Aunque la creación de la calzada es anterior, fueron los romanos quienes hicieron un camino perfectamente empedrado de gran valor histórico-artístico mejorando mucho su pavimento. Los romanos adecuaron su trazado con el objetivo de transportar mercancías, incentivar el comercio, las tropas militares o el pastoreo. Para eso construyeron puentes que cruzaban ríos, crearon ciudades, circos, templos, acueductos, puentes, fortalezas, y además favorecieron el desarrollo de la civilización en general a su paso.
Esta vía, en su origen, partía de Mérida y finalizaba en Astorga, pero, con el tiempo, sirvió también como camino de peregrinación hacia Santiago de Compostela desde el sur. Actualmente, apenas quedan restos de la calzada, para hacer el camino se puede utilizar la autovía A-66, conocida como autovía de la Ruta de la Plata, desde Sevilla a Gijón.
La vía penetra por el sur en la provincia de Salamanca desde Peñacaballera y cruza toda la provincia hasta Zamora, en este tramo salmantino es donde más elementos de origen romano se aprecian en el camino. Han pervivido miliarios, algunas alcantarillas y puentes, encontrándose un total de 28 miliarios en la Vía, la mayoría de la época de Trajano y Adriano.
El tramo salmantino se divide en dos, el norte y el meridional, este último desde el Puerto de Béjar a la capital salmantina, que fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931. En esta zona meridional de la vía hay tramos transitables a pie, así ocurre en Puerto de Béjar, en el Puente de la Malena de Béjar, en Palacios de Salvatierra o cerca de Salamanca en el paraje de El Zurguén. En el Puerto de Béjar se encuentra el Camino de los Miliarios que lleva hasta Montemayor del Río, un sendero señalizado que descubre uno de los mejores tramos, allí se encuentra el Puente de la Malena, rincón emblemático de la Vía, pues en su entorno se localiza una gran acumulación de miliarios, como lo es también el puente romano de Salamanca, paso imprescindible para avanzar hacia el norte.
El tramo norte, desde la ciudad salmantina hasta Zamora, atraviesa campos de cereal y los restos son escasos, salvo algunos miliarios en Calzada de Valdunciel y una estela funeraria romana reutilizada en la llamada Fuente Buena.
Es la Vía de la Plata un recorrido de gran valor histórico, monumental y paisajístico pues la historia y el arte se unen a los grandes paisajes llenos de robles, castaños y encinas de la Sierra y del Campo Charro, un paisaje que merece la pena visitar y contemplar porque además, a lo largo del camino, existen ramales que nos llevan a una serie de interesantes pueblos declarados patrimonio.
CIEN ESTAMPAS DE MI TIERRA
Una idea de Paqui para Curiosón