Voy hasta la última estantería de la biblioteca con la intención de sacar en préstamo algo de Zweig, sin importarme demasiado el título en concreto; tal vez pensando en Novela de ajedrez, que reseñó César hace pocos días. Viaje al pasado no me sonaba de nada: ni de ver la portada, ni de leer reseñas, ni de haber oído siquiera el título… Pero como estas razones no son suficientes con Zweig, me lo llevé a casa. Gran acierto.
Dedico una parte de una mañana de domingo (sólo una parte porque es cortito) a investigar si las personas se hacen diferentes a medida que pasa el tiempo, si una separación de 9 años puede hacernos cambiar de opinión o si, por el contrario, los sentimientos permanecen intactos incluso cuando la Primera Guerra Mundial escinde a la mitad tu vida. ¿Puede sobrevivir el alma de recuerdos pasados, o necesita nutrirse del día a día? ¿Sólo hay una oportunidad para el amor, o nos podemos permitir el lujo de esperar momentos mejores?
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