Revista Viajes

Viajar tiene su sacrificio

Por Viajaelmundo @viajaelmundo

Viajar tiene su sacrificioCuando me dicen que quisieran tener un trabajo como el mío: viajar, hacer fotografías y contarlo todo; siempre respondo que lo hagan, que es posible. Todo arranca de las ganas, del sueño de querer hacerlo. La idea es que al menos una línea de lo que cuento, inspire a otro a moverse, a mirar a su alrededor, a querer vivir con un poco más de intensidad, a no quejarse tanto, a darse cuenta que las calles y el mundo completo está ahí para recorrerlo.

Justo ayer, Vero de @tipsdeviajero, decía: “no soy la q más ha viajado, soy la que comparte experiencias y éstas sirven para inspirar a otros a #viajar That’s all!!” Y es muy cierto. No se viaja con pretensiones, se viaja porque queremos vivir, porque somos curiosos, porque queremos aprender y sentir. Entonces, la pregunta obligada que sigue es ¿Y cómo hago para viajar?

Hace poco dije en una entrevista que me hicieron en la radio, que yo no tengo una mochila llena de dinero guindada a la espalda. Me encantaría tenerla. Viajar tiene su sacrificio y el primero, para mí, es no estar apurada. No me desespero por no viajar tan seguido, pero sí me aseguro que cuando me muevo -sea lejos o cerca- pueda cumplir con todo lo que quiero en ese destino en particular, siempre y cuando el presupuesto alcance.

Cuando tengo un viaje en mente, ya mis amigos saben que saldré muy poco, que no gasto en taxis, que iré apenas una vez al cine y que no llevaré la botella de vino cuando los visite, porque estoy ahorrando todo el tiempo. He vendido parte de mi colección de discos y de juegos -sí, me encantan los juegos de video-, no compro nada que no necesito y todo, todo lo que entre, va para ese viaje que siempre pretende ser el mejor. Sepan que cuando compro el pasaje, ya es un alivio y trato de pagar todo lo que pueda antes de irme, aunque siempre me queda un cabo suelto que, con cierto desenfado digo que lo resolveré al volver. Hay un detalle supersticioso: no suelo decir que me voy a algún lugar hasta pocos días antes del viaje. Manías.

Tengo la suerte de tener familia viviendo en distintos países: Canadá, Alemania, Argentina, Estados Unidos y varios más, lo que me asegura no gastar en un hotel. Claro que me encantan los hoteles, pero más me gusta conocer, lanzarme a las calles y saber que al volver de un día dando vueltas, tendré una cara conocida en casa preguntándome qué tal estuvo todo. Me gusta viajar sola, porque voy a mi ritmo, pero qué lindo es tener a alguien cerca con quien compartir todo lo que vas descubriendo.

Viajar tiene sus sacrificios, sí, pero es posible.

 


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