Los Alpes italianos esconden (aunque quizás ya los conozcas) una zona donde el paisaje alcanza la belleza en su máxima expresión. La naturaleza vistiendo sus mejores galas. Son las Dolomitas, una cordillera montañosa con prados verdes cuidados al máximo, valles plagados de viñedos, lagos con agua cristalina y paisajes realmente adorables. Cada vez más me llaman la atención los viajes de montaña, así que este verano me embarqué en un viaje de seis días en esta zona de Italia. ¡Y me encantó! Te doy todo detalle sobre qué ver y qué hacer allí, día a día.
¿Cómo organizar un viaje a Dolomitas?
Lo primero decirte que Dolomitas es un destino muy concurrido a pesar de ser un destino de montaña y que lo mejor es que evites los meses de verano. No obstante, si como yo, eres de los que obligan a coger la mayor parte de sus vacaciones en época estival, tampoco dudes. Habrá mucha gente, pero de momento, creo que aún puedes disfrutar de este paraíso aún estando bastante masificado. ¡Siempre hay trucos para esquivar las aglomeraciones y lugares increíbles con menos nombre donde gozar de igual manera!
Tengo que reconocer que no tenía muy claro cómo organizar el viaje por Dolomitas, más allá de que alquilar un coche era imprescindible y que el aeropuerto más cercano con mejores precios era el de Venecia. Dado que el paisaje es escarpado y por tanto, las carreteras son bastante irregulares y peliagudas, el mapa de la zona no me resultó fácil de interpretar y la decisión sobre todo de dónde hacer noche fue totalmente personal: repartí los días en dos zonas, de oeste a este.
Así, los primeros días hice noche en Bolzano, en el área más occidental; ciudad que me encantó y que te recomiendo encarecidamente. Para una segunda parte del viaje, me alojé más al oriente, cerca de Cortina d’Ampezzo.
Día 1 de viaje: llegada a Bolzano, una ciudad genial
Después de recoger en el aeropuerto el coche de alquiler y al no tener demasiado tiempo en el país (os recuerdo que contaba con seis días), la decisión fue ir a Bolzano directamente. Allí pudimos dejar las cosas en el hotel, sentir la libertad del comienzo del viaje y explorar la ciudad toda la tarde.
¿Te imaginas una ciudad cuidada al detalle, con arquitectura de montaña y fachadas de colores, de una marcada elegancia y evidente nivel económico, rodeada de viñedos y paisajes que te prendan en un solo vistazo? Así es Bolzano, donde tan solo desayunar en uno de sus cafés cuquis me daba la vida. La ciudad es peculiar por su origen, ya que es la capital de la región histórica de Tirol del Sur y dentro de Italia supone una rara avis al situarse dentro de la provincia autónoma de Bolzano – Tirol del Sur / Alto Adigio. Esto se deja notar en el idioma (se calcula que un cuarto de la población habla alemán), el ambiente y la comida, donde los platos tienen una clara influencia austriaco-alemana.
Una ciudad que nos encantó
Te recomiendo dejarte llevar por las galerías de tiendas de su centro, pasear sin descanso observando la cantidad de oferta gastronómica que ofrece y lo coqueto de sus calles llenas de ambiente. Quizás llevaba mucho tiempo sin hacer un viaje tan lejos y tan genial, pero desde luego disfruté cada paseo que di en esta ciudad.
La plaza principal de la ciudad es la plaza Walther, donde podréis visitar la catedral. Pero para mí, lo mejor de Bolzano está en las calles que la rodean. No dejes de observar las preciosas fachadas de la via dei Bottai, los puestos de mercado de Piazza Erbe Bolzano o la via dei Portici, de soportales llenos de tiendas de primeras firmas. ¡No olvides fijarte tampoco en los callejones que salen de esta última!
Otra cosa que quise esa tarde fue llegar a uno de los extremos de la ciudad, donde hay un amplísimo parque por el que pasear. Desde un principio, me enamoró el entorno de la ciudad, rodeada de viñedos, y desde este parque se puede caminar hasta lograr preciosas vistas de la zona. Otra actividad que me parece súper chula es poder alquilar una bici (si no te apetece pedalear mucho, siempre puedes probar una eléctrica, ¡te lo recomiendo), pero deberías planificarlo previamente porque yo quise hacerlo allí y estaba todo imposible, por lo que tuvimos que ir a otro pueblo.
Día 2 de viaje: Lago Di Carezza, paso de Pordoi y Sella y Val Di Funes
Lago Di Carezza: un lago de belleza incontestable
Si estáis leyéndome, seguramente imagináis las ganas que se suelen acumular de viajar de cara al verano. ¡Yo estaba llena de ansia de conocer nuevos lugares! Y por eso, tras el primer día de toma de contacto, comencé a devorar con bastante ritmo todos aquellos lugares que había deseado tanto descubrir. El primero de ellos fue el Lago Di Carezza. Solo una imagen servirá para darse cuenta de por qué merece la pena acercarse a este lugar.
Hay que tener en cuenta que al ser tan bonito, se suele llenar mucho de gente y tendrás que compartir esta belleza con muchos otros. Por ello, te recomiendo que madrugues lo máximo posible o que por el contrario vayas al final del día. Yo elegí la primera opción y no tuve problema al encontrar aparcamiento. Había ya bastantes viajeros en la zona, pero tampoco es algo agobiante. La mejor vista se produce al entrar al lugar y encontrarlo de cara, ya que hay una larga pasarela por la que se mantiene una perspectiva ideal.
El lago, con las Dolomitas al fondo, se presenta en este punto como un estanque de agua límpida que hace de espejo del precioso paisaje que lo rodea. Después de conseguir mi fotografía y recuerdo para toda la vida, decidimos pasear un poco por el entorno, ya que no nos gusta ir a un sitio solo para hacer una foto e irnos. Así que nos desviamos un poco de la ruta circular más típica, y tomamos un camino que nos llevaría hasta otro lago, el Di Mezzo. Aunque mucho más normalito en su versión estética, nos sentimos más adentrados en el bosque, que siempre es un buen sentimiento.
Paso de Pordoi y Sella: de montaña a montaña
La montaña es la verdadera protagonista en un viaje por Dolomitas. Como atractivo en sí mismo, no suelen acaparar titulares porque solo los más deportistas y aventureros se embarcan a coronar sus cimas, pero siempre están presentes en las diferentes paradas de un viaje por Dolomitas.
Pero lo hacen en mayor medida en los pasos de montaña como Pordoi o Sella, mi siguiente parada en este periplo. Para llegar a estos puntos, las carreteras se vuelven más irregulares; y en muchas ocasiones las mejores vistas las obtenemos de tornante en tornante (maldición para los que se marean con facilidad). Pero la recompensa es también gratificante.
Allí los macizos se presentan en su máxima expresión y casi siempre hay senderos para poder caminar y observar lo imponente del paisaje. Un consejo: ¡no olvides coger algo de abrigo porque aunque sea verano en estas zonas baja la temperatura!
Paso de Pordoi, punto mítico del Giro de Italia
El primero que alcanzamos fue el Paso de Pordoi, a 2,2 mil metros de altura, desde donde se puede observar la montaña con más altura de toda la zona: la Marmolada (de 3,3 mil). Es uno de los míticos tramos del Giro de Italia y hay un recuerdo de aquellos ganadores de la etapa. Tras buscar a los españoles y vivir uno de esos momentos algo tontos de patriotismo, nos encaminamos a subir por uno de los senderos que partían del Paso de Pordoi.
Aunque el paseo era bastante en pendiente, no fue difícil y las vistas son una genial recompensa. Pensé también la opción de coger el Cable car Sass Pordoi para observar una vista aún más montañosa, pero finalmente lo descarté por una cuestión de tiempo y coste/beneficio (los teleféricos son siempre bastante caros). A veces también se forman colas, pero si lo coges cerca de la hora de comer, la gente se dispersa.
¡No te quedes sin las preciosas vistas del paso de Sella!
No muy lejos y también con impresionantes vistas montañosas se encuentra el paso de Sella, uno de los favoritos de los viajeros. Lo entiendo porque aquí la vista es más armónica y sin apenas necesidad de pasear, el paisaje que se tiene delante es sencillamente precioso. Todo el tramo de llegada y salida del paso de Sella me pareció también de lo mejorcito del viaje.
Val Di Funes: paisajes para quitar el aliento en Dolomitas
La última parada del día fue el Val Di Funes, una zona no muy grande pero quizás con los paisajes más impresionantes de todo Dolomitas. A mí desde luego me costaba creer la perfección creada por la naturaleza en esta parte del mundo. La primera parada fue la iglesia Santa Magdalena, pequeña pero protagonista de una de las imágenes más impactantes que se pueden lograr en la zona. Para aparcar la cosa está difícil, pero nosotros dejamos el coche en un rincón donde no había vado (había muchos).
El acceso a la iglesia Santa Magdalena está cerrado al tráfico rodado, por lo que debemos caminar un rato. No es mucho, la verdad. Primero me acerqué al pequeño centro religioso, que es un desvío a la derecha; y luego busqué un banco que se sitúa frente al monumento, siguiendo el camino principal. Para ayudaros en la búsqueda, podéis verlo en Google Maps bajo el título de: The best view of Odle group. Sin duda, este paisaje me dejó completamente maravillada, además de sentirme muy a gusto porque yo soy de pueblo y todo olía a hierba y me recordaba a la infancia.
La siguiente parada, muy cerca, fue la Iglesia San Giovanni in Ranui, si bien no llegamos a entrar. La vista es muy similar, con Dolomitas al fondo y estábamos algo cansados. Yo sí quería entrar, pero al llegar y darme cuenta que tenía que pagar en monedas, caí en la cuenta de que no llevábamos suelto, así que no dejes de llevarlo si quieres entrar. Son 4 euros por persona.
Día 3: recorrido en bicicleta por Egna
Cada vez más, en los viajes, persigo disfrutar del lugar sin mucho objetivo; más allá de conocer cuantos más lugares mejor (antes solo quería eso, todo el rato). Y también repartir los objetivos del viaje con mi pareja, con quién viajo siempre. Él es un amante de la bici y en el momento del viaje estaba en plena vorágine deportiva. Así que reservamos un día para recorrer el destino en bicicleta y gozar de otra manera, más lenta y contemplativa, algún punto de Dolomitas.
Aunque quisimos explorar los alrededores de Bolzano (yo estaba maravillada con su entorno de viñedos y también era la opción más cómoda), fue imposible en esa zona porque estaba todo ocupado. ¡Dolomitas es un paraíso para el ciclista y eso se nota! Finalmente, encontramos una tienda en Egna, un pueblo cercano, para alquilar las bicis y allí fuimos. El pueblo en sí mismo fue una sorpresa porque era como Bolzano pero en pequeño, con edificios imponentes, sus pórticos y fina elegancia.
Alquilé bicicleta eléctrica por primera vez
Elegimos la tienda Ebike Dreams Noleggio bici, en la calle principal del pueblo, la Via Portici. Como no estábamos al mismo nivel, yo elegí una bicicleta eléctrica, siendo también mi primera vez. ¡Qué gozada! Es muy sencilla de manejar y básicamente, su valor consiste en que te ayuda a pedalear al contar motor. Cerca del pueblo, hay un paseo para la bici en el que puedes recorrer la zona sin ninguna dificultad, pero nosotros elegimos otra ruta, bastante más compleja.
El chico de la tienda nos recomendó otra ruta, que al principio parecía difícil, pero acabó siendo un poco locura. No era nada sencilla, pero fue preciosa. Yo pude cumplir el deseo de ver una zona de viñedos de cerca porque había un montón en la zona; y nos sumergimos en una zona boscosa del Parque Natural de Monte Corno, paisaje también muy chulo. Pero entramos y salimos de los pueblos por los que pasaba la ruta y en determinados tramos tuvimos que ir por la carretera, algo que yo quería evitar a toda costa porque la verdad, me daba miedo. Pero bueno, acabamos haciéndolo todo más o menos bien, con 50 kilómetros a la espalda y habiendo disfrutado de nuevo de una aventura juntos.
La actividad nos llevó casi todo el día y acabamos realmente cansados, por lo que el resto del mismo, volvimos a disfrutar de Bolzano una y otra vez.
Día 4: recorriendo el Alpe di Siusi
Dolomitas es un destino de paisajes brutales y la verdad es que cada día puede ser una sorpresa. El cuarto de nuestro periplo lo dediqué al Alpe di Siusi y volvió a dejarme sin palabras. Esta zona es en invierno una estación de esquí, por lo que en verano supone una zona natural cuidada y preciosa para el goce del viajero. ¿Te imaginas la paz y lo mucho que se puede llegar a disfrutar? ¡Pues vivirlo es aún mejor!
En esta zona, el consejo general es que madrugues mucho y puedas subir con tu propio coche (la carretera se cierra de 9.00 a 17.00 horas) para disfrutar de los primeros albores del día. Pero como todos los esfuerzos viajeros, no siempre apetecen. Y por mi experiencia, que no fue seguir el consejo general, el Alpe di Siusi también se puede disfrutar una vez que el sol comienza a iluminar sus cumbres.
Diferentes maneras de conocer el Alpe di Siusi
Para subir, nosotros elegimos el funicular que te lleva allí directamente; y aunque es un poco caro, es en sí mismo una experiencia especial. ¡Qué vistas, pero también qué yuyu! En cuanto al recorrido que hacer una vez en el área, es totalmente libre y merece la pena perderse un poco por él. Yo cogí un telesilla en la parte inferior y una vez en la cima, bajé zigzagueando por los diferentes caminos. Cada paso y cada vista es sencillamente brutal.
No obstante, la sabiduría popular siempre nos sitúa y nos lleva a los lugares más bonitos. Por eso, tras improvisar un rato, quisimos llegar a un punto donde dicen que están las mejores vistas. El objetivo era un punto cerca del hotel Adler Mountain Lodge, en el sendero 6. No obstante, habíamos pateado bastante ya y llegamos a un punto anterior, donde creímos que las vistas eran más que suficientes. Yo no estaba en mis mejores condiciones físicas en este viaje (y bastante bien estuve, ya que eran mis primeros meses de embarazo) y a veces, por encima incluso de nuestro hobby preferido, está nuestra salud. ¡Aún así me encantó esta zona y disfruté cada segundo en el Alpe di Siusi!
Día 5: ruta al Lago Sorapis, un imprescindible en Dolomitas
Era un reclamo total hacer una buena ruta por Dolomitas y esta llegó en nuestro quinto día. Sin duda, otro imprescindible de este viaje fue el sendero que lleva al Lago Sorapis, también una preciosidad y seguramente único en su especie.
Lo primero de todo decir que no es una ruta sencilla, dado que son unos 10 kilómetros y el terreno en algunas partes es bastante inclinado. Pero si tienes cierta preparación y sobre todo ganas, puedes y debes hacerla. Te costará un poco (yo paré más que nunca en las cuestas) pero sentirás orgullo por acabarla y tus ojos te lo agradecerán. ¡El final es una pasada!
Pero aquí insisto también quizás en que el camino me pareció totalmente al nivel de la recompensa final. Fue una mezcolanza de paisajes espectaculares, neveros en mitad de la ruta, zonas boscosas que facilitaban el camino y pasarelas estrechas de vértigo para los sentidos. ¡Toda una pasada!
Y el final, un lago de azul pitufo casi radiactivo rodeado de altas montañas es claramente también una de las grandes sorpresas que Dolomitas esconde. Al llegar, podrás rodearlo si aún te quedan ganas de andar y será divertido encontrar un punto para hacer una buena foto, ya que aunque la ruta no es para todos los públicos, ¡hay muchísima gente que se anima a hacerla!
Día 6: Cortina d’Apezzo, Paso Valparola y Alleghe
Una cosa de la que me di cuenta en Dolomitas es que seis días se quedan cortos para visitar todo los atractivos que esconde, pero no soy de quienes tienden a arrepentirse. ¿Por qué, cuando el viaje fue impresionante? Dejamos sobre todo pendientes ir al Lago di Braies y hacer una ruta por las Tres Cimas de Lavaredo, pero con todo lo que disfrutaron mis ojos, creí que todo estaba también bien como estaba. Además, siempre podremos volver, ¿no?
Para el último día dejamos Cortina d’Apezzo y Alleghe, dos poblaciones que me parecieron muy bonitas pero que personalmente pondría por debajo de Bolzano. Cortina d’Apezzo creo que es la localidad con el entorno más bonito que yo haya visto jamás; y paré varias veces para poder captarlo con la cámara pero nunca me parecía suficiente bonita la foto para poder contarlo sin palabras. La población en sí misma es chula, pero a mí me dio mayor sensación de agobio. Por su parte, Alleghe quizás fue lo único que me decepcionó un poco de todo el viaje. Su paseo frente al lago tiene encanto, pero por lo demás, me resultó bastante prescindible.
Alleghe:
Cortina d’Apezzo:
En ese último día, preferimos ir a un sitio menos conocido que embarcarnos en una ruta muy ambiciosa, así que paramos en Paso Valparola e hicimos una ruta sencilla rodeando la zona. Queríamos despedirnos de forma tranquila y directa (sin tanto coche) de un lugar que nos había embaucado tanto. ¡Qué bien, Dolomitas! ¡Te mereces sin duda toda la fama que tienes!
Datos prácticos para un viaje a Dolomitas
Los hoteles donde nos alojamos
Como os adelanté, repartí los días entre dos zonas y por tanto, dos alojamientos. Uno en Bolzano, el Parkhotel Luna Mondschein, un buen hotel, situado muy céntrico y con magníficas instalaciones, que disfrutamos bastante durante nuestra estancia. Además, tenía un toque clásico, como de película, que nos maravilló.
El otro se situaba en la zona de Cortina d’Apezzo, en el pueblo de Digonera: el Digonera Historic Hotel. Aunque mucho más humilde, fue un buen alojamiento y sobre todo, disfrutamos de media pensión (con desayuno y cena), que nos pareció una buena idea dado que en el pueblo no había muchas opciones para cenar. Y nos pareció un lugar acogedor y con buena comida casera.
El coche de alquiler en Sicily By Car
Nuestro coche lo cogimos con Sicily By Car y comparando precios, creo que es sin duda la mejor opción. En primer lugar lo habíamos cogido por Auto Europe, una intermediaria, pero a mi pareja se le olvidó el carné y no pudimos hacer un cambio de conductor al no haber cogido el coche directamente con la compañía de coches de alquiler. Pagamos dos veces y aunque no fue agradable, la verdad es que se me olvidó muy pronto. ¡Nos tiramos todo el año trabajando para disfrutar! No me iba a permitir enfadarme. Alquilamos un coche muy básico (era un Opel Astra), al que le costaba un poco tirar, por lo que a no ser que tengáis mucha experiencia al volante, os recomendaría invertir un poco más en coger un coche algo mejor.
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