Este fin de semana es uno de esos largos en algunas comunidades y, como el tiempo ya acompaña, invita a los desplazamientos de ocio.
La población infantil está cada vez más adaptada a viajar. Los traslados vacacionales o los cada día más comunes traslados de fin de semana a segundas residencias son experiencias frecuentes de viajes y traslados. Sin embargo no tienen porque despertar entusiasmo y muchos niños pueden interpretarlas como indeseables.
El viaje en sí mismo puede ser determinante de problemas. El confinamiento dentro de un vehículo o un transporte público y la necesaria disciplina y orden que precisa el uso de los medios de transporte, trenes, autobuses o aviones, puede generar dificultades de adaptación y reacciones diversas expresadas por trastornos del comportamiento, crisis de ansiedad, o trastornos del carácter.
La cinetosis puede ser una manifestación puramente física debida a las alteraciones del órgano del equilibrio. Los síntomas de mareo, naúseas, vómitos, cefalea pueden acentuarse si además existen asociadas infecciones de las vías respiratorias altas, otitis o tubaritis que producen molestias por aumento de presión intraótica.
La ventilación inadecuada y las emanaciones del tubo de escape de los automóviles pueden crear problemas de intoxicación por monóxido de carbono, especialmente en los meses invernales y presentarse igualmente con síntomas de náuseas, vómitos, cefaleas y alteración de la conciencia. Los viajes largos en meses calurosos pueden en cambio, si no se toman precauciones, dar lugar a problemas de deshidratación por la suma de sudoración, escasa ingesta de líquidos y los vómitos. Pero el rechazo al viaje puede manifestarse por síntomas similares como somatización de la situación indeseada y no siempre va a ser fácil distinguir las formas reales de las inducidas.
Las condiciones del viaje deben ser objeto de atención. Los viajes en automóvil comportan riesgos de accidentes de tránsito, hoy día la principal causa de mortalidad infantil. Además de los riesgos habituales, viajar con niños añade riesgos por su actividad que puede añadir estreses y nerviosismo al conductor.
Como en otras circunstancias en las que se altera la vida rutinaria, las familias deben extremar las precauciones y estar atentas a los posibles riesgos. Y los profesionales aprovechar los contactos en la clínica para recordárselo
X. Allué (Editor)