Viajar en avión en dos minirelatos

Up – parte I

Es un día como otro cualquiera. Abro el 20minutos.es y leo por encima los titulares, ninguno que destaque sobre los demás. Me voy a twitter. Mañana más o menos tranquila, mi timeline se confunde con tantos tweets viajeros así que filtro la búsqueda de información por listas de interés. Mejor, pero nada reseñable. Me voy a facebook y hago scroll durante un minuto. Ahora sí, un video que se empieza a reproducir de forma automática me capta enterita. Un conocido va en moto por la carretera y por encima de él pasa un avión a muy pocos metros. ¿Cómo debe ser que un bicho de semejante envergadura vuele tan cerca?

Unos días más tarde cojo mi bici para ir a cazar aviones, porque oye, hay que hacer ejercicio y no contaminar. Es sábado y los sábados parecen especiales, el tráfico de aviones que pasan por encima de Barcelona es brutal. Calculo que aterriza un avión cada tres minutos. Hay unos bancos de piedra especialmente diseñados para que te tumbes y le veas la panza a estos monstruos del aire pero paso de ellos y busco el mejor ángulo para hacer fotos.

A lo lejos se ven venir con las luces de aterrizaje ya encendidas como pequeñas estrellitas que van creciendo en cuestión de segundos. Desde el momento en el que descifras la silueta del avión hasta que pasa justo por encima de tu cabeza a poco más de 20 metros de altura pasan pocos segundos. Los motores hacen bastante ruido aunque depende de la nave, hay algunas que son extremadamente grandes y otras simples avionetas. Pero lo que más se oye, sin duda, es el tren de aterrizaje chocar contra el asfalto de El Prat.

Coordenadas aproximadas del mirador de aviones de El Prat aquí.

Down – parte II

En algún lugar sobre el Golfo Pérsico y a más de 10km de altura dos niños se entretienen en un Boeing 777-300ER

- Veo, veo.

- ¿Qué ves?

- Una cosita.

- ¿Y qué cosita es?

- Empieza por la letra B.

- ¡Barquitos! F-6…

- Agua. C-2…

- ¡Hundido!

About the author

Me llamo Beatriz Lizana y tengo un trastorno que me requiere vivir en constante movimiento. Tengo el gen de la curiosidad hiperdesarrollado, menos mal que he descubierto que jugando con las palabras y las imágenes logro cierta estabilidad. ¿La cura? El viaje como parte de la vida y este blog como excusa para canalizar esos ataques de curiosidad.

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