Revista Viajes

Viaje a egipto, día 1: rumbo al país de los faraones

Por Trotaburgos @trotaburgos

Por fin llega el día, hace 4 meses que compramos los billetes de avión al país de los faraones y parecía que quedaba una eternidad. El vuelo sale a las 6:10 horas y la intención por temas laborales era coger el autobús de las 00:30 de Burgos al aeropuerto o a Madrid, pero esta línea ya no existe, la han quitado. Algo poco entendible ya que son muchos los vuelos que salen de madrugada. Así que buscando alternativas, que nos llevase alguien, alquilar un coche, blablacar, etc. Al final la decisión, ir con nuestro coche, dejarlo en Barajas pueblo y en 5 minutos andando se llega a la terminal. A última hora miramos de nuevo blablacar y acaba de entrar un viaje que nos viene como anillo al dedo, Quique un chico de Burgos sale a las 00:00 horas, perfecto. Me pongo en contacto con él, hacemos la reserva de blablacar y quedamos para ir juntos. Un chaval muy majete, vamos hablando de todo un poco y el camino se hace ameno y corto. Nos deja en la Avenida América para poder coger un bus nocturno, el N4 que va a Barajas. Pensábamos que pasaba por alguna terminal pero no es así. A mitad de camino preguntamos al conductor y le decimos que cual es la mejor parada para ir al aeropuerto. Nos dice cual y nos indica como llegar. Al ir a bajarnos un chico nos pregunta, al vernos con las mochilas, si vamos al aeropuerto. Al decirle que si, nos dice que mejor nos bajemos en otro sitio que aún estamos lejos, le hacemos caso y continuamos viaje. Nos bajamos en la ermita, hay un Mc Donalds. Nos indica el camino a recorrer y que tardamos 5 minutos. Se nos acopla un chica rumana que trabaja en ryanair y es su segundo día, no tiene muy claro el camino. Entre las indicaciones dadas por el chico, lo que se acordaba la rumana y lo que había visto por internet llegamos sin problemas. Hace una temperatura agradable y está todo muy bien iluminado.

Entramos a través del parking de la T2 tras cruzar una pasarela sobre la autovía. Nos despedimos de la chica rumana, ella a la T1 y nosotros a la T2. Miramos monitores y el vuelo esta en hora. Nos sacamos unos cafés de máquina y a esperar. Nunca dejara de sorprender un aeropuerto por la noche, gente tirada durmiendo en cualquier posición o rincón.

A las 4:00 horas abren los mostradores de facturación de Alitalia, nos ponemos a la cola. Cuando nos va a tocar llega el susto de "me quiero morir", Beatriz me mira y al verme la cara me pregunta que que pasa. Creo que me cambia la cara de color y un sudor frío me recorre por todo el cuerpo. El tema es que hice 2 copias de los billetes electrónicos pero en el último momento deje en casa una de las copias para no llevar tantos papeles y llevaba encima las 2 copias del billete de Beatriz, pero no el mío. Busco rápido el correo electrónico de mi billete, nos toca el turno de facturar, el sudor se hace más y más intenso...

Le digo al chico que nos atiende lo que pasa y responde, "no os preocupéis que no me hace falta", con el pasaporte vale. Ufff, respiro, por un momento pensaba que me quedaba en tierra. Nos da nuestros billetes, tanto hasta Roma, que es donde hacemos escala, como los de Roma -El Cairo.

Pasado el mal trago y reírnos de la anécdota, pasamos el control de equipajes sin problemas. Recorremos tranquilamente la terminal hasta nuestra puerta de embarque. Esperamos un ratito hasta que abren, el sueño empieza a apoderarse de nosotros, son las 5:30 horas.

Entramos al avión, un Airbus A-320 de la compañía Alitalia. Creemos que hemos despegado a la hora, porque ha sido sentarnos, ponernos el cinturón y hasta que no han pasado las azafatas ofreciéndonos un zumo de naranja y algo de bollería, que yo personalmente me lo he tomado dormido, no nos hemos enterado de más. Y así hasta que el avión se ha parado en la terminal correspondiente. Poco más de 2 horas de sueño, pero que nos han sabido a gloria. Si nos han extirpado un riñón no lo hemos notado.

Seguimos las indicaciones de la puerta de embarque nada más pisar el interior de la terminal, después de un rato andando tenemos que coger un bus que nos lleva a nuestro destino. Ahora solo nos queda esperar a que se haga la hora de embarcar, a las 12:10 horas. Hay wifi gratis en el aeropuerto, varios puntos de recarga de móviles y sala de fumadores. Nos hacemos unas fotos en unos photocall.

Despegamos según el horario previsto. Nada más despegar volvemos a caer en sueño profundo hasta que pasan con la comida. El avión es muy normalito, no tiene pantalla, ni juegos, ni pelis, ni na. Después de los cafés volvemos a caer hasta que aterrizamos en El Cairo.

La llegada ha sido una pasada, hemos sobrevolado casi por encima de las pirámides de Giza, nos hemos quedado sin palabras, tantos años soñando con este momento y por fin las vemos. No podemos tener mejor recibimiento, además desde el aire ves una perspectiva completa de todo. La ciudad es grandísima, se ve hormigón por todas partes.

VIAJE A EGIPTO, DÍA 1: RUMBO AL PAÍS DE LOS FARAONES

Un bus nos lleva hasta la terminal. Nada más entrar vemos 4 oficinas de cambio, Beatriz se fija en un egipcio que le recomienda a otro que vaya a otro lado, y nosotros hacemos lo mismo. La oficina está nada más salir a la sala grande y también te dan el visado, 222 LE. El cambio está algo mejor que en las otras oficinas, lo hacemos a 1 € = 9,93 LE. En el control de inmigración pegan la pegatina del visado, estampan unos sellos y siguiente. Es el control más rápido que he visto hasta ahora. Recogemos las mochilas que llegan sin problemas y salimos a la calle.

VIAJE A EGIPTO, DÍA 1: RUMBO AL PAÍS DE LOS FARAONES

35 grados y un sol de justicia nos reciben, aparte de varias decenas de taxistas llamándonos. No hacemos caso a ninguno, nuestro objetivo es llegar hasta donde pasan los autobuses, cosa que no tenemos ni idea. Utilizando un poco de psicología pregunto a una señora que se la ve normal y nos indica la avenida que esta un centenar de metros más adelante, vemos pasar un bus. Hacia allí nos dirigimos, preguntamos a un señor que bus tenemos que coger. Muy amablemente nos dice el punto exacto y el bus es el 1044, que va hasta la plaza de Giza y allí tendremos que coger otro hasta el hotel. El señor termina diciéndonos que es taxista y que él nos lleva si queremos, le decimos que no y aún así nos ayuda, aunque no pierde la oportunidad de hacernos alguna propuesta. Jorge le escucha, incluso le pide presupuesto para ir mañana de excursión haciendo pirámides de Giza, Saqqara, Menfis, Dashur, etc. Toca esperar, pasan un montón de autobuses y ninguno es, el señor nos sigue intentando convencer para llevarnos pero sin ser nunca pesado, se le ve un buen tío, nos pide 150 LE por llevarnos hasta el hotel. Le pedimos su teléfono por si las moscas. Por fin llega nuestro autobús.

Nos cobran 2 LE por persona, o sea 20 céntimos de euro y empieza el periplo, tipo Pekin Express. Son las 16:30 aprox. El bus lo cogen en marcha y lleva las puertas abiertas como aire acondicionado. La ciudad es un caos, sucia, sin semáforos y todo el mundo pitando. Cuando llevamos como una hora de camino, un señor empieza a hablar con Jorge, de donde somos, a donde vamos.... Al decirle que somos españoles hace una llamada y se la pasa a Jorge, es un egipcio que habla español, hablo con él sin saber muy bien de que y el hombre hace otra llamada, esta vez me pasa a una chica que se llama Shaimaa, muy simpática y que hace de traductor con el hombre que habla poquito ingles. En resumen que el hombre nos va a ayudar y que se dedica a exportar productos de agricultura y que si queremos podemos hacer negocio con él, jeje Va bien vestido y con un maletín.

Me añade en facebook y Shaimaa me pide el teléfono y me dice y me repite que si tenemos algún problema no dudemos en llamarla o mandarla un whatapp. Cruzamos el Río Nilo, impresionante, como como iba hablando por telefono no lo he podido ver bien, movil en una mano, cámara de fotos en la otra...

Nos dice que mejor nos bajemos más delante de la Plaza de Giza y le hacemos caso. Un par de paradas después se baja con nosotros, saluda a un policía y algo le dice, pasa una minivan blanca y nos dicen que subamos, le dicen al conductor donde queremos ir.

Vamos como sardinas en lata, estas minivans son un medio de transporte habitual y las hay a millones, lo malo es saber dónde va cada una ya que todas llevan el destino en árabe. Nos cobran 1,5 LE por persona. Aun así le enseñamos al conductor la dirección y el nombre del hotel. Un buen rato después se para y nos hace señas como que hemos llegado, le digo donde y no sabe, le volvemos a enseñar la dirección y uno de los chicos que van detrás me piden el teléfono para ver la dirección. Algo habla con el conductor y continua la marcha. El chico me dice que el nos ayuda. Poco después nos dice que bajemos con él. Cruzamos la avenida entre el mogollón de coches y al otro lado hay varias minivans aparcadas, vemos la pirámide de Keops muy muy cerquita, nos quedamos boquiabiertos. Habla con uno y nos dice que subamos, no nos deja pagar, nos invita él. En 5 min. llegamos al hotel.

La verdad es que no podemos decir nada malo de esta gente, sino todo lo contrario, nos hemos encontrado con gente encantadora y que se ha desvivido por ayudarnos, por un momento nos hemos sentido como que estuviésemos en el concurso de la tele, con las mochilas de aquí para allá. A las 18:30 horas llegamos a la recepción del Pyramids Inn Motel. Lo habíamos reservado con booking por 12 € habitación con baño privado, wifi y desayuno incluido.

Está atardeciendo y después de dejar las mochilas en la habitación nos pide los pasaportes para registrarnos, le decimos que después, que queremos lo primero de todo subir a la azotea a ver las pirámides antes de que se haga del todo de noche, y es lo que hacemos. Al llegar arriba y ver las tres pirámides frente a nosotros la emoción resulta indescriptible. Saber que tantos años de historia nos contemplan se le pone a uno la carne de gallina. Beatriz ha cumplido uno de los sueños de su vida y queda paralizada por el momento. ¿Qué se puede decir de algo tan leído y visto en fotografías, cuando se tiene enfrente?. Las lágrimas no la dejan contemplar la única maravilla del mundo antiguo que hoy en día existe.

Tras hacer unas cuantas fotos y disfrutar del momento bajamos a registrarnos. Desde la ventana de la habitación también las vemos, que lujo de lugar. La habitación está bastante bien, es grande. El cuarto de baño está limpio y es completo. El wifi es bastante lento. Le preguntamos al chico de recepción si dan cena y nos dice que no pero que podemos pedir algo y nos lo traen. Le decimos que que opciones hay y nos habla de un plato típico que se llama Kushari, (una mezcla de fideos, macarrones, arroz, lentejas negras, garbanzos, cebollas secas que se acompaña de una salsa de tomate y otra salsa de chile muy picante) nos dice que cuesta 10 LE por persona, más tarde le contestamos. Lo comentamos y no tiene mala pinta, pero cuando salimos ya no está el mismo chico, ahora hay otro y casi no habla inglés. Al final con un abuelo que había en recepción conseguimos pedir el Kushari, que ya no nos acordábamos del nombre. Se lo encargamos para las 21:30 y que lo queremos cenar en la azotea.

Nos subimos arriba para escribir un rato y contemplar el espectáculo nocturno donde las pirámides las iluminan de colores.

A las 20:30 horas nos suben un montón de bolsas con comida como cuando pides comida china. Es una barbaridad de comida, para la próxima pedimos uno para los dos. Nos traen el Kushari, las salsas en unas bolsas, pero también 2 tapers de pepinillos, otros dos tapers de arroz con leche y otros dos con unas tortitas, tipo a los doritos. Todo muy bueno y las vistas creo que hablan por si solas.

Al pedir la cuenta nos quieren cobrar 47 LE, le decimos que su compañero nos ha dicho que costaba entre 8 y 10 cada uno. Nos dice que vienen más cosas a parte de los kusharis, pero que nosotros no habíamos pedido. Nos enseña la nota y efectivamente los kusharis cuestan 8 LE y sumando todo son 32 LE. ¿Y el resto hasta los 47?, es lo que cobran por traerlo. Les hacemos ver nuestro malestar, porque esas cosas se dicen antes y al final nos cobran 32 LE, poco más de 3 €.

La calle es muy ruidosa, pasan muchos coches y casi todos tocando el claxon. Vemos cosas curiosas como una comitiva de coches de una boda y la novia con ramo incluido, asomando la cabeza en un semi descapotable. Todos los coches haciendo eses y quemando las bocinas.

Nos ha sobrado un montón, que a degustamos mañana o se lo damos a alguna persona que veamos mendigando por la calle. Antes de empezar a cenar ha subido un tío con ganas de vendernos de todo, que si tiene una galería de papiros debajo del hotel, que si queremos tours. A todo ha tenido respuestas negativas. Le hemos dicho que queríamos comprar una tarjeta sim egipcia de prepago para el móvil, que nos la conseguía en media hora. Ha llegado con la cena.

La tarjeta sim cuesta 25 LE y luego a parte lo que quieras recargar, nos comenta que 5 minutos de conversación cuestan 1 LE, así que en principio solo recargamos con 10 LE. El problema viene al meterla que es tamaño grande y necesitamos nano sim. Nos dicen que por 5 LE nos la cortan con una máquina al tamaño. Les dejamos la tarjeta de Beatriz, pues su teléfono es dual sim y en 10 minutos problema solucionado. Da gusto lo rápido que se consiguen en estos países las cosas.

Tenemos el contacto de un guía egipcio, Badran, que nos proporcionó Maco, una chica de Madrid, pero las conversaciones con él no son muy continuas. En principio habíamos quedado con él en que le mandábamos un whatsapp cuando llegásemos al hotel y ha contestado muy tarde y sin concreción. Así que una vez que tenemos teléfono hemos a Mohamed, el señor taxista del aeropuerto y hemos quedado con él mañana para hacer el tour de las pirámides. No obstante vamos a estar todos los días en contacto telefónico con Badran para ir diciéndole por donde vamos o por si tuviéramos algún problema.

Con las mismas a descansar que ha sido un día muy largo. Saludos viajeros.


Volver a la Portada de Logo Paperblog