Este día lo aprovechamos para conocer un poco más las costumbres de la ciudad y despedirnos de las Fiestas que era su último día. Así que lo primero que hicimos fue ir al Parque del Carmen que estaban realizando una escultura con motosierra de Cervantes.
Al día siguiente volvimos y quedó así:
Y para comer nos dijeron que no nos podíamos ir de Logroño sin ir de pinchos por la Calle Laurel, así que cogimos la pequeña Guía de Pinchos y platos de la Calle Laurel, marcamos los recomendados y a por ellos fuimos.
Bar: Tío Agus
Pincho: Tío Agus
Bar: Blanco y Negro
Pincho: Bruschetas de Queso de cabra, jamón y mermelada de frambuesa
Bar: Donosti
Pincho: Solomillo al roquefort
Bar: Pata Negra San Agustín
Pincho: Huevo frito con patatas
He de decir que estaban bueníiiisimos y aunque no fue un almuerzo barato bien merece la pena y por unos 15 € yo comí muy bien y también me harté de cerveza.
Después de semejante festín había que echarse un rato a la sombra y resguardarnos de tanto calor, para ello nos metimos a ver el Cubo del Revellín, parte de Las murallas de Logroño, en el que emitían unos documentales cortitos y se estaba bien fresquito. Fue construido entre los años 1522 y 1524, el Cubo y su entorno constituyen los sectores mejor conservados de las murallas del Logroño del s. XVI.
Después otra vuelta por los puestos de artesanía y de camino a casa dimos una vuelta por la Recreación del campamento militar francés, con un montón de armas, cascos, protecciones militares, instrumentos de artillería y de cocina de la época.
Y para finalizar el día, al atardecer subimos a un monte desde el que se podía ver todo Logroño, una verdadera pasada…