacto que según sostiene el afamado yerno evitaría afectar a la ya deteriorada imagen real. Aunque la realidad es que ya poco puede hacer por enmendar la caída libre de la imagen de la Corona cada vez más desintegrada.
Me pregunto que pasará el próximo viernes 25, fecha del final de la Copa del Rey que enfrentará al Barça y al Athletic de Bilbao, en el estadio Vicente Calderón. Quizás el Rey no vaya y se "coma el marrón" el heredero porque a ninguno se nos olvida lo corrudio en 2009 cuando ambos equipos se enfrentaron y durante el himno se oyeron sonoras pitadas que por cierto TVE censuró.
Así es que los Reyes pasan sus bodas de oro con la crisis más grave por la que pasa la Corona desde sus comienzos. Cuánto tiempo seguirán algunos medios y muchos políticos intentando "limpiar" la imagen de una institución en auténtica decadencia.
Muchos republicanos nos lo preguntamos a diario y esperamos un cambio de modelo de Estado que traiga la III República.