Khajuraho se encuentra en el estado de Madhya Pradesh, India, con una poblaciĂłn de unos 40.000 habitantes y su mayor reclamo son sus 22 templos que aĂşn se encuentran en pie, de los 80 que originariamente construyeron entre los aĂąos 950 y el 1050. La mayorĂa de ellos son hindĂşes, aunque los hay jainistas y estĂĄn en varias zonas diferenciadas a las que se accede sin mayor problema después de un pequeĂąo control policial. Como ya os conté, en esta parte del viaje eramos tres, Merche, Julian y yo, que continuamos viaje unos dĂas mĂĄs para viajar desde Agra a Benarés, pasando antes por "La ciudad oculta de Orchha".
La zona oeste es la primera que visitamos y es la que tiene mayor colecciĂłn de templos, considerados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, desde el aĂąo 1986. Lakshmana, que es el mĂĄs prĂłximo a la entrada, Varaha, Visvanatha o Kandariya Mahadev que destaca como uno de los mĂĄs grandes y espectaculares con mĂĄs de 30 metros de altura y poco menos de mil estatuas. AquĂ es donde nuestro guĂa para la visita, nos comienza a contar algunas de las historias sobre la construcciĂłn de estos maravillosos templos.
Nos cuenta que las esculturas de Khajuraho no son solo de dioses y diosas practicando sexo. Hay un buen nĂşmero de dibujos geométrico y florales en techos, molduras y columnas o figuras de bailes y mĂşsica o actividades cotidianas. Las figuras de animales suelen estar en las entradas de los templos y algunas de ellas son de gran tamaĂąo, rompiendo asĂ la monotonĂa de las paredes de los templos profusamente decoradas con figuras humanas de arenisca; algo muy distinto a los suaves relieves de las imĂĄgenes que pudimos ver en nuestro viaje de "Siete dĂas en Egipto".
Ya sea por placer, amor o ambas, el hecho es que estos templos son un homenaje a la actividad del sexo. Para unos, los templos son un homenaje al matrimonio de ShivĂĄ y PĂĄrvati, para otros como método para alcanzar la iluminaciĂłn como fuente de felicidad en el plano terrenal y quizĂĄ para la mayorĂa algo menos espiritual con la intenciĂłn de que los jĂłvenes aprendieran el KĂĄmasutra y no quisieran marcha a la guerra y para los guerreros que volvĂan desconcertados después de aĂąos de luchas, tuvieran una bienvenida tal, que no desearan nunca mĂĄs marcharse. Mejor sexo y amor, que no la guerra.
Desde luego el reclamo es estupendo. Amor y sexo, el Kamasutra tallado en las paredes de algo mas de una veintena de templos en un lugar que se encuentra en las tĂpicas rutas turĂsticas de India, a mitad de camino entra las ciudades de Agra y el Taj Mahal y la ciudad sagrada de Benarés.
No solo conoceremos uno de los mĂĄs bellos espacios de la India, sino que ademĂĄs, sin poder evitarlo, nos harĂĄ gracia mirar aquello que normalmente escondemos, las manos van al pan y las miradas a los detalles y nuestras sonrisas se pueden confundir con las de muchos otros turistas, incluyendo alguna estirada dama inglesa.
Lo que estĂĄ claro y asĂ poco a poco vamos descubriendo paseando por el complejo, es que el sexo se reproduce en sus fachadas sin ninguna cortapisa. Podemos ver las mĂĄs variadas escenas de sexo, sexo oral, posturas inverosĂmiles, orgĂas e incluso sexo con animales, para mi gusto nada obscenas y en muchas ocasiones no faltas de humor y terceras intenciones.
En definitiva sexo sin tapujos como expresiĂłn destacada del arte reconocidas en todo el mundo, acomplejando a Facebook o Instagram cuando obligan a tapar el sexo o los pezones en sus fotografĂas erĂłticas, que no pornogrĂĄficas y algo mĂĄs explicito que el "sexo duro" del Rapto de Proserpina.
Terminado el recorrido por la zona oeste, atravesamos Khajuraho hacia el este para visitar otro grupo menos numeroso de templos. AquĂ hay seis templos, tres hinduistas y tres jainistas que se distinguen perfectamente. Entre ellos destaca el Templo Parsvanath que cuenta con una escultura del dios Shiva y su esposa Parvati ademĂĄs de muchas otras figuras femeninas con instrumentos musicales o acciones cotidianas. Los dos templos de la zona sur, son mĂĄs pequeĂąos y estĂĄn alejados con lo que como en nuestro caso, son menos visitados. Después de ver las sensuales y sublimes esculturas de los templos de Khajuraho, una de las siete maravillas de la India, terminamos el recorrido programado con la visita de una de las tiendas mĂĄs importantes de la poblaciĂłn, "Karan Jewellers", colecciones de gemas, joyas de oro y plata, artesanĂa tradicional y textil, sin movernos del sitio. Una buena ocasiĂłn que Merche aprovechĂł para hacerse con un buen par de bonitos recuerdos de la visita.
Nuestros vuelos domésticos eran distintos y Julian debiĂł salir antes que Merche y yo. Como ya os conté, las distancias son muy cortas y después de despedirlo hasta vernos de nuevo en Benarés, nuestro joven guĂa nos dio un buen paseo por la poblaciĂłn. Pudimos pasear junto al Shivsagar Lake y visitar las tiendas locales donde tomamos un magnifico té mientras charlamos con los comerciantes y regateamos el precio del tabaco local.
Con nuestro guĂa local recorrimos el enorme mercadillo ambulante con las tĂpicas tiendas textiles de miles de "Colores de la India", especias y todo tipo de utensilios para la vida cotidiana de esta pequeĂąa maravilla de ciudad, Khajuraho, que dejamos horas después para continuar viaje y coger nuestro vuelo a la ciudad sagrada y espiritual de Benarés.
* todas las fotografĂas de este artĂculo se han realizado con una cĂĄmara Nikon D850
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