Revista Humor

Viaje a Florencia: 1: Florencia medieval y renacentista + anécdota vergonzosa

Por Déborah F. Muñoz @DeborahFMu

Primera toma de contacto con Florencia

Volé con Iberia y el viaje fue bastante bien, sin retrasos. Llegué, sin embargo, bastante tarde porque había ido a trabajar por la mañana, así que lo primero que hice fue ir a hacer el check in en el hotel. Cuando salí, ya era de noche, pero el Duomo estaba relativamente cerca, así que decidí ir a verlo. Aunque no estaba iluminado cuando llegué, me produjo una gran impresión y además estaba el Aleluya de Haendel sonando de fondo. Casi me puse a llorar de lo bonito que era. También vi la Plaza de la República, pero básicamente lo que hice fue dar vueltas y vueltas alrededor de Santa Maria dei Fiore ( catedral de Santa María de las Flores), especialmente después de que lo iluminaran.

Free tour de la mañana con La bussola: Florencia medieval

El primer día completo que pase en Florencia tenía un free tour a eso de las 10:30, en el Palacio Strozzi. Por ello bajé desde el hotel tranquilamente dando un rodeo y llegué justo a la hora.
Este tour iba sobre los Medici, y, tras visitar el patio del Palacio Strozzi, cuyo interior es un museo, hicimos un recorrido por todos los lugares relacionados con la familia, cuya historia esta ligadísima a la de la ciudad. Muestra guía lo hacía bastante bien y la ruta turística fue interesante, repleta de historia y de arte.
Hicimos una pausa en medio que aproveché para comprar un panforte, postre típico que siempre recomiendan cuando viajas a Florencia. Era pequeño, muy caro y, aunque de sabor no estaba mal, cargaba bastante y ni siquiera me lo acabé.
El tour fue avanzando históricamente, siguiendo un recorrido a lo largo del pasaje que crearon para ir a su palacio de fin de semana desde la Plaza de la Signoria (un auténtico museo al aire libre, no solo por su copia del David de Miguel Ángel, sino por el resto de estatuas: ¡atentos a la estatua de la medusa por detrás!) y el Palacio Viejo, pasando por el Puente Viejo hasta llegar al final de los Medici en el Palacio Pitti.

Una comida típica en Florencia

Luego, eso sí, hicimos una parada más donde nos dijeron los mejores lugares donde comer. Uno de ellos era una pizzería (Gustapizza) y otro una heladería artesanal (Sbrino), lo que me vino genial, porque mi idea era comer una pizza y un helado de postre. Debo reconocer que estaban ambos estupendos, aunque la pizza un poco salada porque era de anchoas, lo que me hizo beber mucha agua. Esta se me acabó y tuve que rellenarla de la fuente de la plaza donde comí. La guía había dicho que era potable, pero probablemente fuera el desencadenante de una situación muy ridícula qué ocurrió después.
Acabado el free tour y la comida, mi idea era ir al hotel para lavarme los dientes antes de la siguiente ruta turística gratuita. Por suerte, pasé por delante del Duomo y empecé otra vez a dar vueltas alrededor de la catedral de Santa María de las Flores. Esto me entretuvo bastante y no me alejó demasiado del punto de encuentro del tour, que en realidad empezaba una hora antes de lo que pensaba, por lo que pude llegar a tiempo, no sin antes comprar un cuadro a una artista local, Sandra Lourdes Pilatasig Díaz, que hace cuadros sobre cristal.

Free tour de la tarde con La bussola: Florencia renacentista

El segundo free tour empezó y esta vez iba sobre el Renacimiento. La guía también lo hizo muy bien y nos habló de cómo la Edad Media dio paso al Renacimiento gracias a algunos artistas, así como algunas de sus rencillas y anécdotas varias. Esta ruta turística tenía un contenido algo menos interesante que el otro (eché en falta que se profundizara en algunos personajes, como Leonardo da Vinci, por ejemplo), aunque los puntos por los que pasamos, como mercados, o la Iglesia de Orsanmichele, que inicialmente era un almacén de grano, por lo que tiene planta cuadrada (pudimos entrar y es muy curiosa), y por supuesto el Duomo, donde nos hablaron de la catedral de Santa María de las Flores y el baptisterio de San Giovanni con sus Puertas del Paraíso, me gustaron mucho. Aquí también hicimos una pausa en medio (que me vino muy bien) y seguimos avanzando hasta finalizar en la Iglesia de Santa Croce, donde nos hablaron de Dante y finalizamos el recorrido. Y en este punto es cuándo empieza mi anécdota vergonzosa.

Mi vergonzosa tarde en Florencia

Pudo ser la pizza o el helado, incluso el panforte, pero me decanto por creer que el agua de las fuentes no era tan potable como afirmaba la guía. Sea como fuere, el caso es que me dio cagalera.
La primera vez fue en el descanso del segundo tour (que ya he dicho que me vino de perlas, porque pude entrar a un restaurante a tiempo), tras beberme media botella. No le di mayor importancia y seguí tan normal hasta que, al ir a finalizar el free tour, bebí otra vez (de ahí mi sospecha) y volvió a darme un retortijón. Lo malo es que ocurrió justo mientras subía un escalón y el espasmo fue tan grande que me caí al suelo en plancha, haciéndome una buena raspadura y un daño tremendo en la rodilla.
Por suerte, del golpe se me pasaron las ganas y todos dejaron de prestarme atención pronto para oír las últimas explicaciones de la guía. Cuando acabó, le di su propina y me marché con toda calma en busca de otro bar o restaurante. No habían pasado ni un par de minutos cuando me dio otro super-retortijón. Esta vez no me caí, pero fue tan fuerte que no pude recorrer ni los 5 metros que me separaban del restaurante al que casi había llegado. Sí, señores, me cagué encima. Literalmente

Qué hacer si tienes diarrea en el extranjero

  1. Mantén la calma y disimula. O no. Es vergonzoso, pero oye, a todo el mundo le puede pasar. Y más si eres de estómago delicado.
  2. Localiza el baño más cercano para evacuar con tranquilidad y asearte si no llegas a tiempo. Yo, por supuesto, fui a lo segundo. De hecho, cuando entré salía una señora cuyo marido acababa de pasar al aseo y me dijo en italiano algo así como: "Vas a tener que esperar". "No, si ya da igual", le respondí yo, con toda calma, en español. Por la cara que puso y el paso atrás que dio, creo que entendió por dónde iban los tiros. Pero bueno, el caso es que acabé por entrar y arreglé como pude el estropicio. Aunque por supuesto era necesario un cambio de bragas. Y de pantalones. Y hasta de camiseta.
  3. Busca el supermercado más cercano y compra limones, agua mineral y dieta blanda, o sea, yogures, pechuga de pavo, etcétera. Esa será tu comida al menos por el resto del día. El zumo del primer limón bébelo sin más, el resto disuélvelo en agua y vete tomándolo poco a poco, pero no dejes de beber, porque podrías deshidratarte.

Qué hice el resto de la tarde tras el desastre

No tenía ningún plan para la tarde, pero el incidente me quitó todas las dudas: la prioridad era ir al hotel, ducharme y ponerme ropa limpia. Además de cortar los limones, tomarme uno a palo seco y hacer una limonada fuerte que me cortara la diarrea.
Hecho esto, me encontraba en un hotel con la rodilla hinchada al doble de su tamaño habitual, una raspadura en el brazo y una diarrea de campeonato. Pero, por Dios, estaba en Florencia. Y había mucho que ver en muy poco tiempo.
Así que salí cojeando, con una toalla pequeña modo de pañal por si acaso (que remató el día haciéndome una rozadura importante) y caminé más de 40 minutos hasta la plaza de Miguel Ángel, a la que cuesta bastante subir cuando estás cansado, pero cuyas vistas merecieron muchísimo la pena. Por suerte, el limón, amigo infalible, hizo su trabajo y no volví a cagarme encima. Luego, otros 40 minutos de vuelta al hotel (los últimos diez minutos tuve que apretar el paso para llegar a tiempo al baño y evitar otro desastre, lo reconozco), una cena de dieta blanda y a la cama.


Volver a la Portada de Logo Paperblog