Viaje a Londres. Día 2

La semana pasada os enseñé en un vídeopost el primer día de nuestras andanzas por Londres, que realmente dio para mucho porque anduvimos lo que no está escrito. Al día siguiente estábamos muertas matás, pero teníamos una nueva oportunidad para patearnos la ciudad. Después de echar una ojeada a un guía que llevábamos, para ver a qué mercado podíamos acercarnos, la duda estaba entre Notting Hill y Candem. Nos decidimos por este último, así que nos  levantamos temprano (07:30 horas), nos aseamos, desayunamos en el hostel, cogimos los bártulos y nos dirigimos hacia el metro para ir al mercado de Candem.

Bajamos del metro en una estación que no era, así que nos tocó caminar otro poco (bueno, mucho), pero aprovechamos para sacar fotos de sitios bonitos, como la iglesia de Saint Pancras.

Después de caminar bastante y preguntar un par de veces, ya estábamos cerca del mercado; así que, como con lal tontería ya era media mañana, paramos a tomar un tentempié en una cafetería monísima. Después de tomar un tentempié reemprendimos el camino, y llegamos al mercadillo. 

Me gustó mucho el mercado. Encontramos algunas paradas artesanas con cosas muy chulas. Yo iba buscando unos pendientes de madera, y los encontré. Así que ya haré otro post cortito, con vídeo, en el que os enseñaré las compritas que hice en Londres (que fue poca cosa, pero claro, tampoco era plan volverme de vacío, ¿no? Bueno, en el vídeo podéis ver algo de lo que compré, jejeje…). Bueno, que me lío. Lo que os decía: me gustó mucho el mercado de Candem. Es muy grande, tiene como muchos… recovecos, no sé si es la palabra adecuada, pero tiene mucha superficie, eso sí. En una de las partes de la planta baja, encontramos como un mercadillo culinario, lleno de paradas de comida de todas partes: española, argentina, jamaicana… Vamos, un sitio en el que se me hizo la boca agua, así, en un plis plas.

Estuvimos paseando bastante entre los puestos. Estuve buscando algunas camisetas de recuerdo para Àfrica Uri y Enoâ de los Minion o de los Angry Birds, que les encantan; pero las de los Minion no estaban en sus tallas, porque eran para adultos. La próxima vez que vaya, que ya será con ellas, seguro que ellas podrán decirme qué les hace ilusión.

Saliendo del mercado, decidimos volver a Covent Garden, así que nos subimos en el metro y para allá que nos fuimos. Llegamos para la hora de comer, así que entramos en un restaurante italiano y comimos allí. Después ya volvimos a callejear por el Apple Market de Covent Garden. De Covent Garden, llegamos hasta Leicester Square, luego a Picadilly… y nos acercamos hasta Buckingham Palace, para ver lo ostentoso que es. Ostentoso y accesible; porque lo de que todos los turistas podamos hacernos fotos en la puerta de la finca, quizás no es necesario. Después de la caminata de la tarde (sí, no paramos de caminar en todo el fin de semana), ya decidimos que era hora de retirarnos; así que cogimos el metro de vuelta a Earl’s Court y nos fuimos al hotel para darnos una ducha y prepararnos para salir un ratito por la noche. A eso de las tres estábamos de vuelta en el hotel para dormir y despertarnos temprano, porque al día siguiente había que empacar para la vuelta a casa.

Me ha gustado mucho Londres. De hecho me han quedado unas ganas inmensas de volver y visitar lo que no he podido ver en este viaje. Me gustaría entrar a museos, me gustaría pasear más tranquilamente por otras zonas, como Notting Hill, tanta fama que tiene… me gustaría ir al mercado de Brixton también… no sé, me falta ver cosas. Evidentemente me falta muchísimo. Londres es una ciudad enorme; pero considero que, para ser mi primer viaje, no ha estado mal.

Pilar, una de mis amigas y compañeras de trabajo me dijo: “Ya verás. Londres te va a gustar mucho, y vas a querer repetir”. Tengo que darle la razón, porque estoy deseando volver a escaparme.