Como ya sabes, venimos de visitar los espectaculares templos del sexo de Khajuraho, la ciudad del Kamasutra y el cambio es grande. De una poblaciĂłn diseminada, pequeĂąa, rural, pasamos al principal destino de peregrinaciĂłn de los hinduistas, una ciudad de millĂłn y medio de habitantes elevada a la categorĂa de santa, donde existe la creencia de que una de las cuatro cabezas del Dios BrahmĂĄ descansĂł y la mano izquierda de SatĂ, la esposa de Shiva, cayĂł cuando se suicidĂł prendiéndose fuego. Todo hinduista que se precie, debe al menos visitar "Benarés, la ciudad santa" y su rĂo Ganges, una vez en la vida.
Desde el hotel, hasta los ghats, hacemos el recorrido en el vehĂculo de la compaĂąĂa con nuestro guĂa Ganesh, (cuyo nombre nos llamĂł poderosamente la atenciĂłn por ser el del dios del que tanto nos han hablado y segĂşn comenta es ciertamente normal que esto suceda) por las calles de mercado hasta una plaza que parece ser el centro de distribuciĂłn junto a la Iglesia Anglicana de St. Thomas. Desde aquĂ todos aquellos como nosotros que se dirigen a los ghats prosiguen a pie o en bicicleta. Los peregrinos son miles y los vehĂculos estĂĄn prohibidos aquĂ.
Las calles principales de mercado carecen de aceras y el transito de personas y vehĂculos se hace tortuoso. Algunas barreras metĂĄlicas o de hormigĂłn impiden que los miles de Rickshaw, tuk-tuk y turismos invadan el sentido contrario para limitar el caos. Una vez entramos en la zona cortada al trĂĄfico rodado, la calzada es invadida por miles de peregrinos hacia las escalinatas del rĂo Ganges, construidas en el siglo XVIII. A ambos lado de la calle pequeĂąos puestos callejeros de comida.
La religiĂłn y sus creencias son a mi modo de ver, mucho mĂĄs presentes que en paĂses como Egipto o Marruecos y han convertido la ciudad de Benarés en el refugio final de ancianos y enfermos que desean pasar sus Ăşltimos dĂas en la ciudad santa. A lo largo del Ganges se alinean lugares para residencia de los moribundos y otros donde pueden acercarse a recibir alimento. Las pilas de troncos de madera son inmensas y nunca faltan las hogueras, el humo y las cenizas en los crematorios de sus orillas para dar el adiĂłs.
La primera vez que nos acercamos al rĂo Ganges, era de noche y lo hicimos para poder ver una ceremonia Aarti. El lugar era magnĂfico. Nuestro guĂa nos ubicĂł en las terrazas del Prayag Ghat, a pocos metros sobre los sacerdotes. Todo un espectĂĄculo de luz y sonido, un ritual hipnĂłtico, de sonidos de tambores y cĂĄnticos entonados por miles de personas en oraciones mientras los sacerdotes realizan gestos repetidos en una serie de ofrendas de flores y velas quemando incienso y aceite en honor a Ganga la diosa del rĂo.
Es en ese momento cuando por primera vez descubro la sensaciĂłn de estar en un lugar y en un momento irrepetible. Es ahora cuando comienzo a considerar que hemos llegado al final de nuestro viaje y callado, escuchando y observando me empapo de la emociĂłn junto a miles de personas. Los recuerdos de todas aquellas personas a quien quiero se agolpan y no quiero desperdiciar la oportunidad para desde allĂ, desde la ciudad mĂĄs antigua de la india, desde este destino milenario, exĂłtico y espiritual enviarles el beso mĂĄs grande e intenso de que soy capaz.
Estoy allĂ, viviendo un instante inolvidable junto a Merche y Julian. De vez en cuando nos miramos y sonreĂmos quizĂĄ conscientes del repaso de mente y corazĂłn que cada uno vamos haciendo poco a poco mientras a nuestro alrededor las oraciones y la mĂşsica no cesan en un sonido estremecedor y el humo del fuego de aceites y esencias llega hasta nosotros. Dicen que Benarés debe ser visitado al menos una vez en la vida de todos y cada uno de los ochocientos millones de hindĂşes, nosotros sin serlo, hemos cumplido ese irrepetible momento.
A la maĂąana siguiente, temprano, volvimos para ver amanecer. Hicimos de nuevo el camino andando hacia el rĂo y esta vez con la luz de dĂa vemos la enorme miseria y el enorme nĂşmero de personas que vive en la calle. Cada pocos metros en cualquier rincĂłn algunos cartones, unas mantas y escasos enseres nos seĂąalan el lugar donde algĂşn sin techo pasĂł la noche, quizĂĄ moribundo esperando la muerte junto al Ganges.
Todo estĂĄ preparado y pocos minutos antes de que salga el sol llegamos a las escalinatas. Una pequeĂąa nos ofrece comprar una pequeĂąa ofrenda hecha con hojas y flores de colores con unas gotas de aceite para quemar y depositar junto con un deseo en el rĂo. Nuestro guĂa nos indica que lo normal es depositar estas ofrendas junto con los malos momentos y recuerdos de nuestra vida para que el rĂo lo aleje de nosotros.
Otro momento especial para el recuerdo, un amanecer dorado en el rĂo Ganges. Una atmĂłsfera cargada, con una neblina que no deja ver el sol hasta que ha levantado en su totalidad y un ambiente mĂĄgico que deja ver entre la bruma las casas y los templos en la orilla y miles de hindĂşes en las escalinatas mientras cientos de pequeĂąas barcas, como la nuestra, recorren la orilla en un espectĂĄculo maravilloso de naturaleza y espiritualidad.
Los baĂąos en el Ganges se consideran purificadores y son muchos los hindĂşes, hombres y mujeres, que a esa hora descienden las escaleras de piedra para tomar sus baĂąos y rendir tributo a Surya, el dios del Sol. Benarés tiene mĂĄs de 100 ghats o escalinatas y en ellas estĂĄn los crematorios.
SerĂa impensable que en occidente pudieras ver como incineran el cuerpo de un familiar fallecido al aire libre. En Pashupatinath durante mis "21 dĂas en Nepal" pude presenciarlo y también se puede observar aquĂ. En Benarés pueden arder hasta tres piras a la vez y un cadĂĄver puede tardar en desaparecer en el fuego hasta doce horas. Durante ese tiempo solo los hombres de la familia estarĂĄn presentes, ya que las mujeres lo tienen prohibido.
Nuestro guĂa Ghanesa nos cuenta que el rĂo Ganges sufre crecidas todos los aĂąos llegando incluso a las construcciĂłn es de su orilla. Esa es la razĂłn por la que cada cierto nĂşmero de peldaĂąos de las escalinatas de los ghats podemos ver distintas plataformas, de forma que segĂşn suba el nivel de las aguas, se puedan seguir realizando los ritos y las incineraciones.
Después del paseo en barca, descendimos junto al templo de Baba Mashan Nath Mandir y recorrimos las calles de Benarés para terminar de ver esta parte de la autentica india entrando en lo mĂĄs profundo y controlado de las calles del barrio antiguo donde, excepto nuestro pasaporte, debimos todas nuestras bolsas, tabaco, mĂłvil, mechero y mi preciada Nikon D850 en una suerte de endebles taquillas en el interior de una tienda de especias. Todo ello para poder atravesar los férreos controles militares y podernos acercar al templo de Kashi Vishwanath.
Por el camino podemos ver como en cada casa o pequeĂąo rincĂłn hay un lugar de oraciĂłn o pequeĂąo templo. La religiĂłn lo invade todo, ya sea hinduista, budista o islamista. El templo de Kashi Vishwanath "el que gobierna el universo", es uno de los doce lugares sagrados principales dedicados a Shiva con una cĂşpula de 800kg de oro que corona el templo y es el Ăşnico lugar donde personas de distinta religiĂłn no pueden acceder. La disputa entre hinduistas y musulmanes por los terrenos solo son evitados con la presencia de militares y controles exhaustivos para evitar amenazas y atentados.
Otras visitas en Benarés:
SARNATH: Benarés no es sĂłlo ciudad santa para el hinduismo, también lo es para el budismo. En Sarnath a doce kilĂłmetros, visitamos el lugar donde Buda (principe Siddarta Sayamuni) pronunciĂł por primera vez un sermĂłn antes sus cinco discĂpulos, dando inicio a la primera comunidad budista, dando nacimiento a la Sangha. La historia que allĂ aconteciĂł dio lugar a que Sarnath se considere la cuarta ciudad santa del Islam.
Es un buen paseo para recorrer las ruinas de las stupas y los templos construidos en distintos momentos de la historia. Aunque se denominan asĂ, nada tienen que ver con los modelos arquitectĂłnicos de las Stupas en Nepal. Puedes ver la Stupa Dhamekh de 34 metros de altura, una de las famosas columna de Asoka que sujetaba el pinĂĄculo con los cuatro leones que ahora estĂĄ en el bonito museo de Sarnath y que en la actualidad es el emblema de la RepĂşblica de India.
El lugar es motivo de excursiones de grupos budistas y algunos realizan llamativos ritos alrededor de la Stupa Dhamekh. Dicen que Buda alcanzĂł la iluminaciĂłn bajo el ĂĄrbol de Bodhi y permaneciĂł cinco semanas en silencio porque la verdad que habĂa descubierto era demasiado profunda para poder ser enseĂąada. Ahora hay un enorme ĂĄrbol, del que os pongo una fotografĂa, que sirve para dar sombra a los jĂłvenes y ancianos que pasan por el lugar.
SHRI DURGA TEMPLE: Un pequeĂąo y viejo templo de construcciĂłn cuadrada y de color rojo con una estancia central donde la diosa Durga recibe a cientos de miles de fieles que acuden a ella para pedir que se cumplan sus deseos, mientras la diosa parece que protege a la totalidad de la ciudad de Benarés.
Todos los visitantes pueden acceder al templo, pero solo los hindĂşes acceden a la sala de la diosa. No es posible el uso de cĂĄmaras de fotos o mĂłviles, asĂ que es uno de los lugares junto con templo de Kashi Vishwanath que se quedĂł sin fotografiar. Después de rodear la estancia orando, algunos de los fieles atan pequeĂąos paĂąuelos de color rojo a las barandillas del templo esperando cumplir sus sueĂąos. Si estos se cumplen volverĂĄ a rendir oraciĂłn a la diosa y a desprender su paĂąuelo. Uno de los paĂąuelos rojos del Shri Durga Temple que ya cumpliĂł su propĂłsito volviĂł conmigo en la maleta como recuerdo de la India para mi hija Sara.
BHARAT MATA MANDIR: Es un templo situado en un barrio del centro de Benarés y no estĂĄ dedicado a ninguna deidad, sino a la Madre India. Lo mĂĄs llamativo es un mapa en relieve enorme de la India tallado en mĂĄrmol blando de Makrana. Fue inaugurado por Mahatma Gandhi y el mapa estĂĄ a escala y se encuentra en el centro de cinco pilares que significan los cinco elementos bĂĄsicos de la creaciĂłn, tierra, viento, fuego, agua y cielo.
Es un lugar curioso para visitar. Cuando nosotros fuimos, estaba prohibido el acceso a la planta superior que dispone de unos balcones para poder ver el mapa desde arriba. Coincidimos con varias jĂłvenes hindĂşes estudiantes de espaĂąol que nos saludaron amablemente. Como en muchos otros lugares de la india, el lugar también es centro de acogida para necesitados.
BANARAS HINDU UNIVERSITY: Si hay algo de lo que nuestro guĂa Ganesa estaba orgulloso, era de la Universidad HindĂş de Benarés. La recorrimos en el vehĂculo de la agencia mientras nos relataba algunos datos. Es la universidad residencial mĂĄs grande de Asia, con mĂĄs de 30.000 estudiantes residentes en el campus y ademĂĄs es pĂşblica.
EstĂĄ organizada en seis institutos y catorce facultades entre las que estĂĄn las artes escénicas, derecho, agricultura, medicina, medio ambiente y desarrollo sostenible, periodismo, comunicaciĂłn entre otros, con 140 departamentos y 75 edificios de albergue. Ganesa sonrĂe orgulloso cuando nos cuenta que hay matriculados estudiantes de casi 50 paĂses de todo el mundo y la universidad ha cumplido la friolera de 100 aĂąos de edad.
PASEAR POR BENARÉS: Aprovecho aquĂ para advertiros que desconfiéis de los rickshaw baratos. Si te dicen que te cobrarĂĄn poco es porque esperan sacar algo mĂĄs, o vas donde quiere o te dejarĂĄn a mitad de camino. A nosotros nos pasĂł, pero nos negamos al chantaje aunque debimos andar y recorrer el barrio antiguo de Benares que por suerte ya conocĂamos.
Las ultimas horas de nuestra visita a Benarés la aprovechamos para conocer algo mĂĄs la ciudad y nos movimos prĂłximos a nuestro hotel. Se puede pasear con total tranquilidad y visitamos un centro comercial que en nada se distingue de los europeos excepto en el nivel de vigilancia con arco de seguridad a la entrada.
Julian pudo cumplir su deseo de ver una pelĂcula de Cine hindi bollywood en una sala del centro comercial de sesiĂłn matinal. Merche y yo, hicimos algunas compras de Ăşltima hora y paseamos por los alrededores del hotel observando la vida cotidiana de los hindĂşes.
A mediodĂa salimos hacia el aeropuerto para volver a Delhi y de allĂ a Madrid. Julian continĂşa viaje hacia la ciudad de Katmandhu en Nepal. Le deseamos un estupendo viaje y nos despedimos hasta pronto en algĂşn otro lugar remoto.
Ciertamente es poca la parte de "El Mundo que he visto" hasta ahora. Este ha sido también un viaje maravilloso e inolvidable. En la India nos dejamos llevar por ese caos imparable aunque a veces ordenado, en un recorrido sin descanso, con una sucesiĂłn de visitas y momentos irrepetibles que sin duda culminan con la vitalidad, la popularidad y la espiritualidad de Benarés.
Con unos inmejorables compaĂąeros de viaje hemos pasado por Delhi, Jaipur, Agra, Abhaneri, Fahtepur Sikri, Khajuraho y alguna poblaciĂłn mĂĄs, viajado en aviĂłn, tren, vehĂculos a motor, rickshaw o caminado a pie, visto el templo del Loto, el Taj Mahal, el Fuerte Rojo, los templos del kamasutra o el rĂo Ganges.... y después de todo ello contesto a la tĂpica pregunta sobre los viajes a la India, que segĂşn dicen o no te gusta, o te enamora.
LA INDIA ME ENAMORA !!
Un beso enorme para Inma, Oscar, Julian y Merche a los que deseo el mejor de los viajes de vida. Un agradecimiento a nuestro guĂa Dev Kapoor, que nos acompaùó en la primera parte del viaje abriéndonos los ojos frente al caos, a Ganesa, a Vanesa en Bidtravel y a todos los que nos ayudaron durante el viaje. Buen viaje y hasta pronto
* todas las fotografĂas de este artĂculo se han realizado con una cĂĄmara Nikon D850
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