Revista Libros

Vicente Prada

Por Acalvogalan

VICENTE PRADA
Mencionado por:
Mónica López Bordón
Carlos Fernández del Ganso
Carmen Ortigosa
Menciona a:
Mónica López Bordón
Carmen Ortigosa
Soledad Caballero
Carlos Fernández del Ganso
Miguel Óscar Menassa
Carmen Salamanca
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Micaela Serrrano
Cruz González
Norma Menassa
Alejandra Menassa
Bio-bibliografía

Nace en Madrid en 1963. Reside en la actualidad en Alcalá de Henares.

Empresario, licenciado en Ciencias Empresariales. Máster en Innovación y Gestión del Conocimiento. Integrante de la Escuela de Poesía Y Psicoanálisis Grupo Cero. Desde 2004 pertenece al taller de poesía de Alcalá de Henares coordinado por Carlos Fernández. Asimismo, desde 2008 pertenece al taller de poesía que coordina Miguel Oscar Menassa en la Escuela. Alumno del Seminario Sigmund Freud que imparte esta misma Escuela desde 2002. Socio fundador de la Productora Cinematográfica Cinenormal, desempeñando el cargo de Consejero Delegado. Es director y accionista de varias empresas y Presidente de ACEDAP (Asociación Comarcal de Empresas de Daganzo, Ajalvir y Paracuellos de Jarama). Publica en www.poesiagrupocero.com. Asimismo ha creado su propio blog de poesía: http://ojosdeltiempo.blogspot.com.

Ha publicado su primer libro de poesía titulado LABIOS DEL TIEMPO.

 


Poemas

 

ESTAVEZESPAÑA…1939

 

En un rincón del olvido

donde las almas turbias duermen,

viejos secretos inundan espíritus errantes

fantasmas de hermanos perdidos golpean

_____________________oídos sordos.

 

Altos muros dividen corazones cobardes,

espesa sangre como barro

marca huellas en caminos sembrados de

_____________________azucenas.

 

Era el aroma de la pólvora

lo que envolvía el aire de aquel otoño

manos curtidas en el calor del campo,

habían empuñado fusiles

que secaron las rosas del destino,

que mataron las blancas palomas

entre ecos de cristal y espanto,

y en un cantar de Octubre

bailaron la paz en llanto.

 

PAJAROSNOCTURNOS


“Y por eso las bocas que besaron

son sus favoritas.

Tienen más vida que quitar:

la vida que confiere

a toda boca

el don de haber sido besada”

Pedro Salinas.

 

Vastos desiertos de soledad

agitan el pulso de la vida.

Mis labios recorren los surcos

que tu piel desnuda muestra

____________en la penumbra.

 

Los ecos del silencio

alimentan las cenizas de la noche,

beso tu boca humedecida

con palabras vestidas de deseo.

 

¿Qué extraño presagio marca el rumbo

_____________de nuestras vidas?

Viajamos al sur de nuestras risas,

y frente al mar, bajo palmeras,

a veces invocamos al amor y nos saluda

el dolor disfrazado de alegría.

 

Nuestros cuerpos se acercan lentamente

al encuentro de los besos,

de unos labios que ya fueron conquistados.

 

Amantes de la primera vez

pasiones que fueron antes de ahora,

envueltas en océanos de desengaños

y de inocencias perdidas en secretas noches

_______________de cielos estrellados.

 

¿Ya no volverán a ser nuestros cuerpos?

¿Dónde irán a postrarse cuando ya no puedan

_________________________caminar?.

¡Qué más da!

Caigan donde caigan

 

habrá cielo,

habrá tierra,

habrá Universo

y sólo perdurará

la historia contada de nuestros besos,

de nuestro amor.

 

POETA DEL PUEBLO

 

A Antonio Machado.

 

Bajo un cielo corrompido,

de metralla y agonía,

de pueblos cautivos y martirios a quema ropa,

un 22 de Febrero de 1939,

te llegó la hora, Antonio.

 

Tiempo lúgubre,

donde los pájaros,

postrados a la cabecera de tu lecho,

cantaban sin cesar:

“caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

 

Un último poema descansaba en el bolsillo de tu gaban,

dos tristes sillas sostenían el ataúd,

que arropado con la bandera tricolor,

gemían plegarias desesperadas.

Y la poesía, con amargura,

suplicaba una oración para el desesperado,

para el abandonado.

 

Portador del secreto de las sombras prisioneras de la tierra,

de la amistad del desierto,

de los amores fulmíneos,

de esos campos de Castilla,

tan indelebles, ardientes, vibrantes,

de altas cumbres, valles hechizados y lagos dormidos.

Encinares de oscuras malezas y pardas encinas,

olmos secos, viejos, heridos por el rayo.

 

Ni el tiempo, ni los inquisidores, ni los buitres,

salpicaron siquiera uno sólo de tus versos.

 

Setenta años después,

tu buzón está lleno de cartas;

¡no mueras, te amo tanto!

¡quédate hermano!

¡vuelve a la vida!.

Y otro poeta, de nombre César Vallejo,

dejó escrito con voz estrangulada

y perturbadora densidad,

un verso que bien vale un epitafio:

“tanto amor y nopoder nada contra la muerte”.


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