El madrugón fue criminal (4 a.m.), pero aún así entre unas cosas y otras no llegué al centro de Praga hasta pasadas las 11. El caso es que, como llegué tan tarde, tuve que irme directa al free tour. Es decir, que estuve cargando con una mochila de cinco kilos y otra de cuatro hasta las tres y pico de la tarde. Pero bueno, la ciudad es preciosa y el camino hasta el freetour me gustó mucho.
Free tour por Malostranská
Allí, nuestro guía, un chico ucraniano que hacía bastantes chascarrillos, nos explicó que lo que íbamos a ver era la zona alemana, el barrio de Malostranská (Mala Strana), que engloba la Ciudad Vieja de Praga y está alrededor del puente de Carlos, un lugar espectacular.
Hay mucho que ver callejeando por esta zona, empezando por la bandera en honor a los caídos en la Guerra Mundial, donde nos contaron la historia del intento de asesinato de la mano derecha de Hitler en checkoslovaquia (anécdota varias veces repetida en varios tours).
Luego nos hablaron de los licores típicos, pasamos por el callejón más pequeño del mundo (que no lo es, solo es el más pequeño de Praga), la estatua de dos tipos meando (cuyos penes en teoría se mueven, aunque estaban apagados) frente al museo de Kafka y un canal que llaman la Venecia de Praga.
También dedicamos un rato al muro de Lennon. En teoría está prohibido pintar en él, y en algún momento de la Guerra Fría incluso lo electrificaron para evitarlo, a pesar de lo cual allí la gente hace sus reivindicaciones (y algunas parejas ponen sus nombres).
También pasamos por dos iglesias importantes. En una de ellas, la Iglesia del Niño Jesús (el origen de la estatua del niño, asociada a la fertilidad, es español), entramos y estaban dando la misa, en la que los creyentes cantaban.
Y por supuesto tuvimos varias perspectivas del Puente de Carlos, que solo tiene una estatua original, siendo las demás copias, lo que no impide que sea muy transitado. Como curiosidad, las dos torres tienen distinto color por los materiales de construcción usados.
Acabamos el tour dos horas y media después y me comí un bocata de camino al hotel. Estaba deseando quitarme de encima todo ese peso. Me costó dar con el sitio y encima los desayunos estaban bastante acotados en el tiempo, pero me hicieron un apaño. Después descansé un buen rato en la habitación, me curé las ampollas de los pies (parece que no aprendo, llevaba las mismas botas que en Aragón) y volví a salir rumbo al tour de las leyendas y misterios de Praga. Intenté hacerme con unas zapatillas de deporte, porque además se supone que en Praga hace frio y llevaba unas botas que me dejaban los pies cocidos. Pero no hubo manera... además casi llegué tarde a un tour por comprar agua y no me ahogué por poco cuando me di cuenta de que era carbonatada.
Free Tour de los misterios y leyendas de Praga
La verdad es que el tour estuvo genial, el chico no solo te contaba las leyendas, las vivía. Y las narraba de una forma muy literaria, como un cuentacuentos moderno. Además, había leyendas de todos los tipos y épocas, desde el sabio rabino que desafió la muerte y creó el golem hasta el guerrero templario sin cabeza, bibliotecas de ocultismo secretas, montañas de oro escondidas...
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