Revista Literatura
El viejo muñeco yace en la orilla
tirado como un traje anticuado,
remando voy, en una canoa
hacia el centro de mi corazón.
Fluye algo en mi interior
que me hace ir mas aprisa,
salpicada de agua
se ríe a carcajadas, mi alma.
Sabe que la inmortalidad
nos acompañara por largo tiempo,
la memoria se hundirá en las aguas
sin desvelarse, sin desespero.
La paz soplara sobre nuestra frente
derrochándose y jugando a perderse.
Tranquilos, navegaremos sin ambiciones
que desequilibren esta barca.
Las perversas ilusiones del corazón
cobrado su precio, dormirán seguras.
Sin substancia, los colores de la vida,
pasearan por la otra orilla.