Viajes que te hacen sentir más mamá, más mayor, más en paz.

De vuelta de mi rincón de los abrazos solo puedo reflexionar lo rápido que va la vida, todo lo que perdemos por el camino, todo lo que no damos aunque estemos deseando darlo, todo lo que callamos aunque estemos deseando gritarlo.
Esta mañana era mi mano la que sujetaba el café como todos los días, pero de golpe he mirado hacia abajo y algo ha cambiado, mi mano era mi mano, pero no la mano de antes, la de hace algún tiempo, las manos no engañan ni traicionan son puras confesoras de la edad y del paso del tiempo, de un tiempo que no para y que pasa rápido, tan rápido que casi es como una frase hecha que se usa de manera excesiva sin pararse a tomar conciencia de ella.
Nunca me ha gustado hacer apología del tiempo que pasa, yo soy yo y mis experiencias, las buenas y sí, también las malas.
Pero es cierto que la vida pasa deprisa, hoy quisiera volver a ser niña, descansar por un día de mi papel de madre y volver a esos no recuerdos que tengo pero que a menudo invento al tener la necesidad de sentir que un día también yo fui hija.
Pienso que hace poco, muy poco era yo la que me peinaba con coletas, la que usaba medias hasta las rodillas y paraba en el Kiosco de toda la vida a comprar mis 25 pesetas de chuches antes de entrar en el cole, la verdad en que menuda generación la del 81!!!!!!
Ahora pienso en esa prisa que teníamos por  crecer, empezar el instituto,  cumplir los 18 y luego, luego llegan los 20 y 25 y con ellos el cuarto de siglo y luego los treinta y así pasa la vida con prisa, sin oír los minutos ni las horas que nos mienten en silencio marcando un tiempo que no tenemos, un tiempo que pocas veces disfrutamos.
Y de golpe empiezas a ser consciente de tus miedos, de los temores, de lo que duelen los hijos y es ahí cuando entiendes a tu madre y a tu padre y a esa famosa frase.
Cuando seas madre sabrás lo que duelen los hijos!!!

gracias por esta hermosa foto Sandra, te quiero!!!

Y vayan si duelen, es más que dolor, para mi ser madre se ha convertido en un reloj que me recuerda a cada momento que la vida pasa rápido, que mi pequeño, ese que hace un suspiro no era más grande que mis dos manos, se ha convertido en un pequeño de dos años y medio lleno de luz y de vida y sin temores, tiene tan poco miedo, y yo cada día tengo más y más miedo a todo.
Con los años he aprendido a perdonar, a entender y a no juzgar, con los años he aprendido a aceptarme y sobre todo a no mentirme ni cuestionarme, soy yo, con mis rarezas, con mis "neuras" y con mis virtudes, que alguna habrá, aunque tampoco es plan de ser presuntuosa. 
A lo que voy, que mi rincón de los abrazos más que nunca me ha recordado lo que un día fui, lo que soy y lo que quiero ser, me he encontrado con una mitad que creí perdida pero que siempre ha estado ahí solo que ella también se había perdido, a ti, a mi otra mitad gracias por esas miradas de verdad, gracias por no bajar los ojos.
El tiempo pasa, no se puede parar, tardamos en darnos cuenta de las cosas, es un fallo natural del ser humano, perdemos el tiempo culpando, no perdonando, cuestionando, sufriendo, callando, perdemos abrazos, perdemos miradas, perdemos amigos, recuperamos familia, encontramos abrazos, lloramos, lloramos, lloramos mucho, lloramos por todo y lloramos por nada, somos débiles, pequeñas piezas de un extraño rompecabezas que no se sabe muy bien quien juega, pero nos superamos, siempre nos superamos, hasta el dolor más terrible, hasta la muerte del ser más amado somos capaces de encontrar fuerzas, de llorarlos, de enfadarnos y si de superarlo, aunque el corazón quede roto, quede destrozado, lleno de rabia y de un sincero dolor acabamos encontrando el perdón y la valentía, porque para eso sirve el tiempo, para darnos cuenta que somos imperfectos y perfectos al mismo tiempo.
Pero cuidado porque el tiempo es frágil, es débil, todo puede cambiar en un solo segundo, así que es mejor no desaprovecharlo y acordarse de decir siempre TE QUIERO.
Agradezco como siempre y más que nunca la forma tan especial de ver la vida que tiene mi hijo, pues además de hacerme mejor persona, siempre consigue hacer que los demás también saquen su mejor versión, así que a mi pequeño gracias por ser el nuevo punto de unión, gracias por una segunda parte.
Porque todos los viajes que hagáis en vuestra vida sean inolvidables y llenos de segundas oportunidades.
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