Hablar de las cabezas acojona, y más cuando quien te habla es alguien que ha tenido la suya dada la vuelta como un calcetín.
Leer este libro me ha hecho sentir una mezcla entre estar dentro de la mente de su autor (afortunadamente, ahora vuelve a ser una zona transitable), y estar sentada junto a él, charlando en un sofá. Su voz ha estado literalmente dentro de mi cabeza durante toda la lectura, y ha sido algo inevitable y estupendo, la verdad.
Asusta leer hasta qué punto puede llegar un cerebro a jugar con la percepción del mundo y a distorsionar la realidad que conocemos.
Lo lees y piensas: «¿cómo es posible poder llegar tan lejos sin que nadie se dé cuenta?». Pero lo sigues leyendo, y te reconoces en algunos de los párrafos, y entonces tomas conciencia de que igual ese universo no dista tanto del tuyo, o al menos parece tener alguna que otra lanzadera con línea directa…
Así que léelo, por si las voces vienen, que ya hayas vivido este viaje al centro de la locura, y puedas estar preparado.
Punto para los locos. Punto, juego, set y partido.
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