
El Ramadán no es solo un mes en el calendario lunar: es el corazón espiritual de más de 1.800 millones de musulmanes en todo el mundo. Durante 30 días, desde el amanecer hasta la puesta de sol, la vida se transforma: no se come ni se bebe durante las horas de luz, se multiplican las oraciones y la solidaridad comunitaria alcanza niveles extraordinarios. Es disciplina, introspección, pero también celebración colectiva. C’est simple: la rutina diaria se da la vuelta y todo, desde los horarios laborales hasta los mercados callejeros, se reorganiza. Y esta transformación no afecta solo a quienes la
