Vuelvo a Madrid y llueve. Es octubre; es normal. Pero tan solo horas atrás disfrutaba de un paseo por el paseo marítimo de Sliema, el lugar donde me alojé en Malta, con una temperatura de unos 25 grados y camiseta de tirantes. Es lo que tienen los viajes y estar en un destino en la época adecuada. Por eso, el primer post de este periplo lo dedicaré a la importante elección del periodo para viajar a Malta.
Octubre o entretiempo, los meses previos o posteriores al verano, son sin duda, los más convenientes. No he viajado en otras épocas, pero lo comparo con las experiencias de amigos e imagino cómo podría ser la isla en pleno agosto. Además, simplemente, ya lo había oído; y con mi viaje, no he hecho más que corroborarlo.
Evitar la masificación y el calor
Malta es un país muy turístico. De eso me di cuenta viajando en octubre, un mes flojo en este sentido, así que supongo que en pleno verano esté lleno de gente. Esto puede ser un fastidio en muchos sentidos: tanto en la masificación de determinados lugares, como la Blue Lagoon de Comino, como por otros temas como el transporte, ya que el medio más común es el autobús y al no ser demasiado grandes, estos se llenan y pueden pasar de largo si están hasta arriba, con lo que tocará esperar más tiempo del habitual.
Por otro lado, el calor es otro factor a tener en cuenta. En octubre hace casi siempre una temperatura muy agradable, con máximas de entre los 25 y 27 grados, con lo que se pueden visitar las cosas sin demasiado agobio, pero también darse un baño en una de las playas de la isla. Hay que pensar que también hay bastante humedad en general. Casi perfecto si no te llueve o se pone la nube (que pasa muy pocas veces).
Pero en verano estos grados pueden llegar a ser 40, con lo que la sensación es bastante intensa. Esto llevará a que nos apetezca un viaje más playero y también tengo que decir que creo que las playas de Malta no son ninguna locura; en mi opinión. Hay algún paraíso de aguas cristalinas y arena fina, pero muchas otras son rocosas y no demasiado cómodas. Por eso, mucha gente acaba decepcionada con la isla, yo creo. Hay que plantearse también qué tipo de viaje queremos…
El tipo de viaje que queremos
Malta está llena de lugares con mucha historia, rincones con encanto, pueblos pescadores donde perderse durante horas, callejuelas estrechas con curiosos detalles, enormes paredes de roca sobre el inmenso mar… es un lugar para saborear lentamente y con paciencia, en autobuses algo antiguos y trayectos pesados, pero rodeados de naturaleza y luz mediterránea. Un destino completo que nos ofrece muchas cosas, pero que debemos elegir un buen momento para hacer todas estas actividades.
Por eso, tenemos que plantearnos qué buscamos en ella y dejarnos llevar por el lugar. Creo que sería un error, por ejemplo y como he adelantado, buscar en esta isla playas idílicas donde pasar el día a remojo. No es su fuerte y existen multitud de destinos que seguramente te ofrecerán esto más claramente (Cerdeña, islas griegas…). Por eso y para ver los lugares más populares de Malta, no hay nada mejor que el clima de octubre o los meses de entretiempo. Tendremos, sencillamente, un tiempo que nos permitirá disfrutar de todos estos lugares de una forma muy agradable.
Por eso, este clima es ideal para pasear por los paseos marítimos que hay en torno a la costa maltesa; para conocer La Valleta caminando y adentrarnos en sus recovecos; para patear a conciencia las tres ciudades que hay en frente de la ciudad principal (Senglea, Vittoriosa y Cospicua) y dejar pasar la tarde frente a las diferentes bahías formadas en el territorio; para hacer una parada en Gozo, para ver su preciosa y coqueta capital, y la Blue Window o Ventana Azul, con preciosas vistas al mar; para tomar algo en Saint Julians y disfrutar de sus terrazas; para llegar a Comino y bañarnos en sus aguas cristalinas…
Alargar el verano
Y por supuesto, el buen tiempo que hace en Malta en octubre nos permitirá darnos el último baño del verano, tomar algo en una terraza cuando ya está atardeciendo sin excesivo abrigo, disfrutar de la brisa marina sin temor a que nos entre el fresco, disfrutar un rato largo de un helado o pasear con una temperatura agradable y no preocuparnos por el tiempo. Viajar en esta época a un lugar así nos llenará de luz y de buen rollo; de energía positiva. Y además, por ser temperada baja, será más barato. En mi caso, me hice con un billete de Ryanair por 60 euros ida y vuelta.
Todo son sin duda razones para lanzarse y disfrutar de este pedazo de destino en esta época.