Revista Viajes

Viaje a ninguna parte. Tierras de frontera

Por Zogoibi @pabloacalvino

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Ha querido la casualidad que, desde Bialystok (donde me quedé los últimos días) y buscando un paso fronterizo secundario hacia Lituania, haya venido a parar a la pequeña localidad de Sejny (a diez quilómetros del país báltico) justo en el día de sus fiestas locales. ¡Y qué interesante, ser testigo de una celebración tan pura, apenas infectada por la fiebre global! Bien se conoce que, a estos lugares aislados, las modas tardan más en llegar.

Desfile de majorettes. Sejny.

Desfile de majorettes. Sejny.

Me resulta encantador ver el trasnochado desfile de majorettes –algo que no veía yo desde mi niñez– con la banda local de música detrás, y pasearme por el real de la feria, en la explanada junto a la iglesia, curioseando en los puestecillos de comida tradicional mientras un grupo de sabor nostálgico toca en el escenario canciones de inconfundibles acordes eslavos. Haz clic en esta foto para un breve vídeo encantador.

Haz CLIC sobre la foto para un breve e inolvidable vídeo.

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Especialmente curioso me ha resultado el hecho de que al Camino de Santiago en Polonia, que precisamente pasa por Sejny, se lo nombre aquí en español, Camino Polaco, antes que en su propio idioma, Droga Świętego Jakuba. Estos polacos tienen criterios muy peculiares cuando se trata de adoptar extranjerismos. Por ejemplo, hace poco oí de una nueva calle a la que han bautizado como el héroe de la Guerra de las galaxias, Obi-Wan Kenobi, pero declinando el nombre al genitivo al estilo polaco, lo que resulta en la peculiarísima Calle Obi-Wan Kenobego.

El Camino de Santiago en Polonia pasa por Sejny.

El Camino de Santiago en Polonia pasa por Sejny.

Las fronteras, que con tanto fervor patriótico se defienden y a costa de tantísimas vidas, no son sino caprichos de cambiantes leyes que pocas veces se corresponden con una verdadera realidad social.

Sejny fue fundada en la alta edad media por tribus bálticas, luego disputada durante la baja edad media entre Lituania y los caballeros Teutones, y sólo después, en el s. XVIII, los polacos empezaron a reclamar derechos sobre el territorio y a librar batallas para obtenerlo. También los alegres suecos pasaron por allí, asolando la ciudad como el caballo de Atila; y los imperialistas prusianos, y los omnipresentes rusos.

Al final fueron los quejicas polacos quienes se llevaron el gato al agua, tras la SGM, pero todas las naciones mencionadas han pretendido esta tierra en algún momento de la historia, pese a tratarse de una ciudad muy pequeña y de escasa relevancia económica. Sejny ha sido durante siglos objeto de luchas y destrucciones y ha cambiado de manos muchas veces. Tal es el destino de los territorios fronterizos. Resulta, por otra parte, signfiicativo que, tras los varios asolamientos que ha sufrido, fueron siempre los monjes quienes, con su lento y humilde trabajo, la hicieron resurgir de un modo u otro, asentándose y reconstruyendo sus monasterios allá donde el miedo a la guerra había hecho huir a las poblaciones.

Dicho sea de paso, me irrita la poca comprensión de la historia que muestran los modernos anticristos con su visceral odio a la Iglesia, queriendo aniquilarla y borrar de nuestras sociedades todo rastro de ella, ignorando que ellos mismos no existirían, probablemente, de no ser por el cristianismo; o como si el pasado pudiera cambiarse modificando el presente, orwelliana idea.

Peculiar monasterio fortificado de los Dominicos, único edificio que sobrevivió a la asolación sueca.

Peculiar monasterio fortificado de los Dominicos, único edificio en Sejny que sobrevivió a la asolación sueca.

El hotel donde me alojo en Sejny, pese a los evidentes signos de remodelación, conserva también, aún, cierto sabor de años 70 en su estilo y mobiliario. Limpio y decente, el precio me resulta ridículamente bajo. Se nota ya la proximidad de los países bálticos.

A la mañana siguiente lo primero que hago es comprar moneda lituana en uno de los varios kantor (oficinas de cambio) que encuentro junto a la plaza. Polonia es uno de los mejores países que conozco para esta tarea: abundan los kantor, que nunca cobran comisión y suelen tener unos márgenes muy pequeños, a veces de apenas el 0,2 %.

Pese a la homogeneidad de los países europeos, cada vez que cruzo una de sus fronteras experimento una ligera emoción, como quien espera una pequeña sorpesa. ¿Que habrá detrás, cómo serán las carreteras, cómo vivirá la gente, qué tipo de idioma tendrán, serán amistosos u hostiles, será fácil la comunicación..?

Cruzando la frontera lituana.

Cruzando la frontera lituana.

El punto fronterizo por  el que cruzo está totalmente desierto, sin policía ni control aduanero. Apenas hay unas parcas instalaciones desiertas cuyo estilo hace ya presentir la pobreza del país en que estoy a punto de adentrarme…

Pero aquí lo voy a dejar, de momento. Lo que haya de encontrar en Lituania será ya objeto de un nuevo capítulo.

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