In memoriam
Es triste que alguien nos tenga que dejar para que algún descerebrado como yo se decida a descubrir su música. Triste pero habitual. Y es que Vic quiso irse como vivió, sin hacer mucho ruido, sin la necesidad de trascender. Y al fin y al cabo su música no fue más que un reflejo de su propia vida.
At the Cut fue el penúltimo disco del malogrado Vic Chesnutt y en él casi se intuyen los motivos de una decisión que se antoja muy meditada.
¿Comprensible? ¿Racional?
Ironicamente superdotado musicalmente, Chesnutt nos muestra en apenas diez cortes su particular universo, en el que nos encontraremos con la habitual melancolía que destilan las melodías de raiz americana, pero donde no cabe el engaño. Sabemos perfectamente que lo que nos quiere transmitir proviene de sus propias entrañas, de lo más profundo de su dolor, de su soledad, de la pesadilla sin fin, del encierro del que no puedes ni podrás escapar.
Especialmente desgarradora resulta la canción que abre el disco y que sin embargo podría servir perfectamente de epílogo, como nota de despedida, casi como justificación anticipada: I’m a coward repite una y otra vez la más que nunca rota voz de Chesnutt, mientras inevitablemente se nos encoge el corazón.
"Coward" (live)