Revista Viajes

Viaje a París y Alsacia en 10 días: nueva incursión en Francia, siempre un planazo

Por Mundoturistico

Ya he dicho en más de una ocasión que Francia es una delicia turística. Además de ello, por la cercanía, es siempre una gran opción para viajar. Este verano era la primera vez que viajábamos con Luca, mi bebé de casi un año y medio; por lo que Alsacia nos pareció un planazo. Sabíamos de su belleza en época navideña y además, podíamos llegar a ella fácilmente en tren haciendo escala en París. Así, hicimos una nueva incursión en el país galo por 10 días y volvimos de nuevo maravillados con todo lo que ofrece.

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Primera parada: París, una ciudad a la que siempre volver 

París es, como adelanto, una ciudad a la que seguramente volveré varias veces a lo largo de la vida. O al menos eso me gustaría. De hecho, esta segunda vez en la capital francesa hizo que me gustara más que la primera. Quizás las expectativas eran inferiores; o tenía tantas ganas de viajar tras nacer el bebé que lo viví todo intensamente. Lo que está claro es que París da para mucho. Porque su centro tiene muchos puntos que recorrer sin descanso y gozarlo; porque tiene cafés con un gusto especial; barrios donde perderse y dejarse sorprender; sitios turísticos donde destinar un rato largo; momentos de música callejera para sentir el gusanillo viajero a flor de piel; buena gastronomía que disfrutar; lugares diferentes; museos…

Día 1: visitando los clásicos turísticos de París

Estuvimos en la capital francesa dos días y el primero de ellos, lo dedicamos a ir a los clásicos. Pero dimos un paseo encantador. Fuimos en metro a la parada del Hotel de Ville, para después de pasar por la plaza del Ayuntamiento, ir en dirección a Notre Dame. En ese punto, cruzamos el Sena y nos embarcamos en callejear por el barrio latino y sus estrechas, animadas e irregulares calles.

Viaje a París y Alsacia en 10 días: nueva incursión en Francia, siempre un planazo

Nos acercamos a la Fuente de Saint-Michel, que nos resultó muy chula. En su momento, la construcción, aunque nació con vocación de ocultar la estética de la fachada antigua, fue muy criticada. Marcaría con todo ello el inicio de que las fuentes fueran llevadas a parques y plazas, algo que hoy es habitual.

Tras comer, ya en dirección a los Campos Elíseos -donde no llegamos-, paseamos a orillas del Sena, llenando los pulmones de aire de la ciudad. Paramos obligadamente en las instalaciones del Louvre, pero después, seguimos caminando pegados al río (en la primera ocasión que estuve fui más por la parte interior, de Tullerías hacia arriba) y descubrí una zona preciosa de París, con mención especial al Puente de Alejandro III, precioso, donde se logran unas vistas únicas del río y la Torre Eiffel. No quisimos dejar de acercarnos a ella, aunque fuera solo para admirarla desde su entrada.

Día 2 en París: free tour por Montmartre y descanso 

En el segundo día en París, queríamos hacer un free tour y como ya habíamos recorrido el centro, elegimos uno por el barrio de Montmartre. Fue interesante porque nos llevaron por alguna calle que no conocíamos, pero en general, no nos aportó demasiado. Se centraba mucho en detalles que ya nos sonaban y en la vida de Van Gogh, de la que también estábamos bastante al corriente. Pero la verdad es que yo repetiría porque este tipo de tours siempre te aportan y te ofrecen otras perspectivas. 

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Tras acercarnos al ‘Muro de los te amo’ porque lo teníamos muy cerca, ese día por la tarde lo dejamos para descansar por el barrio donde nos alojábamos: Batignolles. Nos gustaba mucho su ambiente y descansamos en el parque Martin Luther King, que además de estar muy bien preparado, tenía chorros del agua para poder sofocar el calor y darle un descanso al peque.

Segunda parada: Estrasburgo

Después de dos días en París, partimos hacia Estrasburgo, bien conectado en tren. Es una ciudad bastante manejable y muy bonita: llena de canales, flores y casas típicas de Alsacia, coloridas y con grandes balcones de madera. Nos hicimos bastante bien con la urbe, recorriéndola también en dos días. 

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En la primera jornada, visitamos la pequeña Francia, la plaza de la Catedral y otras como la de Kleber y la de Gutenberg. En la segunda jornada seguimos nuestro paseos por el puente Corbeau y plazas algo más escondidas como la de Marché Neuf o la de Temple; y por la tarde visitamos el Parlamento Europeo por libre.

Tercera parada: Colmar (y Eguisheim)

En una tercera parada, llegando también en tren, alcanzamos por fin Colmar, el destino al que más ganas le teníamos de Alsacia. Esta ciudad, conocida especialmente por su fama en la época navideña (cuando se engalana y convierte en un lugar de cuento), es realmente preciosa. Por eso, creo que también merece la pena conocerla fuera de la temporada más alta. En mi opinión (y teniendo en cuenta que solo conozco una de las dos caras de la moneda), mejor, evitando las riadas de gente y acompañados por buen tiempo. En verano había bastante turismo, pero nada agobiante.

Llamativa, coqueta, colorida, cuidada, tradicional y moderna, agradable, vistosa, encantadora… seguramente haya muchísimos adjetivos con los que admirar a Colmar.

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Allí teníamos tres días, y nos lo tomamos con mucha calma. Una de las razones es que Luca ya estaba algo cansado y bajar el ritmo ayudó. Además, al no ir en coche, era más difícil conocer más pueblos de Alsacia porque las conexiones en transporte público no son buenas y los tours son caros, así que no nos volvimos locos con conocer muchos lugares (algo que me pasa muy a menudo).

En resumen, conocimos los principales puntos de interés de Colmar sobre todo en las mañanas de dos de los días que tuvimos:

  • la pequeña Venecia
  • el Parc du Champ de Mars (perfecto si viajas con niños, pues tiene unos chorros de agua para sofocar los calores)
  • animada Rue des Marchands (donde nos alojábamos y donde está ubicada la Casa Pfister)
  • La Gran Rue de Colmar, plagada también de bares, restaurantes y ambiente
  • la Colegiata de San Martín y la plaza de la catedral, un rincón precioso, también donde comer o tomar un café
  • las calles más comerciales, como rue Des Clefs y Rue Vauban
  • Rue des Têtes y la casa de nombre homólogo

En el tercer día en Colmar y después de equivocarnos al coger el autobús, llegamos a otro pueblo de la zona en taxi: Eguisheim. Esta localidad es más pequeña y en su práctica totalidad es de cuento. La actividad principal que hacer en este lugar es pasear y admirar la belleza de sus calles, que como las de su pueblo vecino, no tienen pérdida. Cada rincón es una pasada. 

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Último día en París. Au revoir Francia!

A la vuelta, aún tuvimos un día en París (para ir relajados y no concentrar los días de viaje), y como nos alojábamos en otra zona (Picpus), pudimos visitar nuevos lugares y tener otra imagen de la capital francesa. Nos acercamos a tres puntos que reafirmaron en la idea de que París da para mucho; y que su gusto y clase son infinitos. Estos fueron: la plaza de Aligre, animada y encantadora zona de vinos; el barrio de Bercy, con Bercy Village y el parque de Bercy como máximos exponentes; y la Pasarela Simone de Beauvoir.

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Datos prácticos del viaje a París – Alsacia

Dónde alojarse: 

París: hicimos dos paradas. Una de ellas en el Hôtel LUX PICPUS, céntrico y bastante humilde, por lo que es buena opción si no tenéis muchas expectativas pero queréis gastar lo justo. La otra, el apartamento Amazing apartment 1BR6P – Batignolles lo recomiendo si no es verano, pues casi morimos de calor. Es súper bonito, la zona me encantó y no era caro, pero al no tener aire acondicionado la experiencia no fue especialmente buena para nosotros.

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Estrasburgo: Nos alojamos en el apartamento Appartement neuf, centre-ville, 400m de rivetoile, sencillo pero útil. Quizás no es la mejor opción si viajáis con bebé, ya que está algo alejado del centro, pero es una opción muy barata. Ideal si no os importa andar un poco y queréis ahorrar.

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Colmar: nos alojamos en un hotel encantador, el My Sweet Homes – Le 15, que os recomiendo mucho, ya que me pareció moderno, muy céntrico, limpio y coqueto. Además no era especialmente caro.

Viaje a París y Alsacia en 10 días: nueva incursión en Francia, siempre un planazo

Cómo moverse:

Como ya adelanté, los grandes movimientos los hicimos en tren, utilizando siempre la web de Omio, que me parece que funciona súper bien (de hecho he repetido al sacar otros billetes en Europa). Al tener los billetes en el móvil, se hace súper cómodo y fácil moverse así por esta zona.

En cuanto a los movimientos dentro de Alsacia en las ciudades de la zona, comentar que cuando queríamos ir con el bebé en taxi los cinco siempre nos ponían problemas porque dicen que el máximo de pasajeros son cuatro. Aunque algunos hacían la vista gorda, en una de las ocasiones, desesperados, llegamos a la conclusión de que lo mejor era coger dos taxis. Os recomiendo también si no la habéis utilizado la app de Bolt, que es como Cabify o Uber. Esta última plataforma también está presente en la zona.

Bonus track: ¿Por qué Alsacia es un buen destino para viajar con niños?

Colmar me parece una gran opción si comienzas a viajar con niños. La razón es que es un viaje que no será demasiado largo, pues puedes coger un avión a París y luego un tren a Colmar (yo lo hice así pero también puedes ir a Basilea y coger un coche o tren a la zona de Alsacia). Y además, se llega bien en tren, lo que es ideal si tienes un bebé al que no le gusta mucho ir en coche. A Luca no le gusta nada y es un verdadero quebradero de cabeza que aguante sentadito en su silla.

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Además, Francia en general es un país avanzado donde casi nunca falta nada en los lugares públicos. He visto muchos cambiadores en bares y restaurantes; y es bastante común que en las ciudades haya chorros de agua en verano, donde nuestros bebés y niños se lo gozan si aprieta un poco el calor. Así que para mí fue un destino ideal para viajar con el peque.


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