Días anteriores del viaje a París:
1: Barrio Latino y París iluminado
2: París Esencial + Leyendas y misterios
3: Walt Disney Studios y Disneyland Park
Turismo funerario en el cementerio de Père-Lachaise
Después de Disneylandia necesitaba un cambio de aires, así que decidí dedicar mi cuarto día del viaje a París al turismo funerario. Lo primero fue visitar una de las mayores concentraciones de arte escultórico y arquitectura fuera de museos: un cementerio. En concreto, el famoso cementerio de Père-Lachaise.
Llevaba un plano con algunas tumbas emblemáticas que había elegido, no tanto por el personaje que estaba enterrado en ellas como por la belleza o curiosidad de la tumba. Algunas de las más bonitas e interesantes son la de Eloísa y Abelardo (pareja legendaria), Robertson (aeronauta y creador de fantasmagorías), Chopin (célebre compositor), Demidoff (aristócrata rusa), el general Foi, Victor Noir (periodista asesinado por Pierre Bonaparte al que todo el mundo toca los pies, el paquete y los labios para conseguir una buena vida sexual) y Oscar Wilde. Pero un consejo: si haces esta pequeña excursión, no olvides perderte y pasear por zonas que no tienen tumbas de renombre. Muchas de las más bellas, originales, bizarras o interesantes no pertenecen a ningún famoso.
Vi una buena parte del camposanto, especialmente de la parte derecha, que tiene la mayor concentración de tumbas de renombre y, al ser más vieja, creo que es la más bonita. La parte izquierda apenas la vi, pues ya había visto todas las tumbas que quería y, aunque iba una hora adelantada respecto a la precisión, decidí ir con calma a las catacumbas.
Turismo funerario en las Catacumbas de París
Fue una suerte haber salido del cementerio una hora antes de lo previsto, porque me tragué dos horas de cola en las catacumbas. Llovía y hacía frío, pero la verdad es que entré en el entrampamiento clásico del turista: demasiado tiempo para lo que esperaba ver pero, como ya llevaba mucho rato, abandonar no era opción. Además, ¡oh, sorpresa!, la entrada costaba 3€ más de lo que se anunciaba.
Todo para apenas media hora caminando por pasillos llenos de huesos, muy estéticamente colocados, sí, pero realmente no merecía la pena 2 horas de cola y 13 € para eso. Ni la angustia porque no iba a llegar al Tour de Montmatre. Fue una absoluta decepción y me sentí bastante estafada, ¡si al menos el recorrido hubiera sido más largo!
Al final, claro, sí llegué con tiempo al free tour porque, como ya dicho, a pesar de la larga cola, la visita solo fue media hora. Incluso me dio tiempo a pasar por el hotel y adecentar un poco la habitación.
Montmatre, barrio bohemio, no tiene mucha historia más allá de la de los artistas y personajes que vivieron en él. Aun así, fue interesante. Era un lugar de paisajes y molinos que se convirtió en la zona barata de París, lo que hacía que todos los artistas acabaran allí. Y el barrio creció gracias a ellos, cuyos cuadros y su forma de vida, en su momento, no estaban bien vistos. Nuestro guía era bastante buen narrador, por lo que se me hizo ameno.
Empezamos en el Moulin Rouge, muy ligado a Toulouse-Lautrec (y más espectacular en fotos que en persona). Luego subimos al famoso café de la película Amelie y visitamos el Muro de los "Te quiero". Seguimos hacia arriba hacia el Bateau Lavoir, muy relacionado con Picasso. Continuamos hasta el Moulin de la Galette (este sí fue un molino auténtico en su época y sobrevivió gracias a un acto heróico de un chiquillo que fue desmembrado por los rusos), que inspiró a muchos artistas como Renoir. Vimos también la estatua de Dalida (hay que tocarle los pechos para tener suerte...), la Plaza de los pintores (que apenas tiene ya pintores porque el ayuntamiento cobra mucho y solo pueden permitirse los puestos los restaurantes, para poner terrazas) y finalizamos en el Sagrado Corazón, que es preciosa tanto por dentro como por fuera y tiene unas vistas estupendas.
De vuelta al hotel descubrí por qué me habían dicho que era un barrio chungo, ya que hay una avenida en la que todos los comercios son o bien sex shops o bien club de alterne.
Consejos para visitar París (4): A la caza de un baño público en París
En París hay muy pocos baños públicos y los que hay están bastante bien escondidos, aunque gracias a google es fácil localizarlos. Pero una vez encuentras uno es fácil reconocerlos: casi todos tienen forma de kiosco y están sorprendentemente limpios. Esto es porque tienen un sistema de lavado automático que limpia todo el interior del baño. A mí casi me pilla dicho lavado dentro, pero por suerte tiene apertura de seguridad ^^. Además, todos los aseos públicos tienen cerca un mapa donde te dice las localizaciones de otros puestos (por si están estropeados u ocupados) y hay señales en las calles.
Aprovecha estos y todos los que te encuentres en las atracciones a las que vayas: los de los centros comerciales son de pago, así como los más visibles, como el de al lado de Notre Dame. No caigas en la trampa, hay baños públicos relativamente cerca de esos de pago y, si puedes aguantarte, mejor que mejor si vas a esos. Si no, por lo que cuestan, casi que mejor entra en una cafetería y toma un café.