5 de JulioBeati quorum viaCharles Villiers Stanford (1852-1924)
En cierto modo, si tenemos en cuenta el incesante intercambio de ideas musicales que corren adelante y atrás en el tiempo y el espacio, todo compositor clásico debería considerarse maestro y estudiante a la vez.
Lo malo, o lo bueno, es que en la historia ha habido muchos grandes compositores cuyo objetivo en la vida ha sido orientar a la siguiente generación, con peligro de ser superados en fama y grandeza por sus discípulos. En la actualidad no vemos a tantos compositores destacados que además den clases regularmente, aunque, por supuesto, hay gloriosas excepciones.
Stanford, nacido en Dublín y educado en Leipzig, es un ejemplo palmario de compositor que dedicó su vida a enseñar y cuya fama fue eclipsada en el ejercicio de su docencia. A los veintinueve años fue uno de los profesores fundadores del Royal College of Music de Londres (no confundir con la Real Academia de Música), donde trabajó el resto de su vida. Entre sus alumnos famosos estuvieron Gustav Holst, Ralph Vaughan Williams, Frank Bridge, Samuel Coleridge- Taylor y otros.
Arrogantemente antivanguardista —su idea de genio era Johannes Brahms, que cada vez estaba más pasado de moda—, Stanford era un enamorado de la ópera y compuso por lo menos nueve, ninguna de las cuales ha entrado nunca en el repertorio. También compuso siete sinfonías y otras obras orquestales a las que se hizo poco caso. Pero en el terreno de la música coral se le tiene en gran estima; algunos incluso lo consideran responsable del renacimiento vigesimosecular de la música coral británica, que tantos bellos frutos ha dado.
Su musicalización del Salmo 119 es realmente hermosa:
Beati quorum via integra est, Bienaventurados los que andan por camino rectoqui ambulant in lege Domini. y obedecen la ley del Señor
Clemency Burton-Hill