Revista Diario

Viajar, escapar o pensar

Por Marpa411

Viajar por viajar. Sin rumbo o con un destino marcado. O simplemente para huir.
Siempre se dice que trasladarse es lo que más desgasta en la vida. Y si bien algo de eso es cierto, también estaría bueno pensar que es una excusa o una oportunidad para frenar la rutina, para pensar, leer, analizar, explorar, descubrir nuestro entorno. Es la posibilidad de detenerse en todo lo que no vemos cuando estamos en otra cosa.
Nos quejamos que viajamos como ganado, de la impuntualidad de los micros, trenes, subtes y aviones. Todos ellos son de lo peor. Caóticos. Pero ¿qué sería de nosotros sí en segundos pudiésemos teletransportarnos? Aniquilaríamos ese impás del que tanto renegamos, y que solo los malos vehículos nos pueden aportar.
¿Cuántas anécdotas nacieron de un viaje? ¿Cuántas decisiones? ¿Cuántos amores? ¿Cuántas reflexiones? Pensalo…
“Ir sin amor por la vida es como ir al combate sin música, como emprender un viaje sin un libro, como ir por el mar sin estrella que nos oriente”, dijo Stendhal. Y agrego, que vivir sin transporte es como comer sin plato, como bañarse sin ducha, como escribir sin papel, como dormir sin sueño, como respirar en un cajón. No es lo mismo.
Parar y observar. Parar y viajar. Parar y descubrir instantes, situaciones que formar parte de nuestra esencia, aunque ni reparemos en ellas, siempre algo queda. (M.P)

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