Así que entre todos intentamos poner al día a David y surgieron algunas discrepancias. Los amigos residentes en Tokio ven las cosas con más optimismo, como que todo ha vuelto a la normalidad y que se puede viajar a Japón con tranquilidad. Yo que vivo un poco más al norte en Tsukuba, en la prefectura de Ibaraki, entre Tokio y Fukushima, veo las cosas de un modo más escéptico. Quizás sea porque una buena parte de las réplicas y terremotos que han ocurrido desde el 11 de Marzo han tenido lugar en Ibaraki, y se han dejado sentir con más fuerza aquí que en Tokio; quizás sea porque una mayor cercanía a la central nuclear -165 km- me provoca cierta ansiedad por si la crisis se complica y me toca salir por patas.
El caso es que a raíz de la charla con David, me he propuesto analizar la situación y marcar mi postura respecto a si es seguro o no viajar a Japón este año.
No ha sido fácil, y mi conclusión es que no se puede afirmar sí o no de forma rotunda. La situación en Japón es ciertamente de aparente normalidad pero existen algunos factores que en mi opinión deberían ser tomados en cuenta antes de planificar un viaje este año. No me veo capaz de recomendar o dejar de recomendar viajar a Japón. Simplemente me limitaré a dar a conocer información y que cada uno decida por su cuenta.
La situación en Japón es de normalidad.
Es cierto que los últimos posts que he escrito sobre Japón tras el terremoto han sido negativos, hablando sobre el riesgo de futuros terremotos, sobre el desarrollo de los acontecimientos en la central nuclear de Fukushima y sobre la contaminación radiactiva en los alimentos. Quizás haya podido ofrecer una imagen distorsionada sobre la realidad en Japón. Por esa razón quiero dejar claro aquí y ahora que la situación actual en Japón es de normalidad.
En las prefecturas de Iwate y Miyagi continúan las labores de reconstrucción y en la prefectura de Fukushima los habitantes intentan determinar si vivir tan cerca de una central nuclear descontrolada supone un riesgo para su salud y si el radio de evacuación debería ampliarse. Quitando esas tres prefecturas, la situación en el resto de Japón, especialmente en Tokio y al oeste y sur del país, es de absoluta normalidad. Sólo hay réplicas de vez en cuando, todo funciona con normalidad: transporte, comercios, distribución de alimentos, etc. y los niveles de radiación se mantienen por debajo de los límites legales fuera de la región de Tohoku.
Tras el terremoto la central nuclear de Fukushima sigue emitiendo radiación de forma continua después de que tres de sus reactores sufrieran una fusión del núcleo y una filtración del combustible nuclear hacia el exterior (lo que en inglés se conoce como meltdown y melt-through, respectivamente). No obstante, los niveles de radiación no son elevados y el cómputo anual de dosis fuera de la región de Tohoku se mantiene por debajo del límite acumulativo de 1 mSv establecido por la IAEA.
La siguiente gráfica corresponde a los niveles de radiación registrados por el Instituto Nacional de Ciencia Industrial Avanzada y Tecnología (AIST), con base en Tsukuba. La he sacado de un informe que tuve que elaborar para una asignatura del Master de Risk Engineering que estoy estudiando (en efecto, amigos, si he terminado pringándome en esta mierda no ha sido sólo por placer). En la gráfica podemos ver el nivel de radiación natural, en color verde, definido en 0.06 µSv/h para Tsukuba (en Madrid es mayor, de 0.19 µSv/h según el CIEMAT). En color azul está el nivel de radiación artificial proveniente de la central nuclear de Fukushima. Vemos que tuvo un pico durante los días posteriores al accidente nuclear de Fukushima, debido a que las explosiones en los reactores liberaron partículas radiactivas a la atmósfera, y que actualmente sigue siendo superior al nivel de radiación natural. Habría que sumar los dos tipos de radiactividad para saber lo que está recibiendo una persona en Tsukuba. Por último, en color rojo está el nivel de radiación artificial depositado en el suelo, que es mayor que el que hay en el ambiente, a un metro de altura del suelo. Nos vemos expuestos a este tipo de radiación en tanto entremos en contacto con el suelo (razón por la cual los padres de la prefectura de Fukushima presionaron al gobierno para limpiar la arena de los parques infantiles) o sea absorvida por los cultivos agrícolas que consumimos.
Con los mismos datos con lo que he elaborado la gráfica se puede calcular la dosis anual de radiación artificial que recibe una persona en Tsukuba, Ibaraki, al norte de Tokio:
Del 1 de Enero al 15 de Marzo, la dosis de radiación recibida por una persona fue únicamente la correspondiente a la radiación ambiental, es decir, 0 µSv/h de radiación artificial. Del 15 de Marzo al 28 de Junio, la dosis media fue de 0.114240838 µSv/h (no incluye la radiación ambiental), obtenida a partir de los datos registrados por el Instituto Nacional de Ciencia Industrial Avanzada y Tecnología (AIST). Del 29 de Junio al 31 de Diciembre, podemos asumir la media de Junio, 0.09 µSv/h (no incluye la radiación ambiental), suponiendo que la planta nuclear de Fukushima siga emitiendo niveles de radiación constantes hasta que se consiga llevar a "parada fría".
La fórmula de la dosis acumulativa de radiación es por tanto:
0 µSv/h * 24 h/día * 73 días (1 de Enero al 15 de Marzo) + 0.114240838 µSv/h * 24 h/día * 106 días (15 de Marzo al 28 de Junio) + 0.09 µSv/h * 24 h/día * 186 días (29 de Junio al 31 de Diciembre) = 692.388692 µSv/365 días = 0.692388692 mSv/año, que como digo está por debajo del límite de 1 mSv/año de radiación artificial descrito por la IAEA.
Podemos concluir que una persona en Tsukuba, o más al sur en Tokio, está a salvo de la radiación de Fukushima. Si esto no fuera así hace tiempo que me habría marchado, eso es obvio.
Respecto a los niveles de radiación depositada en el suelo, se supone que el gobierno de Japón está controlando los productos agroalimentarios con el fin de evitar que frutas y verduras contaminados por radiación lleguen a la población. Sin embargo, la radiación puede llegar a los seres humanos también a través de la carne de animales que han sido alimentados con pienso contaminado por radiación, y en las últimas semanas se ha detectado por todo Japón carne de ternera contaminada por cesio radiactivo. Como resultado, el gobierno ha prohibido la distribución de ganado vacuno de granjas en las prefecturas de Fukushima, Miyagi y próximamente Iwate (NHK) .
No obstante, comer productos alimenticios contaminados por radiación no debería ser motivo de preocupación para aquellos viajeros que vienen de turismo a Japón por unas semanas tan sólo. El Ministerio de Salud nipón asegura que comer carne de ternera con niveles de cesio radiactivo varias veces superior al límite no representa un riesgo inmediato para la salud (Yomiuri). Debería preocupar únicamente a las personas residentes en Japón a largo plazo; no es necesario entrar más en detalle.
El riesgo de fuertes terremotos persiste.
Los terremotos han ido disminuyendo en frecuencia, para tranquilidad de todos. Pero lo cierto es que continúan ocurriendo de vez en cuando, y su localización es imprevisible. Sin ir más lejos, hace 2 días ocurrió un terremoto M6.4 en el mar de Fukushima (al norte lejos de Tokio) y ayer por la noche ocurrió otro terremoto M6.1 en Shizuoka (al sur cerca de Tokio). Seguramente no han hablado de ninguno de ellos en las noticias de España, pero el primero de ellos me sacó de la cama a las 4 de la mañana y cuando empecé a ver cosas caerse a mi alrededor dudé por un momento si meterme debajo de la mesa.
El hecho de que las réplicas disminuyan en frecuencia y en intensidad nos puede dar una falsa sensación de seguridad, de que lo que tuviera que pasar ya pasó el 11 de Marzo. Pero no tiene por qué ser así, aún hay riesgo de terremotos no sólo en el mar sino también en tierra. Y esto no lo digo yo, lo dice el mismo gobierno de Japón (NHK).
Un consejo de expertos en sismología del gobierno dijo el pasado mes de Junio que pueden producirse réplicas de magnitud 7 o superior en la costa del Pacífico del noroeste de Japón acompañadas de un tsunami. También dijo que el riesgo de terremotos en el interior es mayor que antes, concretamente en las fallas activas entre Miyagi y Fukushima y entre Tokio y Saitama. El jefe del consejo de expertos, Katsuyuki Abe, llama a la precaución, diciendo que aunque el número de seísmos ha disminuido en los últimos meses, estos pueden ocurrir en cualquier momento.
Esta conclusión coincide con la del informe preliminar sobre las consecuencias del terremoto de Tohoku que publicó el Instituto Nacional de Investigación para las Ciencias de la Tierra y la Prevención de Desastres (NIED).
El informe explica lo que pasó en el terremoto de Tohoku y también lo que se espera que pueda pasar después. Debido a que el terremoto de Tohoku fue un evento de gran magnitud, se estima que ha podido acelerar o desencadenar ciertos fenómenos geofísicos en la región a causa de la deformación de la corteza terrestre, tanto en el mar como en tierra, tal y como concluyen los expertos en sismología del gobierno.
1. Probabilidad de otros terremotos interplaca (en la Fosa de Japón, situada en el mar)
Se sabe que un terremoto de gran magnitud a menudo induce terremotos en otras regiones vecinas situados en la porción extendida de la superficie de falla.
Algunos ejemplos son el terremoto M9.1 de Sumatra en 2004 que fue seguido por un terremoto M8.4 en la isla de Nías al este apenas 3 meses después; más recientemente en Nueva Zelanda el terremoto M7.3 de Canterbury que fue seguido por el terremoto M6.3 de Christchurch al este 6 meses después.
En el caso presente tras el terremoto de Tohoku, las regiones susceptibles son aquellas situadas al norte y al sur de la Fosa de Japón, al norte en la costa de Sanriku (Iwate y Aomori) y al sur en la costa de Boso (Chiba y este de Tokio). La posibilidad de que se produzca un fuerte terremoto en estas regiones va desde el medio año a algunos años por delante.
2. Probabilidad de terremotos en superficie continental
Se ha observado que posteriormente al terremoto de Tohoku han tenido lugar otros terremotos en la superficie continental (alejados de la Fosa de Japón) y se asume que estos han sido inducidos por el terremoto principal.
Un ejemplo de ello son los terremotos que han tenido lugar en las prefecturas de Fukushima e Ibaraki. Estas regiones usualmente no han tenido actividad sísmica notable, sin embargo están ocurriendo como consecuencia del desplazamiento de la corteza. Son pequeños en magnitud, pero al ocurrir cerca de núcleos urbanos sus efectos se dejan sentir con más fuerza.
El terremoto del 11 de Marzo, que se produjo en el mar cerca de la Fosa de Japón a 130 km de la costa, registró en algunos puntos de la prefectura de Miyagi el grado 7 JMA (la máxima puntuación de la escala JMA) y llegó a sentirse con fuerza a 373 km en Tokio, cuesta hacerse una idea de las consecuencias de producirse en tierra, cerca de núcleos urbanos. El gobierno dice que ese riesgo ha aumentado tras el terremoto de Tohoku, así que pienso que hay que tener esto en cuenta cuando se viaja a Japón este año. La posibilidad de terremotos en tierra es mayor que antes del 11 de Marzo, incluso aunque hayan pasado ya unos meses.
La seguridad de las centrales nucleares está todavía por confirmar.
Un simple dato, 5 meses después del terremoto de magnitud 9.0 a día de hoy sólo 18 de los 54 reactores nucleares en Japón están en funcionamiento (Mainichi), lo que está obligando al país a atravesar una de las mayores crisis energéticas de su historia este verano. Si la seguridad de las centrales nucleares estuviera garantizada entiendo que todas deberían estar funcionando con normalidad, pero no es así.
En estos momentos la central nuclear de Fukushima continúa en estabilidad crítica. La situación parece estar bajo control, la compañía que gestiona la central nuclear, Tokyo Electric Power (TEPCO), ha conseguido poner en marcha un sistema de refrigeración para mantener los núcleos a baja temperatura, pero lo cierto es que estos núcleos se han fundido y se encuentran fuera de la vasija del reactor (lo que en inglés se conoce como melt-through). El mismo gobierno nipón lo ha terminado reconociendo en su informe entregado a la IAEA el pasado 8 de Junio (Yomiuri Shimbun), ya no estamos hablando de paranoias de científicos locos. Es la primera vez que sucede algo parecido en la historia de la industria nuclear así que hay incertidumbre sobre qué puede pasar con ese combustible fundido que por el momento sigue emitiendo radiactividad. Repito una vez más lo que he querido mostrar arriba con la gráfica: los niveles de radiación han disminuido pero en el norte de Japón siguen estando por encima de los niveles de radiación natural. La contaminación radiactiva de Fukushima va para largo.
Uno de los problemas de la delicada situación de la planta de Fukushima es que todavía no se puede acceder a su interior para analizar las causas del accidente nuclear. Esto es importante para determinar si las centrales nucleares de Japón son seguras frente a los terremotos tal y como se pensaba. La teoría más extendida que se ha ido asentando en la mentalidad de la gente es que el accidente nuclear de Fukushima fue causado por el impacto de un tsunami de inesperadas proporciones y no por el terremoto de magnitud 9,0. Así se ha venido repitiendo desde el principio y es la razón por la cual pensamos que es improbable que lo de Fukushima pueda volver a repetirse en cualquier otro lugar de Japón. Pero existen otros factores que no hay que olvidar, como que la central nuclear de Fukushima Daiichi es una de las más antiguas del país, fue construida en 1967, y fue una de las más cercanas al epicentro del terremoto.
A falta de determinar cuáles fueron las verdaderas causas del accidente nuclear de Fukushima, la compañía TEPCO no descarta la posibilidad de que la rotura de las tuberías por causa del seísmo provocara la pérdida del sistema de refrigeración en los reactores (JapanTimes via Kyodo) antes incluso de que llegara el tsunami y se llevara por delante el suministro eléctrico de emergencia.
En el caso de que hubiera sido el terremoto la causa del daño del sistema de refrigeración, y no el tsunami, el escenario varía y las compañías eléctricas del país se verían forzadas a reconsiderar la resistencia de sus reactores a terremotos de gran intensidad. El gobierno japonés ha tomado cartas en el asunto y con el fin de disipar todas las dudas que han surgido tras el terremoto del 11 de Marzo se ha propuesto garantizar a los ciudadanos la seguridad de los reactores antes de volver a ponerlos en funcionamiento. En su día el primer ministro de Japón, Naoto Kan, ordenó el cierre de la central nuclear de Hamaoka (JapanTimes) por estar construida directamente sobre la zona de subducción de dos placas tectónicas donde tiene lugar el gran terremoto de Tokai cada 100-150 años, siendo el último de ellos en 1854. Más tarde, anunció que se realizarían pruebas de resistencia en todas las centrales nucleares del país ante eventuales desastres naturales (Yomiuri) y estas no podrán entrar en funcionamiento sin antes haber superado los tests de stress.
En qué puede afectar esto al turismo en Japón.
Hemos hablado de la radiación y hemos dicho que podemos descartar este riesgo. Los niveles de radiación ambiental son bajos y el Ministerio de Salud nipón asegura que los alimentos contaminados por radiación no afectan seriamente a la salud. En ese aspecto, aquellos viajeros que quieran visitar Japón pueden estar tranquilos, pero no van por ahí los tiros... sino más bien por la combinación de terremotos y centrales nucleares.
Comenzaremos diciendo que no todos los seguros de viaje cubren riesgos extraordinarios ocasionados por desastres naturales, ya sea erupción volcánica, inundación o terremoto, algunos se lavan las manos. Aparte de esto, una gran mayoría -sino son todos- excluyen los siguientes riesgos (y esto podéis consultarlo vosotros mismos en las condiciones generales de cualquier seguro de viajes de cualquier compañía):
- Los derivados de energía nuclear, sin perjuicio de lo establecido en la Ley 25/1964, de 29 de abril, Reguladora de Energía Nuclear.
- Los siniestros que por su magnitud y gravedad sean calificados por el Gobierno de la Nación como de “catástrofe o calamidad nacional”.
Vaya, justo exactamente lo que ocurrió en Marzo de 2011 en Japón.
Al no estar cubiertos estos riesgos por la póliza, la compañía de seguros puede no hacerse responsable del asegurado en caso de accidente o de necesidad de traslado o evacuación por dichas causas.
Me parece que hay que tener esto en cuenta antes de viajar tranquilamente a un país que mantiene una crisis nuclear en curso y en el que además existe el riesgo de que se produzcan terremotos de gran magnitud.
Dicho esto, quiero dejar claro que yo no recomiendo ni dejo de recomendar viajar a Japón.
Mi opinión personal es que cada uno debe tomar sus propias decisiones contando con toda la información posible y sabiendo los riesgos que está dispuesto para asumir. Es por ello que mi labor viene siendo la de informar desde Japón. Si después de conocer esta información un viajero se considera suficientemente capacitado como para afrontar los riesgos, adelante. El que no quiera afrontar el mínimo riesgo, no pierde nada por esperar. Japón es un país maravilloso y con lugares muy interesantes y atractivos para el turismo, pero el país siempre va a estar aquí, no a moverse. ¿De verdad es necesario viajar este año que las cosas están revueltas? Pienso que en el caso de algunas personas, mis padres por ejemplo, sería más sensato esperar a que la situación evolucione de forma favorable y se pueda viajar el año que viene más tranquilamente. La compañía eléctrica TEPCO se ha comprometido a estabilizar la central nuclear de Fukushima y llevar los reactores a "parada fría" para 2012. Por entonces es probable que el riesgo de terremotos haya disminuido y las centrales nucleares de Japón se encuentren más preparadas que antes del 11 de Marzo.
Me gustaría terminar añadiendo el enlace a la página del Ministerio de Asuntos Exteriores con la recomendación de viaje vigente para Japón con fecha 28/06. La recomendación habla de que continúan las réplicas, algunas de fuerte intensidad; habla de la central nuclear de Fukushima todavía en fase de estabilización; y de que fuera de la región de Tohoku no existe riesgo para la salud. No creo haber dicho nada distinto.
La situación que atraviesa Japón en estos momentos es temporal, aunque de carácter excepcional, y no me parece distinta de las situaciones que puedan vivirse en otros países de Asia y de las cuales se han emitido también recomendaciones de viaje: Tailandia en tiempos de agitación política o Vietnam y Filipinas en temporada de tifones. Por poner un ejemplo, el Ministerio de Asuntos Exteriores en su recomendación de viaje para Vietnam dice que es un país especialmente vulnerable a los tifones, que se producen de mayo a diciembre; uno de los cuales dejó atrapados y aislados a más de 300 españoles en zonas turísticas y un elevadísimo número de pérdidas humanas y materiales, y no por ello dejan de viajar españoles durante los meses de Julio y Agosto, la época con mayor registro de tifones. En la mayoría de los casos las vacaciones transcurren con normalidad, pero en otros, los riesgos llegan a materializarse y entonces la gente se lleva las manos a la cabeza cuando sus planes de viaje se ven afectados.
Me gustaría que este debate sobre si resulta seguro viajar a Japón fuera un debate abierto en el que participara gente con un punto de vista desde Japón y gente con un punto de vista desde fuera de Japón, principalmente España. Creo que hay mucha gente interesada en viajar a Japón y les preocupa saber si resulta seguro hacerlo tras el terremoto. Muchos blogs sobre Japón coinciden en señalar que sí que es seguro viajar este año, pero yo tengo mis reservas. Abro así pues el debate.