Uno de los lugares más populares para viajar a una playa paradisíaca y uno de los rincones más conocidos del Caribe es sin duda la República Dominicana. La isla más grande es La Española y allí es donde aterrizamos para quedarnos unos días en un estupendo hotel de Punta Cana. Desde allí, aunque la mayor parte del tiempo se suele pasar en los enormes hoteles y tomando el sol, nosotros decidimos conocer algo el país e hicimos excursiones extras.
Fue colonia española y entre los vestigios que quedaron allí está el idioma, así que la comunicación no representa ningún problema, además de unirse al carácter sonriente, amable y educado de los Dominicanos. Playas de ensueño, impresionante vegetación, cultura, campos de cultivo y muchas otras cosas que ver.
Incluso podemos ver algunos de los lugares donde se han grabado películas muy conocidas como las de Rambo, en los altos del Chavón que es una villa de tipo mediterráneo antiguo construida en una altura sobre el río Chavón- Es la sede de un centro cultural, el Museo Arqueológico nacional, y la llamada Ciudad de los Artistas.
Punta Cana se encuentra frente al Océano Atlántico con lo que las playas son animadas en cuanto al oleaje aunque desde luego de blanca y fina arena con aguas turquesas. Los Cocoteros o plantaciones de caña se extienden en todas direcciones y merece la pena su visita para entender como los agricultores se ganan la vida. Los duros trabajos en los campos son realizados por emigrantes haitianos que son la mano de obra más barata.
Para ver las playas como en las películas hay que atravesar la isla hacia el mar Caribe. Hay un buen número de posibilidades con excursiones de un día completo a Isla Saona en el parque nacional del este. Aguas transparentes a las que se llega en lancha en grupos de veinte personas. La oferta de excursiones o actividades son amplias.
Montar en lancha rápida, snorkel en el arrecife donde con unas migajas de pan podrás atraer multitud de peces de colores a tus manos. Conducir un jeep entre las cosechas de coco o de caña tu mismo es otra de las opciones para acercarte más a la población atravesando aldeas y pequeños poblados para degustar especialidades de café locales, visitar una típica casa de campo y una plantación de cacao. En nuestro caso visitamos a la familia de "Chapi".
Sobrevolar la isla en helicóptero es otra opción, aunque esta durará bastante menos tiempo no te dejará impasible y el emocionante recorrido dará paso a la belleza de la costa sureste de República Dominicana y el mar transparente visto desde las alturas viendo como se dibujan los barcos de pesca y los tiburones en el agua.
En cualquier momento se puede pasear por la playa y pasando de hotel en hotel visitar la zona de Playa Bavaro con una preciosa plaza donde las tiendas se ponen a tus ordenes y el regateo se convierte en deporte a la hora de comprar algún recuerdo. Se puede incluso coger el transporte público, una gua-gua típica.
Un safari en jeep nos permite divertirnos con un jeep descapotable por el borde del mar y los paisajes rurales, campos de caña de azúcar y plantaciones de tabaco, donde todo el mundo te sonríe y los escolares van perfectamente uniformados y limpios a los colegios. Las viviendas rurales son de maderas a través de las que pasa el aire y la luz que llaman la atención.
Como veis, nada para aburrirse, además de las opciones del hotel con piscinas enormes, comida y bebida a todas horas, playas y palmeras y espectáculos con baile durante la noche. Este viaje le hicimos en el año 2006 y no contaba con mi Nikon D7100, pero las fotografías que ilustran este artículo, como siempre, son mías.
Buen viaje.
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