Revista Cine

Viaje a la Luna

Publicado el 23 noviembre 2011 por Sidhe @leanansid
Viaje a la LunaÚltimamente se respira el la Wasabi Manor un ambiente de exploración y descubrimiento, así que vamos a repasar unas cuantas obras de dos grandes precusores del cine: Georges Méliès y Segundo de Chomón.

Méliès aprovechó su experiencia como ilusionista para impusar a este aún recién nacido arte a donde nadie antes había llegado. Experimentando con las exposiciones, los papeles pintados y muchos trucos, puede decirse que creó los efectos especiales y fundó la ciencia ficción al filmar su más recordada obra: Viaje a la Luna (1902) , más de 60 años antes de que el hombre pisara nuestro satélite. Me gusta mucho revisitar este gran corto de vez en cuando, y no puedo sino admirar la maestría y la magia que desprende esta obra maestra de hace más de cien años.


Recordemos cómo soñaban y se maravillaban las gentes de aquellos lejanos tiempos:
VIAJE A LA LUNA (1902)

...Y vamos a echar un vistazo a otras de las obras de este genio:
LA PESADILLA (1896)

EL HOMBRE DE LA CABEZA DE GOMA (1901)
EL DIABLO NEGRO (1905)

Otra figura muy importante en los inicios del cine fue el español Segundo de Chomón, no tan conocido y frecuentemente comparado (y hasta confundido) con su contemporáneo francés.
También hacía uso de una gran pericia técnica y una enorme creatividad en sus trabajos. Experimentó con el color, y a él se debe el desarrollo del stop motion. Nacido en Teruel en 1871, trabajó en Barcelona, Francia e Italia, siempre para los grandes estudios de la época.
Veamos algunas de sus obras:
EL HOTEL ELÉCTRICO (1908), Todo un clásico

LA CASA ENCANTADA (1908) ¡Impresionante!

EXCURSIÓN A LA LUNA (1906), Uno de los primeros remakes

EL ESPECTRO ROJO (1907)

Además, Segundo de Chomón también realizó algunos documentales (género muy habitual en aquellos tiempos), retratando lugares de la geografía ibérica:
BURGOS (1910 ó 1911)

Espero que hayáis disfrutado de este viaje a los inicos del cine, a aquella época de conquistas en que este séptimo arte era si cabe más mágico y desconocido. No cabe duda de que el cine se hizo para soñar, y más de cien años después, seguimos soñando gracias al embrujo del celuloide.
Pensar siquiera en puntuar estas joyas sería un crimen.
Hasta otra, wasabitas.

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