Nebraska es un viaje por la América del white trash. Un encuentro entre un padre y su hijo, cuando a uno ya le queda por por hacer en este mundo. Un viaje a medio camino entre el esperpento, el drama y la comedia. Un viaje en blanco y negro, ahora que me voy enamorando de los tonos grises en los paisajes. Un viaje, es cierto, a la miseria de lo que somos, pero también a la grandeza de lo que albergan los corazones de los hombres.
Un viaje, en fin, en el que leer en cada fotograma aquella cita maravillosa de Yehuda Amijai y que yo le leí a Héctor Abad Faciolince; aquella que decía que "por amor a la memoria, llevo sobre mi cara la cara de mi padre."
Buen cine.